Cansado de su libro de cuentos, "sin fotos ni conversaciones", la Alicia joven e imaginativa sigue una liebre precipitada bajo tierra--para venir cara a cara con algunas de las más extrañas aventuras y personajes más fantásticos de la literatura.
La duquesa fea, sombrerero loco, la falsa tortuga llorando, la diabólica Reina de corazones, el gato de Cheshire--cada cual más excéntrico que el anterior, sólo podría haber llegado de eso Amo de sublimes tonterías, Lewis Carroll.
En el encierro de este brillante burlesco de literatura infantil, Carroll ha escrito una sátira grotesca de la rígida sociedad victoriana, una parodia de la detención de los temores, ansiedades y complejidades de crecer.
Carroll fue uno de los pocos escritores adultos para entrar con éxito en el mundo infantil de fantasía: donde lo imposible se vuelve posible, lo irreal--real y donde la altura de aventura está limitada sólo por las profundidades de la imaginación.