La India: Retrato de una sociedad

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Overview

In this bold, enlightening, and readable study, psychoanalyst Sudhir Kakar and anthropologist Katharina Kakar investigate the nature of “Indian-ness,” that sense of unity that underlies modern India’s tremendous diversity, beyond ethnic or social differences. Focusing on what constitutes a common Indian identity, the authors examine in detail the complex hierarchical organization of Indian social life, based on the caste system; strong familial ties, founded upon the concept of extended family; the ayurvedic influence on health and body image; the modest attitude toward sex and marriage; the role of women in society; and the concept of the “other,” especially as it applies to Hindu-Muslim relations. Drawing upon three decades of research and sources as varied as the Mahabharata, the Kama Sutra, the writings of Gandhi, Bollywood movies, and popular folklore, the Kakars have created here a rich and colorful portrait of Indian society.

En este sólido, esclarecedor y ameno estudio, el psicoanalista Sudhir Kakar y la antropóloga Katharina Kakar investigan la naturaleza de la “indianidad,” esa unidad que subyace en la gran diversidad de la India moderna, más allá de las diferencias étnicas o sociales. Centrándose en lo que constituye una común identidad india, los autores examinen en detalle el complejo mundo jerárquico de las relaciones sociales indias, basado en la institución de la casta; la particular concepción de los vínculos familiares, derivada de la idea de familia extensa; la influencia del ayurveda en la imagen del cuerpo humano y la salud; la pudorosa actitud hacia el sexo y el matrimonio; el papel de la mujer en la sociedad; y la percepción del “otro,” con especial énfasis en el conflicto hindú-musulmán. Apoyados en tres décadas de investigación y fuentes tan variadas como el Mahabharata, el Kamasutra, los escritos de Gandhi, las películas de Bollywood y el folclore popular, los Kakar han creado con esta obra un riquísimo y cromático retrato de la sociedad india.

Product Details

ISBN-13: 9788499881935
Publisher: Editorial Kairos
Publication date: 10/01/2013
Pages: 272
Product dimensions: 5.10(w) x 7.80(h) x 0.60(d)
Language: Spanish

About the Author

Sudhir Kakar is a psychoanalyst, a writer, and an adjunct professor of leadership at INSEAD business school in Fontainebleau, France. He has been awarded Columbia University’s Kardiner Award, the American Anthropological Association’s Boyer Prize for Psychological Anthropology, and Germany’s Goethe Award, among others. He is the author of Shamans, Mystics, and Doctors: A Psychological Inquiry into India and Its Healing Traditions. Katharina Kakar is a writer and former lecturer in comparative religion at the Free University in Berlin, as well as a former senior fellow at the Center for the Study of World Religions at Harvard Divinity School. She is the founder of the NGO Tara Trust, an organization that promotes the education and empowerment of children and women in India. They live in Goa, India.

Read an Excerpt

CHAPTER 1

EL HOMBRE JERÁRQUICO

El famoso periodista indio Sunanda K. Datta-Ray, en un artículo titulado "Where rank alone matters", señala que la satisfacción de 300 millones de consumidores de clase media, los "nuevos brahmanes", no radica en el hecho de que sean consumidores en un mercado global, sino en ser "alguien" en una sociedad profundamente jerárquica. Nunca encontraremos a jueces jubilados, exembajadores y otros funcionarios del Estado indio que ya no prestan servicio sin una tarjeta de visita que muestre de forma destacada quiénes fueron en su día. La India no es un país para el anonimato, concluye. Hay que ser "alguien" para sobrevivir con dignidad, puesto que el estatus es lo único que puede reemplazar al dinero. Podría haber añadido que la India es con diferencia la principal fuente de aspirantes para el Libro Guinness de los récords. La capacidad de inventiva india para encontrar nuevos campos en los que establecer récords (y no nos referimos a los archiconocidos por tener las uñas o el bigote más largos) es llamativa, divertida y en cierto modo enternecedora. Las editoriales británicas y norteamericanas de diccionarios biográficos y recopilatorios de "quién es quién" –una lucrativa rama de autobombo– han descubierto, con gran astucia comercial, que la India representa el mayor mercado de personas que quieren aparecer en este tipo de publicaciones para después exhibirlas en el salón de casa.

