50 Secretos sencillos para vivir feliz

Reglas sencillas para una vida satisfactoria, con propósito, no enfocada en las cosas sin sentido, con fundamentos bíblicos sólidos.

Luci Swindoll, una querida oradora de Mujeres de Fe durante dieciséis años y voz cristiana inconfundible como escritora y oradora durante treinta años, ofrece a los lectores reglas de sentido común para vivir. Son reglas que quizá conocemos, pero que pocas veces usamos porque no pensamos en ellas.

Luci reúne estas reglas prácticas en un pequeño compendio, bien organizado y entretenido de leer, al que nos podemos remitir una y otra vez.

Los 50 sencillos “secretos” se encuentran en cinco partes:

  1. Inicia con lo básico
  2. Desarrolla tu estilo
  3. Logra el equilibrio
  4. Vive una buena vida
  5. Mantente conectado

50 secretos simples para una vida feliz de seguro deleitará a los lectores –desde los más jóvenes que necesitan el consejo de una voz amable hasta los mayores que se dan cuenta de que todavía no está todo bien–.

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50 Secretos sencillos para vivir feliz

Reglas sencillas para una vida satisfactoria, con propósito, no enfocada en las cosas sin sentido, con fundamentos bíblicos sólidos.

Luci Swindoll, una querida oradora de Mujeres de Fe durante dieciséis años y voz cristiana inconfundible como escritora y oradora durante treinta años, ofrece a los lectores reglas de sentido común para vivir. Son reglas que quizá conocemos, pero que pocas veces usamos porque no pensamos en ellas.

Luci reúne estas reglas prácticas en un pequeño compendio, bien organizado y entretenido de leer, al que nos podemos remitir una y otra vez.

Los 50 sencillos “secretos” se encuentran en cinco partes:

  1. Inicia con lo básico
  2. Desarrolla tu estilo
  3. Logra el equilibrio
  4. Vive una buena vida
  5. Mantente conectado

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50 Secretos sencillos para vivir feliz

50 Secretos sencillos para vivir feliz

by Luci Swindoll
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Paperback(Spanish-language Edition)

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Reglas sencillas para una vida satisfactoria, con propósito, no enfocada en las cosas sin sentido, con fundamentos bíblicos sólidos.

Luci Swindoll, una querida oradora de Mujeres de Fe durante dieciséis años y voz cristiana inconfundible como escritora y oradora durante treinta años, ofrece a los lectores reglas de sentido común para vivir. Son reglas que quizá conocemos, pero que pocas veces usamos porque no pensamos en ellas.

Luci reúne estas reglas prácticas en un pequeño compendio, bien organizado y entretenido de leer, al que nos podemos remitir una y otra vez.

Los 50 sencillos “secretos” se encuentran en cinco partes:

  1. Inicia con lo básico
  2. Desarrolla tu estilo
  3. Logra el equilibrio
  4. Vive una buena vida
  5. Mantente conectado

50 secretos simples para una vida feliz de seguro deleitará a los lectores –desde los más jóvenes que necesitan el consejo de una voz amable hasta los mayores que se dan cuenta de que todavía no está todo bien–.


Product Details

ISBN-13: 9781602557567
Publisher: Grupo Nelson
Publication date: 07/02/2012
Edition description: Spanish-language Edition
Pages: 224
Product dimensions: 5.40(w) x 8.30(h) x 0.70(d)
Language: Spanish

About the Author

Luci Swindoll es conferenciante internacional y autora de numerosos libros. Su participación es destacada dentro del movimiento Women of Faith [Mujeres de Fe] donde desarrolla un ministerio activo. Anteriormente fue ejecutiva de Mobil Oil Corporation y vicepresidente de relaciones públicas de Insight for Living [Visión para Vivir]. Desde l992 reside en Frisco, Texas.

Read an Excerpt

50 secretos simples para vivir feliz


By Luci Swindoll

Grupo Nelson

Copyright © 2012 Luci Swindoll
All right reserved.

