Espatolino
«Visitando el pueblo de Chiapas de los naturales el setiembre del año pasado de 1584, y poniendo el Edicto general, que se suele poner en semejantes visitas acudieron algunos yndios á denunciar de otros naturales de el dicho pueblo de Chiapas, y de Suchiapa sujeto suyo, delitos muy graves, señaladamente de que en el dicho pueblo de Su-chiapa habia una cofradia de 12 indios que se intitulaban los 12 apostoles, y que estos salian de noche, y andaban de cerro en cerro, y de cueva en cueva, y hacian sus juntas, y consultas, donde debaxo, y so color de religion trataban cosas de sus ritos, y culto del demonio...» Se trata de un texto que pretende la evangelización de los indígenas.
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«Visitando el pueblo de Chiapas de los naturales el setiembre del año pasado de 1584, y poniendo el Edicto general, que se suele poner en semejantes visitas acudieron algunos yndios á denunciar de otros naturales de el dicho pueblo de Chiapas, y de Suchiapa sujeto suyo, delitos muy graves, señaladamente de que en el dicho pueblo de Su-chiapa habia una cofradia de 12 indios que se intitulaban los 12 apostoles, y que estos salian de noche, y andaban de cerro en cerro, y de cueva en cueva, y hacian sus juntas, y consultas, donde debaxo, y so color de religion trataban cosas de sus ritos, y culto del demonio...» Se trata de un texto que pretende la evangelización de los indígenas.
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by Gertrudis Gïmez de Avellaneda
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«Visitando el pueblo de Chiapas de los naturales el setiembre del año pasado de 1584, y poniendo el Edicto general, que se suele poner en semejantes visitas acudieron algunos yndios á denunciar de otros naturales de el dicho pueblo de Chiapas, y de Suchiapa sujeto suyo, delitos muy graves, señaladamente de que en el dicho pueblo de Su-chiapa habia una cofradia de 12 indios que se intitulaban los 12 apostoles, y que estos salian de noche, y andaban de cerro en cerro, y de cueva en cueva, y hacian sus juntas, y consultas, donde debaxo, y so color de religion trataban cosas de sus ritos, y culto del demonio...» Se trata de un texto que pretende la evangelización de los indígenas.

Product Details

ISBN-13: 9788496290846
Publisher: Linkgua Ediciones
Publication date: 01/01/2024
Series: Narrativa , #108
Pages: 240
Product dimensions: 5.20(w) x 8.10(h) x 0.30(d)
Language: Spanish

About the Author

Pedro de Feria (...-1589). Espana. Pedro de Feria llego a ser obispo de Chiapas, en Mexico, y fue autor de varios titulos caracterizados por su vehemencia en la defensa de la pureza del cristianismo. Entre ellos destacan: Catecismo del Sacromonte y Doctrina Christiana. Conversion y Evangelizacion de Moriscos e Indios. Paternidad de Dios en el catecismo zapotec.

Read an Excerpt

Revelación Sobre las Reincidencias en sus Idolatrías


By Pedro de Feria

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-96290-84-6



CHAPTER 1

RELACIÓN DEL OBISPO DE CHIAPAS


Visitando el pueblo de Chiapas de los naturales el setiembre del año pasado de 1584, y poniendo el Edicto general, que se suele poner en semejantes visitas acudieron algunos indios a denunciar de otros naturales del dicho pueblo de Chiapas, y de Suchiapa sujeto suyo, delitos muy graves, señaladamente de que en el dicho pueblo de Suchiapa había una cofradía de doce indios que se intitulaban los doce apostoles, y que estos salían de noche, y andaban de cerro en cerro, y de cueva en cueva, y hacían sus juntas, y consultas, donde debajo, y so color de religión trataban cosas de sus ritos, y culto del demonio, contra nuestra religión cristiana, y que traían consigo dos mujeres, a la una llamaban Santa María, y a la otra Magdalena con las cuales usaban muchas torpedades, hacen ciertas ceremonias diciendo que con ellas se trocaban, y hacían otros, y otras, y se espiritualizaban, y se convertían en Dioses, y las mujeres en Diosas, y que ellas como Diosas habían de llevar y enviar los temporales, y dar muchas riquezas a quien quisiesen, y que tenían otras muchas supersticiones, y vanidades que parece frizar con la secta de los alumbrados.