La necesidad de llamar la atención, de sobresalir en una masa anónima, por supuesto que no se puede atribuir en exclusiva a los indios, sino que forma parte del legado narcisista de todos los seres humanos. Lo que hace que este fenómeno esté curiosamente omnipresente –y sea patético– en la India es que la autoestima viene determinada casi exclusivamente por el estatus que la persona (ya sea de forma individual o como parte de una familia) tiene en el seno tan jerárquico de la sociedad india. Si bien la percepción del otro se rige en primer lugar por el sexo de la persona ("¿Es hombre o mujer?"), seguido de la edad ("¿Es joven o vieja?") y de otras señas de identidad, en la India la determinación del estatus relativo ("¿Es esta persona superior o inferior a mí?") es de las primeras preguntas subconscientes que surgen en un encuentro interpersonal. Es posible que los indios sean el pueblo menos democrático del mundo a pesar de vivir en la mayor democracia del mundo y la más plural.

Este principio jerárquico tan profundamente interiorizado, la lente a través de la que hombres y mujeres en la India conciben su mundo social, se origina en los primeros años de la vida de un niño en la familia. De hecho, es vital entender la dinámica psicológica de la vida familiar para comprender el comportamiento indio no solo hacia la autoridad, sino también en otras muchas situaciones sociales.

La red de la vida familiar

La familia india es grande y ruidosa: padres e hijos, tíos y en ocasiones primos, presididos por abuelos benevolentes, conviven bajo un mismo techo, en el que se dan conspiraciones y relaciones secretas, amor intenso y arrebatos de celos. Los miembros de la familia a menudo se pelean pero siguen siendo, en la mayoría de los casos, muy leales los unos a los otros y siempre se muestran como un frente único de cara al exterior. Así es la familia india, con un sentido de la vida tan poderoso que la separación de sus miembros del núcleo familiar les provoca un permanente sentimiento de estar en el exilio.

Esta es la familia "extensa" de las películas de Bollywood que, según los sociólogos, nunca ha sido la norma universal. Tampoco es cierto que la amplia familia extensa se dé con más frecuencia en los pueblos que en las ciudades; los estudios muestran que es más común en las zonas urbanas y entre las castas altas terratenientes que entre las castas más bajas de la India rural. Las razones económicas, especialmente el elevado coste de vida en las zonas urbanas, suponen sin duda alguna uno de los motivos por los que este modelo de familia sobrevive. Esa nostalgia de hoy en día ante el supuesto agostamiento de la familia india por el ritmo acelerado de la modernización podría estar fuera de lugar, ya que es posible que la prevalencia de las familias extensas esté aumentando en lugar de disminuyendo. Es importante señalar que, independientemente de los cambios demográficos y del deseo de muchas parejas modernas de clase media de escapar de las tensiones de la gran familia y vivir por su cuenta, la familia extensa sigue siendo la forma de organización familiar preferida por los indios y presenta una "realidad psíquica" que nada tiene que ver con su incidencia real.

