Adriana pertenece a una generación donde atreverse a ser era mucho más complicado que ahora. Pero ella no tuvo miedo a conocerse ni a cuestionar las imposiciones culturales; desafió a quienes esperaban que se ajustara a moldes en los que se supone que debía caber. Adriana es*congruente y tiene una consciencia que, de tan clara y sin prejuicios absurdos, puede resultar insoportablemente auténtica, lo que no es fácil de aceptar en nuestros tiempos de hipocresía y doble moral.
Ella es rebelde por naturaleza, pero su rebeldía le salvó la vida.
Primero en su adolescencia cuando descubrió que no es heterosexual y lo que tuvo que enfrentar, hace más de 40 años, en una familia y sociedad tan conservadoras.*Después, cuando al sufrir una infidelidad quiso descubrir la forma de erradicarla de su vida al 100%. Y por último, cuando supo que tenía cáncer de mama y reconoció la fragilidad de su cuerpo. Ese evento la empujó a escribir esta autobiografía y compartirla con nosotros. Es la historia de alguien que se salió del cuadro para poder amar y sentirse amada... sin dejar de amarse. Adriana nos comparte una visión mucho más humana y pragmática para relacionarnos en pareja. “Compañeros de vida o celda” dará de qué hablar y hará que sus lectores se cuestionen sus conceptos sobre lo que es amar, la pareja, la exclusividad y la fidelidad. Sin duda va a generar controversia.