Item denunciaron de Juan Atonal (que es como V. P. sabe, uno de los más principales indios de aquel pueblo que debe hacer más de cuarenta años que se bautizó, y mÁs de treinta que confiesa, y comulga cada año, a quien los religiosos tenían, y yo también tenía, por aventajado cristiano) denunciaron muchos que era idólatra, y hereje y amancebado público, y cabeza de aquella cofradía de los doce apostoles, y que su hijo Cristóbal habiendo sido castigado públicamente, y desterrado por incestuoso con su suegra había tornado a recidivir, además de esta denunciaron de otras muchas cosas diciendo ser públicas, y estar el pueblo perdido, y estragado, y los buenos muy escandalizados.

Para la averiguación destas cosas di comisión en forma al padre fray Manuel Acosta, a quien V. P. bien conoce cuín religioso es, y cuán celoso del servicio de Dios, y del bien de los naturales, y cuán bien sabe la lengua materna de Chiapas, y de sus sujetos, y cómo ha muchos años que tiene a su cargo la visita del pueblo de Suchiapa, adonde fue con la dicha nuestra comisión, e hizo información con muchos testigos de vista contestes, hombres, y mujeres, y averiguó cosas gravísimas acerca de la dicha cofradía, y otras cosas de ritos, y ceremonias antiguas, fue con su compañero, y con muchos indios a ciertas cuevas en una de las cuales hallaron un ídolo de los más principales que aquella nación chiapaneca tenía en su infidelidad, el cual trajeron a casa donde yo estaba, y también hallaron señales de sacrificios frescos.

Los testigos de esta información condenaron al dicho Juan Atonal por principal, y cabeza de aquella cofradía a la cual ellos llaman la gran junta. Yo por otra parte hice información contra el dicho Juan Atonal, y contra su hijo Cristóbal, de las cuales resultó ser el dicho Juan Atonal, y haber sido tan idólatra despues que se bautizó como antes, y tener en su casa un ídolo, y adorarlo de noche, y de día como si nunca hubiera oído el nombre de Jesucristo. Item se le averiguó ser hereje, y que niega la confesión sacramental, diciendo que para alcanzar perdón de los pecados basta mirar al cielo, y que no era menester otra cosa, y que así lo hace él habiendo más de treinta y seis años que confiesa, y comulga, haciendo en esto burla de estos santos sacramentos, pues él, como se le prueba, no cree la verdad, y necesidad de ellos.

Los testigos desta información son muchos de vista contestes, y sin sospecha, porque son nueras, yernos, cuñados, y criados de su casa, y uno que en salud había avisado destas cosas, estando en la muerte de una enfermedad grave de que dende a poco murió se retificó en ellas delante de testigos.


Al Cristóbal, hijo del dicho Juan Atonal, se le prolongó bastantemente haber recidivido en el incesto con su suegra, habiendo sido castigado públicamente por ello; vistas estas informaciones, y la publicidad de los delitos, y el escándalo del pueblo, y la quiebra grande de la cristiandad, y la libertad, y desvergüenza con que estas cosas se hacían, y platicaban, parecióme no debía pasarlas en disimulación aunque disimulé por entonces porque los dichos Juan Atonal, y Cristóbal su hijo como oyesen decir que yo venía a su pueblo, quince o veinte días antes se ausentaron, y se fueron a Guatemala a valerse del presidente en quien tenían, y tienen muy gran confianza por lo que adelante diré, estando yo en la ciudad adonde fui a despedirme de mis ovejas para ir al Sínodo Provincial de México vinieron los dichos padre, e hijo publicando traían provisión de amparo de la Audiencia en que mandaban a las justicias de Chiapas impartiesen el auxilio si lo pidiésemos para prender a los susodichos, si no (es) que fuésemos o enviásemos a pedirlo a Guatemala, lo cual todos creyeron, y tuvieron por cierto; pero pareció no ser así: porque venido yo a Chiapas donde ya estaban dichos Juan Atonal, y su hijo Cristóbal pedí al correjidor del dicho pueblo auxilio para prenderlos a ellos, y a todos los demás culpados que fueron como veinte personas; esta prisión se hizo viniendo yo ya de camino para México al Sínodo.