ISBN: 978-1-60255-756-7


Chapter One

Honra a tu padre y a tu madre

La mayoría nos sabemos eso de memoria aunque no recordemos dónde lo escuchamos por primera vez. Es principio del quinto mandamiento, que se encuentra en el capítulo 20 de Éxodo. Te lo habrás aprendido en tu niñez, pero saber este versículo de memoria y practicarlo, son dos cosas diferentes. Sin embargo, es un principio básico en lo que se refiere a disfrutar una vida feliz. Lo interesante es que el mandamiento es para los hijos, no para los padres, y como todos somos hijos de padres, este versículo es para todos.

Inicialmente, pensé que este versículo significaba: «Respeta a tu mamá y a tu papá». Pero ahora me doy cuenta de que mostrarles honra es algo mucho más grande que expresarles respeto. La palabra, en el lenguaje hebreo original, significa: intenso, abundante, noble y glorioso, y se empleaba comúnmente en referencia a la gloria de Dios. Por lo tanto, manifestar honor al padre o a la madre de uno, significa que (los niños) reconocen las grandes responsabilidades que implica la crianza de ellos.

El apóstol Pablo reiteró este mandamiento en el capítulo 6 de Efesios, en los versículos 2 y 3: «Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra». Aquí la palabra honor, en griego, significa: Mostrar gran estima; reverenciar. Me parece que este mismo pensamiento es provocador y ahora entiendo que existen varias razones por las que esta instrucción poderosa es parte de los Diez Mandamientos.

En primer lugar, este mandamiento conserva el principio de autoridad, sin el que no hubiésemos tenido una sociedad que funcionara. La primera vez que un niño observa la autoridad es en el hogar, si esta es anulada o ignorada, lo más seguro es que se convierta en una persona irresponsable, y la irresponsabilidad conduce a una vida y a una sociedad caótica.

En segundo lugar, digamos que cuando estabas creciendo no querías mucho a tus padres. Amar a una persona no es lo mismo que honrarla. Todo lo que la honra pide es que se respete la posición de nuestros padres aunque no nos gusten sus personalidades, sus estilos de vida, ni sus ideas políticas. Es lo mismo que respetar al presidente del país solo por el cargo que tiene. La posición misma inspira honra.

Y en tercer lugar, cuando hay honra por parte de los hijos, esta se va a manifestar en acciones que protegen, que generan cuidado y bondad, que muestran generosidad, hasta que hacen más que lo necesario, aunque no haya reciprocidad por parte del padre o de la madre. En otras palabras, cuando los padres envejecen, y no pueden valerse por sí mismos, tú (como su hijo o hija) los vas a honrar al cerciorarte que están recibiendo el cuidado necesario de una manera sana y segura. Aun cuando tus padres no sean creyentes, es posible que —cuando los honras de esta manera—, una puerta se abra en sus corazones hacia Dios debido a tu bondad y a tu deseo de mostrarles gran estima.

Tengo una querida amiga que es creyente. Es hija única y su madre es absolutamente incrédula y réproba en todo el sentido de la palabra. Hasta donde sé, nunca se ha responsabilizado de cuidar a su hija, a sí misma, ni a ninguna otra persona. Nunca. Actualmente está viviendo en un asilo de ancianos. No obstante, mi amiga no ha dejado de cerciorarse, ni por un momento, de que su madre tenga los cuidados que necesita durante la vejez. Aunque sus creencias y estilos de vida sean totalmente diferentes, esto es muy honroso para su madre. La hija cuida de su mamá por obediencia a Dios. Ella ha fijado límites sabios y prudentes en cuanto al cuidado que le provee, haciendo lo que su madre necesita sin dejar que esta controle el dinero, el tiempo o la relación.

Veo la provisión de Dios para ambas en muchas maneras. Mientras mi amiga cuida de su madre, Dios cuida de mi amiga y «le va bien a ella», aunque a veces pueda ser confuso y doloroso. Creo que es muy posible que, a través de la bondad de mi amiga, su madre —en última instancia— vea su necesidad de tener a Dios en su vida e invite a Cristo a vivir dentro de su corazón. ¿Quién sabe? Dios trabaja de maneras misteriosas para traernos a su reino. Todo es posible.