¿En qué consiste esta familia "extensa" que tiene tanto peso en el fuero interno de un indio, incluso en lugares y estratos sociales donde ya no es la forma de organización familiar predominante? La familia extensa ideal es aquella en la que los hermanos siguen juntos después de haberse casado y traen a sus esposas a casa de los padres. Se rige por ideales de lealtad fraternal y obediencia filial, que establecen que hay que vivir bajo un mismo techo y compartir actividades económicas, sociales y rituales. Además de este núcleo principal, puede haber otras personas que residan de forma permanente o temporal en el hogar: hermanas o tías viudas o abandonadas por sus maridos, o familiares lejanos, llamados de forma eufemística "tíos", que no tienen otra familia a la que recurrir. En la práctica, por supuesto, puede que los hermanos y sus familias no compartan la misma cocina, o que vivan en casas adosadas en lugar de en una sola vivienda, o es posible que algún hermano haya emigrado a la ciudad en busca de oportunidades económicas. Incluso en el caso de muchas familias que parecen "nucleares", en el sentido de que están compuestas por padres e hijos no casados, persiste una "cohesión" social y psicológica. Cuando un hermano se muda a la ciudad, por ejemplo, su mujer e hijos suelen quedarse viviendo con la familia en el pueblo mientras él envía dinero para contribuir a los ingresos familiares, o bien, si se lleva a la familia con él, vuelven a "casa" tanto como pueden. Incluso en las clases altas y medias-altas, la realidad psíquica de la familia extensa les hace dar por supuesto que pueden ir de visita e instalarse durante semanas, si no meses, con los hijos adultos ya casados que están trabajando en partes lejanas del país o incluso fuera de la India.

Lo que queremos destacar aquí es que la mayoría de los indios pasan la etapa formativa de su vida en escenarios familiares más similares al de la familia extensa que al de la nuclear. No obstante, los hijos ya mayores que supuestamente viven solos o en una familia nuclear visitan con frecuencia y durante largos periodos de tiempo a los miembros de la familia extensa. Las personas no solo se reúnen con su familia para celebrar festividades, sino que también prefieren estar en compañía de sus familiares cuando van de vacaciones o de peregrinaje religioso. Los ideales de solidaridad fraternal y devoción filial son tan fuertes que se hacen esfuerzos continuamente para mantener esa "cohesión" tan característica, al menos en el sentido social de la palabra. Cualquiera que se haya visto alguna vez atrapado en un atasco en una ciudad india un domingo por la mañana solo tiene que recordar que muchos de los hombres, mujeres y niños que están vestidos con sus mejores galas, sentados de mala manera en motos o enlatados en autobuses o pequeños coches Maruti, van de camino a visitar a familiares que viven en la otra punta de la ciudad.

Los datos demográficos de la población infantil reflejan en cierto modo los patrones matrimoniales indios. Si exceptuamos a las clases medias y altas de las zonas urbanas, donde han empezado a casarse a edades más tardías, la mayoría de las parejas se casan en la adolescencia, en un momento en el que no disponen de los recursos económicos o psicológicos para formar una familia en un hogar independiente. La separación de la familia extensa, si es que se produce, llega después, en plena niñez de los hijos. Por tanto, no es de extrañar que tíos, primos y, cómo no, abuelos estén muy presentes en los recuerdos de la infancia de la mayoría de los indios. Estas figuras tienen un mayor peso en el mundo interior de los indios que en el de los europeos y norteamericanos, que crecen en familias nucleares en las que son el padre y la madre (y quizá también los hermanos) los que siguen de cerca su vida emocional.

Más que ningún otro factor, como pudiera ser el reciente aumento en la tasa de crecimiento económico, la mejora del estatus de las capas más oprimidas de la sociedad e incluso la fuerza de la creencia religiosa, lo que mantiene unida a la sociedad india es la familia, y el papel que desempeñan las obligaciones familiares en la vida de un indio. Sin duda, la otra cara de la moneda –porque las monedas tienen siempre dos caras– es que centrarse tanto en la familia como única fuente de satisfacción de las necesidades de la persona refleja una persistente falta de fe en prácticamente cualquier otra institución social. Como consecuencia, se observa una tendencia extrema a las divisiones y una falta de compromiso con nadie o nada que esté fuera de los límites de la familia más cercana.