Al correjidor le llegó al alma dar el auxilio por lo mucho que deseaba, y procuraba de favorecer a los dichos indios; pero las informaciones estaban tan bastantes, que en viéndolas luego sin réplica ni dilación impartió el auxilio; presos ya los dichos delincuentes, aunque sin prisiones ningunas, es dada la llave de la cárcel al mismo correjidor considerando que el pueblo de Chiapas es el más principal de la cabeza de todo el obispado donde más que en otro pueblo de todo él había muestras exteriores de cristiandad, más pulicia humana que en todas las Indias, y que Juan Atonal siendo tenido de todos por santo pareció por las informaciones ser demonio, demás de otros indicios que había, temí que este cáncer había cundido por todo el obispado, mayormente que en esta coyuntura tenía preso a don Juan de la Cruz natural de Ococingo, en los cendales el más hábil y ladino de toda aquella nación porque se le probó negar la Comunión, y afirmar no ser pecado la simple fornicación siendo relapso en esto por haber sido ya otra vez castigado por ello públicamente.

Item tenía preso a Juan Fernández natural de Ocotepeque en los zoques, también el más hábil, y ladino en aquella nación por este artículo de la confesión, y de por otros errores contra nuestra religión; demás de esto había algunos otros indios para temer, como en efecto temí, que este cáncer había cundido por todo el obispado, en especial en Cinacantlan por la estrecha amistad que Cristóbal Arias, y otros principales de aquel pueblo tenían con el dicho Juan Atonal, y por algunas palabras ruines que se nos refirieron haberse dicho en el dicho pueblo de Cinacantlan, y que debía haber mÁs mal de lo que parecían, y que había gran necesidad de personas que entendiese las cosas de los indios hiciese estos negocios, pues yo por ir como iba al Sínodo no podía asistir a ellos, y como en todo el obispado yo no tenía clérigo de quien me satisficiese porque el bachiller Rico a quien dejé por provisor es mozo, y no tiene experiencia ni inteligencia de las cosas de los indios, por estas razones me pareció que debía encomendar estos negocios al padre fray Pedro Barrientos por ser el religioso de más experiencia de las cosas de los indios que hay en la tierra, y por ser padre de aquel pueblo, y conocerlos a todos, y haberlos criado a todos, y saber su lengua mejor que ellos, o al padre prior de Guatemala fray Lope de Santoyo, o al padre fray Lucas Gallego por ser tan doctos, y tan celosos de la honra de Dios, y tan experimentados en las cosas de los indios.

Debajo de esto escribí al padre vicario a quien envié traslados de todos los procesos, suplicándole diese licencia al padre fray Pedro Barrientos para que en comisión mía hiciese estos negocios, y en defecto suyo al padre fray Lope o al padre fray Lucas Gallego, y a nuestro provisor dejé mandado por un auto, que si el padre vicario general diese la dicha licencia, desde el punto que alguno de los dichos padres viniese con la dicha licencia, desde aquel punto se acompañase con él, y dende allí procediesen entrambos juntos en la causa, y que en caso que el padre vicario no diese la dicha licencia, procediese él solo con tal que para la sentencia definitiva se acompañase con el padre fray Alonso de Noreña, o con el padre fray Pedro Barrientos, o con el padre fray Francisco Marieta, juntamente con este sin tener obligación por ser la causa mere eclesiástica envié a la Audiencia de Guatemala todos los dichos procesos: digo los traslados de todos ellos, con carta a la Audiencia, y por sí al presidente, pensando que en esto hacía servicio, y que por tal se me recibiera, y sucedió al revés.