Chapter Two

Sé puntual en todo

Cuando me gradué de la universidad en la primavera de 1955, fui a trabajar a un orfanato donde enseñaba deportes acuáticos durante el verano y arte durante el otoño. La mayoría de los maestros eran novatos, acabados de graduarse, pero nos hicimos muy amigos ya que todos vivíamos en un apartamento cercano que estaba afiliado a la escuela. Fue una época divertida en la cual cada uno de nosotros apenas estábamos consiguiendo nuestras amarras en lo referente a nuestras carreras profesionales y cómo iban a influenciar nuestro futuro. Todos contribuíamos mucho. Teníamos al mundo agarrado por la cola y estábamos listos para contestar cualquiera pregunta que se nos hiciera.

Una noche, Beverly —la maestra de música— y yo estábamos platicando de manera informal cuando me invitó a desayunar a su apartamento el próximo sábado. Beverly dijo algo así como: «Ven a mi casa y te haré un desayuno sofisticado».

Sin pensarlo dos veces, ni tener realmente intenciones de ir, le respondí: «¡Seguro!» La invitación me entró por un oído y me salió por el otro. Así que el sábado, como no era totalmente conveniente para mí ir allá a desayunar, resolví quedarme en mi casa. Decidí ir a la casa de Beverly más tarde y cuando abrió la puerta noté que había estado llorando.

«¿Dónde has estado, Luci?», me preguntó. Entonces empezó a contarme que esa mañana había preparado una receta gastronómica, algo que pensaba que realmente me iba a gustar y que había estado anhelando nuestro tiempo juntas toda la semana. Como no llegué, ella pensó que tal vez me había enfermado, o herido, o quizá simplemente me había olvidado. Me disculpé con mucha pena y desazón. Le confesé que me había acordado de su invitación pero que no la tomé en serio. Hice mal. Aceptó mis disculpas y su respuesta fue gentil, pero podía ver que estaba muy herida.

Esa experiencia me enseñó una gran lección en cuanto a cumplir mis promesas. Ya sabía que el no ir a su casa, era una mala idea. Después de todo, mi papá siempre insistió en que sus hijos fuesen diligentes, corteses y puntuales en todo. Pero por alguna razón, eso no pareció tener importancia ese día. Lo que se ha quedado clavado en mi mente durante todos estos años es la pregunta de Beverly: «¿Dónde estabas Luci?»

Aquello me hizo darme cuenta cuán importante es prestar atención. Me enseñó a escuchar lo que alguien dice y cómo le estoy respondiendo. Si no estoy seria o prestando atención, aunque sea una conversación casual, no es justo para la otra persona, ¡que quizás me esté invitando a hacer algo interesante o divertido! No quiero desilusionar a nadie más como lo hice con Beverly, ni que se queden esperando por mí, pensando y preguntándose: Ella dijo que iba a venir ... pero, ¿dónde está?

Para asegurarme de ser puntual con todo lo que me comprometo, tengo la costumbre de atender, concentrarme en la conversación, realmente escuchar las palabras del interlocutor, aclarar cuando no entiendo algo y conectarme por completo con lo que sea que esté haciendo o con quien esté conmigo. Siempre. Todo el tiempo.

Al fin, lo que empezó como un esfuerzo consciente, se convirtió en una pauta normal y en un hábito; hoy me sirve como un secreto que me ayuda a ser puntual en todo. Enfocarme firmemente en lo que me están diciendo no siempre es fácil, pero siempre es gentil.

La siguiente es mi lista principal para estar completamente presente durante una conversación:

• Asegurarme de que escucho.

• Asegurarme de que entiendo lo que se me está comunicando.

• Asegurarme de que comprendo bien lo que está involucrado antes de comprometerme a algo.

• Asegurarme de que puedo hacer lo que digo que voy a hacer.

• ¡Asegurarme de llegar a tiempo!

Me acuerdo de esta lista porque empezó con Beverly, un nombre que empieza con B, y me recuerda la palabra ve. Ese pequeño verbo es muy poderoso. Ve conlleva movimiento. Significa estar vivo, por dentro y por fuera. Pero es nuestra decisión cuánta vida queremos tener, cuán responsables, enfocados y, en última instancia, cuán fidedignos queremos ser.

Shakespeare tenía razón cuando dijo: «Ser o no ser: Esa es la pregunta». Uno de los secretos sencillos para vivir una vida feliz es ser puntual en todo.