En un país sin amplios programas gubernamentales de seguridad social, subsidios por desempleo o sistemas de pensiones, la familia ha de proporcionar ayuda temporal cuando un hombre pierde su trabajo, una joven madre está enferma o las inundaciones por el monzón arrasan la cosecha. Para la mayoría de los indios, con excepción de la creciente clase media y la reducida élite de clase alta, la familia es el único seguro de vida con el que cuentan. Por tanto, como es lógico, en el imaginario de la mayoría de los indios el valor y, de hecho, la identidad de una persona son indisociables de la reputación de su familia. Cómo vive una persona y lo que hace no se suele ver como el resultado del esfuerzo o las aspiraciones de esa persona exclusivamente, sino que se interpreta en función de las circunstancias de su familia e incluyendo en la ecuación el espectro más amplio de la sociedad. El éxito o fracaso individual solo cobra sentido en el contexto de la familia. "¿Cómo puede comportarse así el hijo de la familia X?" es tanto una expresión de desprecio como lo es de aprobación el decir "¿Cómo no va a triunfar? Después de todo, ¡es hijo de la familia Y!".

Desde un punto de vista psicológico, la persona conforma gran parte de su autoestima a partir de los mitos que le confieren a su familia una especie de distinción o prominencia en el pasado o exageran su importancia en el presente. Los vínculos más estrechos –a veces incluso los de amistad– se forjarán dentro de la familia y no fuera. Como dice un proverbio hindú, "vale más un grano de mostaza de parentesco que un carro entero de amistad". Estas relaciones especiales que se forjan en la familia extensa son una gran fuente de apoyo, necesaria para avanzar en la vida y para la afirmación constante de la identidad de una persona.

No obstante, las interacciones y obligaciones familiares no se han mantenido inalteradas. Los escritos nacionalistas hindúes y algunas revistas para mujeres están plagados de textos alarmistas sobre el ataque a la familia india por parte de las fuerzas de la modernización occidental. Muchos de estos cambios en parte tienen que ver con el aumento del individualismo y el papel de las mujeres en las zonas urbanas, tema que retomaremos más adelante. También las obligaciones familiares están en proceso de cambio: hace 30 años se daba por supuesto que cualquier hombre cuidaría de su primo o sobrino si este iba a su casa y se quedaba varios años para poder ir al colegio, puesto que en su ciudad o pueblo no había escuela. Hoy en día, en cambio, la mayoría de las familias de clase media se lo pensaría dos veces antes de tomarse tantas molestias. Sin embargo, si bien las obligaciones familiares se han reducido, no han desaparecido por completo. Es posible que los indios ya no sientan esa obligación de cuidar de sus tías lejanas, pero no dudan en ocuparse de las necesidades emocionales, sociales y financieras de los padres cuando alcanzan la madurez. En términos generales, la familia india sigue siendo muy particular (y particularmente conservadora) en lo que respecta al matrimonio, la condición de padres y la red de responsabilidades y obligaciones mutuas en las relaciones de parentesco más amplias.

La inquebrantable solidaridad entre hermanos, como uno de los principales ideales de la vida familiar, puede conducir a situaciones que podrían resultar extrañas para la "sensibilidad moderna", que considera la pareja marido-mujer como el punto de apoyo de la vida familiar. Por ejemplo, un hombre tolerará a menudo las relaciones adúlteras de su esposa con su hermano –en las clases altas, principalmente por un desconocimiento fingido; las capas más pobres de la sociedad prescinden de esta pudorosa hoja de parra–. De ahí que se produjera la siguiente situación cuando un cocinero del estado montañoso de Uttarakhand en una ocasión le pidió a su jefe vacaciones para ir a su pueblo porque su esposa acababa de dar a luz a un niño:

–¿Cómo puede tu esposa dar a luz a un niño cuando no has estado en tu pueblo durante este último año? –preguntó el jefe.

–¿Y eso qué importancia tiene? –respondió el hombre–. Mi hermano sí ...

Puede que este sea un ejemplo llevado al extremo, pero solo porque se menciona explícitamente; la situación en sí misma es más común de lo que se piensa. Durante un tiempo, en la historia social de la India, la importancia erótica del hermano menor del marido –en el sentido de que tuviera o pudiera tener relaciones sexuales con la viuda de su hermano mayor– se reconoció oficialmente en la costumbre de niyoga. Esta costumbre se remonta miles de años hasta el Rig-veda, en el que se describe cómo un hombre, identificado como el cuñado por los comentaristas del texto, le tiende la mano prometiéndole matrimonio a una viuda dispuesta a compartir la pira funeraria con su marido.