Que porque en la carta (cuyo traslado en sustancia envió con esta) dije que escribiría a su Majestad con nuestro compañero a quien había de enviar a España en la primera flota, cómo habva dado cuenta a su Alteza de estos negocios, y de la persona, a quien por mi ausencia los dejaba encomendados, y su suficiencia para ello, y la satisfacción que yo tenía de que su Alteza acudiría a ello con el calor, y celo que se esperaba, y que así lo escribiría a su Majestad, esto atribuyeron a fiero, y dijeron con mucha cólera e indignación que los amenazaba con el rey, y que si yo escribiese, ellos también escribirían con tanta verdad como yo. Mire V. P. si el hecho de enviarle los procesos antes de comenzar los negocios o las palabras aquí referidas suenan a fieras o amenazas, y no son antes el hecho, y el dicho dignos de comedimiento, y de respeto, y de deseo de que los negocios se hiciesen a honra de Dios y de su santa fe, y para bien de los naturales, y extirpación de los errores, y ritos del demonio, pues yo hago cierto a V. P. que en nuestras cartas para la Audiencia, y presidente no hubo otra palabra directa o indirecta más de lo que aquí he referido de que se pudiese tomar ocasión de enojo o pesadumbre sino antes mucho contento, y edificación.

Lo que resultó de este mi comedimiento, y cartas fue, que luego se despachó provisión al padre vicario general en que se le mandó que mandase al padre prior Pedro Barrientos no aceptase comisión alguna mía de vicario, ni de jurisdicción alguna, y el padre vicario general no se contentó con mandarlo así al padre fray Pedro, sino hizo el mandato y provisión general a todos los religiosos y así quedó el negocio en solo el provisor con la moderación dicha, de que para la sentencia definitiva se acompañase con uno de los padres arriba nombrados; demís de la provisión dicha vino otra al provisor en que le mandó que en el castigo de los dichos indios guardase una cláusula de una Bula de nuestro muy santo padre Gregorio tercio decimo en declaración de la Bula de la Cruzada en que Su Santidad dice, y declara no ser su intención quitar por la dicha Bula a los obispos destas partes la facultad que antes tenían de absolver a los naturales destas partes de cualquier crimen de herejía, e idolatría, y que les puedan absolver de los dichos delitos in utroque foro injuncta alicua paenitentia salutari pro modo culpae.

Notificada esta provisión al provisor respondió que él no era juez para sentenciar solo, sino acompañado como arriba queda dicho; vista esta respuesta el fiscal tomó la voz por los indios, y metió una petición alegando ser vejados con grandes prisiones, y hacérseles agravio, y fuerza, y pidiendo fuesen sueltos.

Libróse otra provisión en que le mandan, que atento lo pedido, y alegado por el fiscal den luego en fiado a los dichos indios, lo cual él así hizo, y cumplió al momento, como se le mandó, y el correjidor de Chiapas, que era su procurador, y los favorecía con todas sus fuerzas sacó a todos los indios presos arriba referidos, y los demás de Ococingo y Ocotepeque presos por las culpas arriba dichas, se fueron muy contentos a sus casas riéndose de la justicia eclesiástica, y a los de Chiapas que debían ser quince o veinte los metió en su pueblo triunfando de Jesucristo, y de su fe, y de su iglesia, y de sus leyes, diciendo los indios públicamente que todo es burla, sino el correjidor de Chiapas, y el rey, y que los obispos, y los frailes los tienen engañados con sus iglesias, y con sus leyes, y no contentos con esto, paso la maldad, y el favor de los herejes, e idólatras, e incestuosos con su suegra relapso adelante religiendo a Juan Atonal por alcalde de su pueblo habiéndolo sido el año pasado, y a su hijo Cristóbal por regidor con favor, según se nos ha escrito del dicho corregidor, o por fuerza que hizo a los electores.

Si Juan Atonal no hubiera sido acusado, y preso por hereje, y por idólatra, con información bastante, no le eligieran ogaño por alcalde por haberlo sido el año pasado, y por estar por provisión real que ninguno pueda ser reelegido, y para hacer burla de la fe, y de la justicia eclesiástica, y para que los naturales tengan estas cosas por burla, y por juego, y para que de aquí adelante ningún indio ose denunciar ni testificar contra otro de herejía, ni de idolatría, ni de incesto, ni amancebamiento, y para que los que denunciaron de Juan Atonal por hereje e idólatra, y amancebado público, y de su hijo de incestuoso con su suegra sean perseguidos, y oprimidos de ellos.