Chapter Three

Lleva a Jesús dondequiera que vayas

Casi no recuerdo un día —de mi infancia— en el que mi madre no estuviese cantando por algún lugar de la casa. Tenía una voz de soprano muy hermosa y cantaba espontáneamente. No solo cantaba, en ocasiones danzaba por el corredor con la música de la radio, o agarraba y bailaba un vals con la escoba en la cocina como si fuese su pareja. Algunas veces, mientras cantaba, nos animaba para que uno de nosotros añadiésemos armonía. Se sabía muchos himnos de memoria, los cantaba a menudo y con entusiasmo, mientras estaba cocinando o haciendo sus labores.

Me acuerdo muy bien que uno de sus favoritos era un himno antiguo titulado: «Lleva el nombre de Jesús contigo». Mamá creía cada palabra que cantaba:

Lleva el nombre de Jesús contigo, Hijo triste y afligido; Porque te dará gozo y consuelo, Llévalo, pues, dondequiera que vayas.

Nombre precioso, ¡Oh, cuán dulce! Esperanza terrenal, gozo celeste, Nombre precioso, ¡Oh, cuán dulce! Esperanza terrenal, gozo celeste.

Es interesante observar que el solo escribir esas palabras, crea una imagen en mi mente de algo que sucedió hace más de sesenta años. Lo puedo ver con claridad. Me acuerdo que iba rumbo a la escuela mientras mamá entonaba esa canción; cuando me despedí de ella, miró sobre su hombro y me dijo: «Lleva a Jesús contigo, cariño».

Supe, instintivamente, que mamá quería asegurarme que Jesús iba a estar conmigo a pesar de lo bueno o lo malo que sucediese ese día. Iba a estar conmigo en mis pensamientos y en mis acciones, mientras caminaba hacia la escuela, por los corredores, en mis clases, cuando hablara con mis amistades o cuando contestara las preguntas de la maestra. Él iba a estar conmigo en la cancha cuando estuviese jugando voleibol después de la escuela o cuando me reuniese con el equipo de natación. Mamá quería que supiese que al regresar de la escuela, Jesús iba estar delante de mí, protegiéndome y trayéndome a casa a salvo. Ella no quería que perdiese ni un minuto del día sin estar consciente de su presencia. Aunque estaba a punto de salir de la casa esa mañana, no estaba sola. Nunca lo estaba.

Ahora que reflexiono en los muchos años que he vivido, puedo decirte que es una de las mejores lecciones que mamá me enseñó en la vida. Ella ni tenía idea de la herramienta tan valiosa que me dio cuando casualmente lanzó esa frase.

O quizá sí.

Confiar que Dios estaba con ella (y con su familia), parecía algo muy natural para mamá. Ella era estudiante de su Palabra y se apoyaba en la fidelidad de él. No se preocupaba, inquietaba, ni sentía temor. Creía en Dios y sabía que podía confiar completamente en él. No solo lo «predicaba», sino que lo vivía y lo cantaba con confianza. Lo que vi primeramente en mi madre, lo vine a experimentar en persona; no tengo dudas de la soberanía de Dios ni de su fidelidad, tampoco he visto a mis hermanos dudar al respecto. ¿Cómo lo explico? Habrá muchas razones, pero ciertamente una de ellas es la seguridad de la fe en Dios que nuestra madre confirmaba tanto con sus palabras como por su ejemplo. Ella reflejaba la verdad de Colosenses 3.16 y 17:

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Chapter Four

Hazles saber a las personas que te interesan

Hace varios meses, Mary Graham y yo estábamos hablando acerca de la amabilidad, de cómo tener un espíritu tierno y de mostrar interés en los demás. Le pregunté cuál era la persona más bondadosa que había conocido en su vida. Como Mary está en sus sesenta y ha tenido una vida larga y plena, alcanzando a miles de personas a través de Campus Crusade y ahora es presidenta de Women of Faith, apenas podía aguantar las ganas de saber qué me iba a responder. Después de unos pocos minutos, me dijo:

—Tengo que decir que es Thidwick.

—¿Quién?

Thidwick, el alce de gran corazón, escrito por el doctor Seuss.