Aunque la costumbre fue cayendo en desuso, especialmente a raíz de la prohibición de que una viuda volviera a casarse (aunque se sigue dando en algunas comunidades), se mantiene muy vivo el núcleo psicológico del niyoga, es decir, que tanto la mujer casada como su cuñado más joven son conscientes de que son o pueden ser pareja sexual. En las consultas de psicoterapia se observa que pocas mujeres de clase media se sienten culpables por tener relaciones de intimidad sexual con el cuñado. Su angustia se manifiesta más bien cuando este se va de casa o ante su inminente boda, pues la mujer percibe esta situación como el fin de su vida sensual y emocional.

La autoridad en la cultura India

El indio tiene tan interiorizada su posición familiar y social relativas que podría ser calificado, en palabras de Louis Dumont, como el verdadero homo hierarchicus. La interiorización de la jerarquía se produce a la par que la adquisición del lenguaje. Hay seis sonidos infantiles básicos, un lenguaje universal empleado por los niños de todo el mundo con ligeras variaciones entre una sociedad y otra. Estas "palabras" son una repetición de combinaciones del sonido vocálico 'a' precedido de distintas consonantes: 'dada', 'mama', 'baba', 'nana', 'papa' y 'tata'. Los niños repiten una y otra vez estos sonidos, u otros muy similares, como respuesta a su propio balbuceo y a la imitación modificada que hacen los padres de los sonidos de sus hijos. En la mayoría de los países occidentales, los padres reconocen y repiten tan solo unos pocos de estos sonidos repetitivos, por ejemplo, 'mama', 'dada' o 'papa', reforzándolos de este modo en el niño. En la India, por el contrario, prácticamente todos estos sonidos tan parecidos se repiten y refuerzan, puesto que cada uno es el nombre de varios familiares mayores que el niño ha de aprender a identificar según la posición que él o ella ocupa en la jerarquía de la familia. Así, por ejemplo, en punjabi ma es madre, mama es el hermano de la madre, dada es el padre del padre, nana es el padre de la madre, chacha es el hermano menor del padre, taya es el hermano mayor del padre, masi es la hermana de la madre, y así sucesivamente.

Esta transformación del lenguaje infantil básico en nombres para las relaciones de parentesco de la familia extensa es característica de todas las lenguas indias. No solo simboliza las múltiples relaciones del niño con una variedad de posibles figuras protectoras en la generación más mayor, sino que enfatiza asimismo la importancia del conocimiento que el niño tiene de la jerarquía de la organización familiar. Los indios deben aprender a adaptarse, desde una edad muy temprana, a las personalidades y estados de ánimo de muchas figuras de autoridad, aparte de sus padres. No queremos entrar a juzgar si esa capacidad tan desarrollada de un indio de poder prácticamente prever los deseos de un superior y amoldar su comportamiento a estos ha de calificarse de "flexibilidad" o de "falta de afirmación de sí mismo". La cuestión está en que esas vivencias tempranas en la familia extensa y el hecho de que el niño sepa a una edad tan precoz cuándo retirarse, cuándo convencer con zalamerías y cuándo ser testarudo para conseguir lo que quiere hacen del indio un excelente negociador en las futuras relaciones de negocios de su vida profesional.

(Continues…)


Excerpted from "La India"
by .
Copyright © 2007 Sudhir Kakar and Katharina Kakar.
Excerpted by permission of Editorial Kairós.
All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.
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Table of Contents

Introducción,
El hombre jerárquico,
La interiorización de la casta,
La mujer india: tradición y modernidad,
Sexualidad,
Salud y sanación: enfrentarse a la muerte,
Religión y espiritualidad,
El conflicto entre hindúes y musulmanes,
La mente india,
Notas y referencias,
Notas de la traductora,

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