El príncipe de la niebla (The Prince of Mist)

El príncipe de la niebla (The Prince of Mist)

by Carlos Ruiz Zafón
El príncipe de la niebla (The Prince of Mist)
El príncipe de la niebla (The Prince of Mist)

El príncipe de la niebla (The Prince of Mist)

by Carlos Ruiz Zafón

Paperback(Spanish-language Edition)

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Overview

Una misteriosa casa alberga un misterio inimaginable . . .

Son tiempos de guerra, y la familia Carver decide dejar la ciudad donde vive para instalarse en un pequeño pueblo costero donde han comprado una casa. Pero desde el momento en que cruzan el umbral de la puerta, comienzan a suceder cosas extrañas. En la misteriosa casa aún respira el espíritu de Jacob, el hijo de los antiguos propietarios, que murió ahogado.

Con la ayuda de su nuevo amigo Roland, Max y Alicia Carver comienzan a desenvolver las extrañas circunstancias de esta muerte y descubren la existencia de un misterioso ser llamado El Príncipe de la Niebla . . . un diabólico personaje que ha regresado de las tinieblas a saldar una deuda de años atrás. Pronto los tres jóvenes se verán envueltos en una aventura de barcos hundidos y estatuas encantadas, que cambiará sus vidas para siempre.


Product Details

ISBN-13: 9788408072805
Publisher: Editorial Planeta Mexicana Sa De cv
Publication date: 06/30/2008
Edition description: Spanish-language Edition
Sales rank: 1,013,419
Product dimensions: 6.00(w) x 1.25(h) x 9.00(d)
Language: Spanish

About the Author

Carlos Ruiz Zafón es uno de los novelistas europeos de mayor proyección en todo el mundo. Su carrera literaria debutó en 1993 con El príncipe de la niebla y posteriormente publicó otras tres novelas para el público juvenil: El Palacio de la medianoche, Las luces de septiembre y Marina. En el año 2001 dio el salto a la narrativa para adultos con la publicación de La sombra del viento, que se ha convertido en un bestseller a nivel internacional. Sus obras han sido traducidas a más de cuarenta lenguas y publicadas en más de cincuenta países, obteniendo numerosos premios y conquistando a millones de lectores de todas las edades.

Read an Excerpt

El Principe de la Niebla Capítulo Uno

Habrían de pasar muchos años antes de que Max olvidara el verano en que descubrió, casi por casualidad, la magia. Corría el año 1943 y los vientos de la guerra arrastraban al mundo corriente abajo, sin remedio. A mediados de junio, el día en que Max cumplió los trece años, su padre, relojero e inventor a ratos perdidos, reunió a la familia en el salón y les anunció que aquél era el último día que pasarían en la que había sido su casa en los últimos diez años. La familia se mudaba a la costa, lejos de la ciudad y de la guerra, a una casa junto a la playa de un pequeño pueblecito a orillas del Atlántico.

La decisión era terminante: partirían al amanecer del día siguiente. Hasta entonces, debían empacar todas sus posesiones y prepararse para el largo viaje hasta su nuevo hogar.

La familia recibió la noticia sin sorprenderse. Casi todos imaginaban ya que la idea de abandonar la ciudad en busca de un lugar más habitable rondaba por la cabeza del buen Maximilian Carver desde hacía tiempo; todos menos Max. Para él, la noticia tuvo el mismo efecto que una locomotora enloquecida atravesando una tienda de porcelanas chinas. Se quedó en blanco, con la boca abierta y la mirada ausente. Durante ese breve trance, pasó por su mente la terrible certidumbre de que todo su mundo, incluidos sus amigos del colegio, la pandilla de la calle y la tienda de tebeos de la esquina, estaba a punto de desvanecerse para siempre. De un plumazo.

Mientras los demásmiembros de la familia disolvían la concentración para disponerse a preparar el equipaje con aire de resignación, Max permaneció inmóvil mirando a su padre. El buen relojero se arrodilló frente a su hijo y le colocó las manos sobre los hombros. La mirada de Max se explicaba mejor que un libro.

—Ahora te parece el fin del mundo, Max. Pero te prometo que el lugar adonde vamos te gustará. Harás nuevos amigos, ya lo verás.