—¡Tienes que estar bromeando! ¿Existe un alce llamado Thidwick?

—¡Sí!, el doctor Seuss escribió un libro acerca de él, hace sesenta años. Me lo memoricé en la secundaria. Es un poema que relata la historia de Thidwick, que dejaba que todos los animales pequeños vivieran gratuitamente en sus cuernos. Había un insecto, una araña, un par de pajaritos, cuatro ardillas, un lince, una tortuga, etcétera, etcétera. Hasta un zorro, un oso grande y todo un enjambre de abejas. Thidwick tenía un corazón tan grande que no podía decir no, tanto que todos se mudaron y lo invadieron por completo. Les contaba este poema a todos mis sobrinos y sobrinas a través de los años cuando los cuidaba porque tiene una moraleja, aunque al final, Thidwick lleva el concepto demasiado lejos.

Me gustó mucho el hecho de que Mary conocía ese libro y que contestó mi pregunta con un alce. (¡A un alce regalado no le mires el dentado!) Ser dulce, generoso y compasivo con los demás es casi un arte perdido en el mundo de hoy. Aunque haya muchas Escrituras que hacen referencia a la bondad, ser bondadoso requiere tiempo y muy poca gente quiere darlo. Mateo 5.7 dice: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia». Y en 1 Corintios 13 se nos recuerda que: «El amor se interesa más en otros que en uno mismo».

Pero la historia de Thidwick enseña otra verdad en cuanto a la bondad que tal vez sea más importante y que conduce a una vida aun más feliz. Y es aprender a cómo decirle que no a la gente que quiere aprovecharse de nosotros cuando somos bondadosos. El grupo de animales que estaba viviendo en sus cuernos querían demasiado. Ellos eran los que mandaban, le decían a dónde ir y qué hacer, e invitaban a más «huéspedes» a vivir con ellos.

Algunos somos así. Nos mudamos e invitamos a otros para que vengan con nosotros. O permitimos que otros vengan a vivir con nosotros e inviten a otros huéspedes.

¿Dónde está el equilibrio entre ser bondadosos y cuidadosos? ¿Dónde está la línea límite? Como personas amables, cuando dejamos que otros abusen y se aprovechen de nosotros, nos metemos en un lío sin darnos cuenta. Eso fue lo que le sucedió a Thidwick:

No podrías decirles «fuera», porque eso no sería lo correcto. No podrías decirles «lárguense», porque no sería educado.

Así que, ¿cuándo es que se debe trazar el límite? Cuando nuestro grado de bondad afecte negativamente nuestra cualidad de vida e inadvertidamente invite el descuido de las otras personas. El doctor Seuss mismo dijo una vez: ««A menos que alguien como tú esté extremadamente interesado, nada va a mejorar».

Eso es verdad, pero se requiere equilibrio; así como se ilustró de manera hermosa en la vida de Thidwick. Para poder hacer dos cosas simultáneamente (y esto se puede lograr), tenemos que darle la historia entera a Dios, que es el que nos da equilibrio. Para tener una guía, lee la promesa que está en el Salmo 91.14-15: «Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré».

Como cristianos, debemos ser amables unos con otros y bondadosos. Pero aunque la Palabra de Dios nos instruye a poner las necesidades de otros delante de las nuestras, también nos recuerda que tenemos que cuidarnos a nosotros mismos, como sus queridos hijos a quienes creó con amor. Eso significa que debemos tener equilibrio mientras mostramos bondad, con prudencia.

Chapter Five

Aprende a organizar tus cosas

Si tus cosas no están organizadas, eso puede enloquecerte. Yo, simplemente no puedo concentrarme cuando las cosas están desordenadas: cuando mis archivos están desorganizados, mi armario está hecho un caos o tengo platos sucios en el fregadero. Puedo tratar de ignorarlos, pero son una gran distracción. Todo lo que puedo pensar es en ordenar las cosas. Llámame loca, pero es la verdad. La gente a menudo me pregunta cómo me las arreglo para mantener "el orden en mi cancha". Si eres una de esas personas, te ofrezco media docena de ideas que pueden ayudarte:

1. Decide qué es lo que quieres organizar y encuentra tiempo para hacerlo.

Aparta un tiempo para decidir qué es lo más importante que debes guardar, qué puedes archivar y qué debes echar a la basura. Empieza con eso. No te apresures. Mira todo lo que has atesorado todos estos años y asegúrate de que todavía es importante para ti. Aunque te tome semanas o meses completar esta tarea, va a valer la pena. Si decides quedarte con algo, decide allí mismo en qué lugar lo vas a guardar. No lo dejes para después.

