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LA AGENDA DEL CORDERO
POR QUÉ JESÚS LE LLAMA A UNA VIDA DE RECTITUD Y JUSTICIA
By SAMUEL RODRIGUEZ Grupo Nelson
Copyright © 2013Grupo Nelson
All rights reserved.
ISBN: 978-1-60255-871-7
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CHAPTER 1
Un movimiento de la cruz: vertical y horizontal
La vida Es una cruz. Ningún otro símbolo incorpora pasión y promesa como la cruz: un sencillo símbolo que representa dos maderos, uno vertical y otro horizontal, que marcó exitosamente la eterna esperanza de gloria para toda la humanidad.
Madison Avenue y campañas multimillonarias no han sido capaces de reproducir ningún símbolo comparable. La lealtad, el compromiso e incluso, hasta cierto grado, el compromiso multigeneracional con un mensaje ha sido comunicado mediante el humilde conducto de esta marca, no escrito en la madera sino encarnado en el espíritu de lo que representa: gracia y vida eterna.
Ese símbolo cristiano universal, ruidosamente y con una persuasión desatada, no solo comunica un mensaje de lo que ha de venir, sino también de lo que es verdaderamente la vida: una cruz. Jesús dijo: "Tome su cruz cada día y sígame".
La cruz es vertical y también horizontal. Verticalmente, nos mantenemos conectados a Dios, a su reino, a la vida eterna, a las verdades espirituales, a los principios divinos y a la gloria. Horizontalmente, a nuestra izquierda y a nuestra derecha, existimos rodeados y revelados mediante comunidad, relaciones, familia, cultura y sociedad.
Dicho con sencillez, la cruz es a la vez vertical y horizontal, redención y relación, santidad y humildad, pacto y comunidad, reino y sociedad, rectitud y justicia, salvación y transformación, ethos y pathos; es Juan 3.16 y Lucas 4, ortodoxia y ortopraxia, Billy Graham y el doctor Martin Luther King Jr., fe y política pública, imago dei y habitus Christus, oraciones y activismo, santificación y servicio, la Nueva Jerusalén y Washington DC.
Por demasiado tiempo, la gente ha vivido o bien verticalmente o bien horizontalmente. Pocos, incluso en el liderazgo cristiano, han tenido éxito en vivir, hablar y ministrar desde donde hacen intersección los planos vertical y horizontal de la cruz: el nexo del cristianismo, el vientre del cual surge la agenda del Cordero.
El nexo de la cruz
Históricamente, los evangélicos de raza blanca se han enfocado primordialmente en dos asuntos principales: la vida y la familia. Es comprensible que los cristianos de raza negra hayan tenido tendencia a enfocarse en los elementos de justicia social del mensaje del evangelio que hablan a problemas de pobreza, educación y racismo. La agenda del Cordero reconcilia los elementos vertical y horizontal de la cruz: una plataforma de rectitud y justicia. En otras palabras, el nexo cristiano de unos valores o ethos de cultura del reino y una directiva de misión transformadora que no es o bien ... o bien sino y ... y.
Este nexo es el lugar donde la convicción se casa con la compasión, donde el pez se cruza con el pan, donde la verdad le da la mano a la misericordia. El próximo y gran movimiento transformador y profético en nuestra nación debe permanecer comprometido con la cruz vertical y horizontal, el lugar donde reconciliamos la óptica de la redención con la métrica de la reconciliación.
Necesitamos una iglesia comprometida a salvar a los perdidos y transformar nuestras comunidades, a abordar el pecado a la vez que confronta la injusticia. Necesitamos una iglesia que defienda la vida y sea antipobreza, que fortalezca el matrimonio y ponga fin al tráfico de seres humanos. Una iglesia no es una proposición de o bien ... o bien; es una comunidad de y ... y. Es rectitud y justicia.
La vida es vertical y horizontal: una cruz. El individuo puede vivir en un plano o, si es un nihilista puro, en ningún plano en absoluto. Pero ¿por qué escogemos entre uno u otro cuando podemos habitar en el punto más fuerte: el centro? El alma equilibrada encuentra su hogar en el nexo donde la fe se cruza con la acción, la rectitud se cruza con la justicia, y lo profético hace intersección con lo práctico.
Un movimiento guiado por la iglesia
Estos conductos convergentes de rectitud y justicia sirven como la plataforma para la entidad más poderosa y catalítica del planeta: la iglesia de Jesucristo. Mientras que instituciones, naciones, gobiernos y corporaciones fracasan, una institución siempre vivirá: la iglesia de Cristo. Mateo 16.18 dice claramente: "Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella".
La agenda del Cordero solo puede tener éxito cuando la iglesia centrada en Cristo y creyente en la Biblia dirija el camino. ¿Por qué? Nunca en la historia estadounidense hemos experimentado un cambio sostenible a largo plazo sin que la comunidad que sigue a Cristo encienda la llama de la rectitud. Desde el movimiento abolicionista hasta el movimiento por los derechos civiles y el movimiento a favor de la vida, la comunidad cristiana ha dirigido el camino. Los cristianos siempre han estado en la vanguardia. Nuestra fe proporciona el imperativo moral. Nuestro Dios, el Dios de todos, proporciona la gracia para oír el llamado y la valentía para actuar. Ahora más que nunca, la agenda del Cordero requiere que la iglesia creyente en la Biblia se levante una vez más.
Actualmente, nos enfrentamos al menos a cuatro importantes amenazas para el cristianismo en Estados Unidos:
relativismo moral, decadencia cultural, apatía ritual e indiferencia eclesiástica (el espíritu gobernante de la iglesia tibia).
De todas esas amenazas, ninguna es más subversiva que una congregación indiferente en una iglesia tibia.
La iglesia tibia
¿Por qué una iglesia tibia plantea el mayor peligro para el discurso cristiano en nuestra vida? Dicho con sencillez, una iglesia tibia y que tolera el pecado carece de la autoridad moral para hablar verdad al poder. Solamente da la ilusión de ser una fuerza espiritual en un mundo material. Como tal, puede ser, y con frecuencia es, conquistada por las fortalezas de maldad.
Dietrich Bonhoeffer experimentó esto de primera mano. Como cristiano dinámico y creyente en la Biblia en la Alemania de la década de 1930, Bonhoeffer observaba con horror mientras que la iglesia cristiana "oficial" alemana se congraciaba con el Nacional Socialismo, entonces en el poder. Como tal, la iglesia dio a los cristianos alemanes la ilusión de que debían ser a la vez buenos nazis y buenos cristianos. Muchos cayeron bajo la influencia de Hitler y educadamente desviaron su mirada a medida que él procedía a pasar de una maldad a otra.
Bonhoeffer, sin embargo, entendía la agenda del Cordero y el simbolismo de la cruz. Sabía que solo mediante la gracia de Dios y el poder de su Palabra podía encontrar la fortaleza para insistir en la justicia social para sus compatriotas perseguidos, muchos de los cuales ni siquiera eran cristianos. Él entendía que el plano horizontal de la cruz no terminaba en las paredes de su iglesia.
Como Pablo argumentó en Romanos 12.18: "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres". Y como Jesús mismo mandó a sus apóstoles: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mate
(Continues...)
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