—¿Es por la guerra? —preguntó Max—. ¿Es por eso por lo que tenemos que irnos?

Maximilian Carver abrazó a su hijo y luego, sin dejar de sonreírle, extrajo del bolsillo de su chaqueta un objeto brillante que pendía de una cadena y lo colocó entre las manos de Max. Un reloj de bolsillo.

—Lo he hecho para ti. Feliz cumpleaños, Max.

Max abrió el reloj, labrado en plata. En el interior de la esfera cada hora estaba marcada por el dibujo de una luna que crecía y menguaba al compás de las agujas, formadas por los haces de un sol que sonreía en el corazón del reloj. Sobre la tapa, grabada en caligrafía, se podía leer una frase: «La máquina del tiempo de Max

Aquel día, sin saberlo, mientras contemplaba a su familia deambular arriba y abajo con las maletas y sostenía el reloj que le había regalado su padre, Max dejó para siempre de ser un niño.

La noche de su cumpleaños Max no pegó ojo. Mientras los demás dormían, esperó la fatal llegada de aquel amanecer que habría de marcar la despedida final del pequeño universo que se había forjado a lo largo de los años. Pasó las horas en silencio, tendido en la cama con la mirada perdida en las sombras azules que danzaban en el techo de su habitación, como si esperase ver en ellas un oráculo capaz de dibujar su destino a partir de aquel día. Sostenía en su mano el reloj que su padre había hecho para él. Las lunas sonrientes de la esfera brillaban en la penumbra nocturna. Tal vez ellas tuvieran la respuesta a todas las preguntas que Max había empezado a coleccionar desde aquella misma tarde.

Finalmente, las primeras luces del alba despuntaron sobre el horizonte azul.Max saltó de la cama y se dirigió al salón.Maximilian Carver estaba acomodado en una butaca, vestido y sosteniendo un libro junto a la luz de un quinqué. Max vio que no era el único que había pasado la noche en vela. El relojero le sonrió y cerró el libro.

—¿Qué lees? —preguntó Max, señalando el grueso volumen.

—Es un libro sobre Copérnico. ¿Sabes quién es Copérnico? —respondió el relojero.

—Voy al cole —respondió Max.

Su padre tenía el hábito de hacerle preguntas como si se acabase de caer de un árbol.

—¿Y qué sabes de él? —insistió.

—Descubrió que la Tierra gira alrededor del Sol y no al revés.

—Más o menos. ¿Y sabes lo que eso significó?

—Problemas —repuso Max.

El relojero sonrió ampliamente y le tendió el grueso libro.

—Ten. Es tuyo. Léelo.

Max inspeccionó el misterioso volumen encuadernado en piel. Parecía tener mil años y servir de morada al espíritu de algún viejo genio encadenado a sus páginas por un maleficio centenario.

—Bueno —atajó su padre—, ¿quién despierta a tus hermanas?

Max, sin levantar la vista del libro, indicó con la cabeza que le cedía el honor de arrancar a Alicia e Irina, sus dos hermanas de quince y ocho años respectivamente, de su profundo sueño.

Luego, mientras su padre se dirigía a tocar diana para toda la familia, Max se acomodó en la butaca, abrió el libro de par en par y empezó a leer. Media hora más tarde, la familia en pleno cruzaba por última vez el umbral de la puerta hacia una nueva vida. El verano había empezado.

Max había leído alguna vez en uno de los libros de su padre que ciertas imágenes de la infancia se quedan grabadas en el álbum de la mente como fotografías, como escenarios a los que, no importa el tiempo que pase, uno siempre vuelve y recuerda. Max comprendió el sentido de aquellas palabras la primera vez que vio el mar. Llevaban más de cinco horas en el tren cuando, de súbito, al emerger de un oscuro túnel, una infinita lámina de luz y claridad espectral se extendió ante sus ojos. El azul eléctrico del mar resplandeciente bajo el sol . . .

El Principe de la Niebla. Copyright © by Carlos Zafon. Reprinted by permission of HarperCollins Publishers, Inc. All rights reserved. Available now wherever books are sold.

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