Apremiados, y atemorizados para que se desdigan de lo que tienen ya dicho, y jurado, y para que no se tenga por pecado la herejía, ni la idolatría, ni el incesto, ni el amancebamiento, eligen al dicho Juan Atonal por alcalde, y a Cristóbal su hijo por regidor, dicen que los indios, por ser cristianos nuevos, no han de ser castigados con rigor; digo que tales indios como Juan Atonal que ha cuarenta años, y más que se bautizó, y otros tantos que residen en su pueblo religiosos muy doctos, y muy celosos, y muy fervorosos en enseñar, y doctrinar al dicho Juan Atonal, y a los demás de su pueblo en su propia lengua materna, y treinta años que confiesa, y comulga este tal indio, aunque no sea castigado de sus herejías e idolatrías con el rigor que los cristianos viejos.

Pero tampoco debe ser absuelto de tan graves delitos con agua bendita, y mucho menos debería sentir favor en nadie estando preso por ellos especialmente de los ministros de la justicia que tienen particular, y muy grande, y muy estrecha obligación a dar, a sentir a los descuidados sus descuidos, mayormente a los indios que son gente baja, y no juzgan la gravedad de los pecados sino por la gravedad de castigo.

Lo mismo digo de su hijo Cristóbal, y de los dos principales de Ococingo y de Ocotepeque por ser como son principales, y haber nacido, y criadose en la iglesia a los pechos de los religiosos con muy mucha doctrina, que no pecan de ignorancia sino malicia y de estar mal afectos a las cosas de nuestra religión cristiana por ser como son muy viciosos, carnales, y de malas costumbres estos tales, ya que no los quemen como a los cristianos viejos conviene, y es necesario que se les de algun castigo que les esqüeza, y ellos, y los demás temían de cometer semejantes delitos.

Alega el fiscal en su escrito, que son oprimidos con graves prisiones: la culpa que en esto ha habido ha sido remisión, y no de rigor, porque al tiempo de mi partida encargué al provisor, y se lo mandé xpresamente muchas veces que idos los indios de Chiapas a la ciudad, no los pusiesen en la cárcel baja tras la reja, sino arriba en el curato alto donde moró veinte años el señor obispo nuestro profesor, y donde me aposentaron a mí cuando vine de España: allí estuvieron los dichos indios sin ser jamás puestos en cepo, ni en cadena, ni en grillos, sino siempre las puertas abiertas con libertad para andar por toda la casa, y para ir al tianguez, y para que los visitase quien quisiese, como parece por la respuesta que nuestro provisor dio a la provisión que sobre este caso se le notificó.

La causa porque el presidente, y la Audiencia, el correjidor de Chiapas, y los demÁs ministros de la justicia real han dado en favorecer, y honrar a estos indios Juan Atonal, y Pedro Mata, y Cristóbal sus hijos, es por un negocio, que si se entendiese bien la verdad deberían ser castigados, porque debajo, y so color del servicio de su Majestad han turbado aquel pueblo, y han sido causa por sus pasiones, e intereses particulares de que aquel pueblo está inquieto, y perdido en lo temporal, y en lo espiritual, más que ninguno otro de todo el obispado, habiendo sido en todo el mejor que había en las Indias.

El servicio que se dice haber hecho los dichos indios a su Majestad es haber avisado a Juan de Mesa Altamirano, siendo alcalde mayor de aquella provincia, que en su pueblo de Chiapas, y en sus sujetos había doscientos tributarios escondidos, acerca de lo que pasa, es lo que se sigue.


(Continues...)

Excerpted from Revelación Sobre las Reincidencias en sus Idolatrías by Pedro de Feria. Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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CRÉDITOS, 4,
PRESENTACIÓN, 7,
RELACIÓN DEL OBISPO DE CHIAPAS, 9,
LIBROS A LA CARTA, 21,

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