(Continues...)



Excerpted from 50 secretos simples para vivir feliz by Luci Swindoll Copyright © 2012 by Luci Swindoll. Excerpted by permission of Grupo Nelson. All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.
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Table of Contents

Contents

Prefacio por Anne Lamott: Una inmersión en los asuntos del alma....................vii
Introducción: Empieza con lo básico....................xi
UNO: Honra a tu padre y a tu madre....................3
DOS: Sé puntual en todo....................7
TRES: Lleva a Jesús dondequiera que vayas....................11
CUATRO: Hazles saber a las personas que te interesan....................15
CINCO: Aprende a organizar tus cosas....................19
SEIS: Cumple tus promesas siempre....................23
SIETE: Haz algo con tus manos....................27
OCHO: Haz toda tu tarea primero....................31
NUEVE: Trata a la gente con amabilidad....................35
DIEZ: Lee la Biblia todos los días....................39
ONCE: Dibuja para que entiendas....................45
DOCE: Acepta los hechos cuando suceden....................49
TRECE: Continúa siendo diligente en cuanto a tu salud....................53
CATORCE: Valora lo que tienes....................57
QUINCE: Concéntrate en lo que es importante ahora....................61
DIECISÉIS: Decide qué es innecesario....................65
DIECISIETE: Haz una lista de las cosas importantes....................69
DIECIOCHO: Permítete estar triste....................73
DIECINUEVE: Admite que necesitas ayuda....................75
VEINTE: Descubre la felicidad de prescindir de lo que deseas....................79
VEINTIUNO: Créate una biblioteca pequeña....................85
VEINTIDÓS: Forja tu integridad....................89
VEINTITRÉS: Sostén conversaciones divertidas con la gente....................93
VEINTICUATRO: Acuérdate de notar cosas hoy....................97
VEINTICINCO: No te involucres en asuntos ajenos....................101
VEINTISÉIS: Piensa antes de hablar....................105
VEINTISIETE: Haz una lista de tus sueños y pensamientos....................109
VEINTIOCHO: Toma el control de las situaciones con frecuencia....................113
VEINTINUEVE: Dale gracias a la gente por su esfuerzo....................117
TREINTA: Adquiere una habilidad totalmente nueva....................121
TREINTA Y UNO: Sujétate a la doctrina....................127
TREINTA Y DOS: Busca maneras de ayudar....................131
TREINTA Y TRES: Dilo tal como lo ves....................135
TREINTA Y CUATRO: Cerciórate de que tienes seguro....................139
TREINTA Y CINCO: Cierra todas las escotillas....................143
TREINTA Y SEIS: Resuelve los problemas....................147
TREINTA Y SIETE: Descubre qué es lo que mueve a la gente....................151
TREINTA Y OCHO: Rechaza al resentimiento antes de que supure....................155
TREINTA Y NUEVE: Cocínate algo especial....................159
CUARENTA: Celebra la vida que se te ha dado....................163
CUARENTA Y UNO: Escucha con todo tu corazón....................169
CUARENTA Y DOS: Comunícate a menudo con tus seres queridos....................173
CUARENTA Y TRES: Prepara la mesa para las visitas....................177
CUARENTA Y CUATRO: Confía en tus amigos para obtener la verdad....................181
CUARENTA Y CINCO: Perdona una y otra vez....................185
CUARENTA Y SEIS: Invita a la gente a tu casa....................189
CUARENTA Y SIETE: Comparte el Pan de vida....................193
CUARENTA Y OCHO: Apoya a tu comunidad con amor....................197
CUARENTA Y NUEVE: Ofrece tu tiempo, tu energía y tu dinero....................201
CINCUENTA: Vive con una actitud de gratitud....................205
Acerca de la autora....................209
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