Niño: Un soplo de vida
Habiendo publicado satisfactoriamente mi primer libro en español El Último de los Incas, no tardé en descubrir que quizás hay talento escondido en la punta de mis dedos.

Eran los últimos días del último mes de 2012. Un día sentado con mi mascota en la terraza de mi apartamento, esperando el fin del mundo que nunca llegó. Mientras permanecía sentado hablaba con él, él nunca me respondió. Así que decidí usar la expresión que todo el mundo usa: los perros son inteligentes; solo les falta hablar. Así es como empezó todo. En mi imaginación, comencé a hablarle. Fingí escuchar sus viejos y nuevos problemas.

Meses después, luego de comenzar a escribir El último de los incas y no tener idea de qué seguir escribiendo, comencé con la historia de mi mascota. Empecé a escribir Niño. Mi mascota fue adoptada por mí después de que su dueño original no pudiera seguirle cuidando. Su nombre de nacimiento fue Cookie. Meses después le cambiaría de nombre porque mi trato hacia él era como un niño de verdad. Muchas veces quise llamarlo Pinocho. Me abstuve de usar ese nombre y finalmente me conformé con Niño.

Gran parte de su historia es cierta. Parte de su historia es ficticia. Hice una mezcla de travesuras, usando la imaginación de un niño de diez años compartiendo sus problemas con la de un hombre de más de cincuenta años. Así es como finalmente terminé de escribir "Niño."

Sigo sentado en mi terraza, viendo pasar a la gente. Algún día elegiré un nuevo personaje para mi próximo libro.

Dedicado a mi fiel mascota llamado Niño.
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Niño: Un soplo de vida
Habiendo publicado satisfactoriamente mi primer libro en español El Último de los Incas, no tardé en descubrir que quizás hay talento escondido en la punta de mis dedos.

Eran los últimos días del último mes de 2012. Un día sentado con mi mascota en la terraza de mi apartamento, esperando el fin del mundo que nunca llegó. Mientras permanecía sentado hablaba con él, él nunca me respondió. Así que decidí usar la expresión que todo el mundo usa: los perros son inteligentes; solo les falta hablar. Así es como empezó todo. En mi imaginación, comencé a hablarle. Fingí escuchar sus viejos y nuevos problemas.

Meses después, luego de comenzar a escribir El último de los incas y no tener idea de qué seguir escribiendo, comencé con la historia de mi mascota. Empecé a escribir Niño. Mi mascota fue adoptada por mí después de que su dueño original no pudiera seguirle cuidando. Su nombre de nacimiento fue Cookie. Meses después le cambiaría de nombre porque mi trato hacia él era como un niño de verdad. Muchas veces quise llamarlo Pinocho. Me abstuve de usar ese nombre y finalmente me conformé con Niño.

Gran parte de su historia es cierta. Parte de su historia es ficticia. Hice una mezcla de travesuras, usando la imaginación de un niño de diez años compartiendo sus problemas con la de un hombre de más de cincuenta años. Así es como finalmente terminé de escribir "Niño."

Sigo sentado en mi terraza, viendo pasar a la gente. Algún día elegiré un nuevo personaje para mi próximo libro.

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Habiendo publicado satisfactoriamente mi primer libro en español El Último de los Incas, no tardé en descubrir que quizás hay talento escondido en la punta de mis dedos.

Eran los últimos días del último mes de 2012. Un día sentado con mi mascota en la terraza de mi apartamento, esperando el fin del mundo que nunca llegó. Mientras permanecía sentado hablaba con él, él nunca me respondió. Así que decidí usar la expresión que todo el mundo usa: los perros son inteligentes; solo les falta hablar. Así es como empezó todo. En mi imaginación, comencé a hablarle. Fingí escuchar sus viejos y nuevos problemas.

Meses después, luego de comenzar a escribir El último de los incas y no tener idea de qué seguir escribiendo, comencé con la historia de mi mascota. Empecé a escribir Niño. Mi mascota fue adoptada por mí después de que su dueño original no pudiera seguirle cuidando. Su nombre de nacimiento fue Cookie. Meses después le cambiaría de nombre porque mi trato hacia él era como un niño de verdad. Muchas veces quise llamarlo Pinocho. Me abstuve de usar ese nombre y finalmente me conformé con Niño.

Gran parte de su historia es cierta. Parte de su historia es ficticia. Hice una mezcla de travesuras, usando la imaginación de un niño de diez años compartiendo sus problemas con la de un hombre de más de cincuenta años. Así es como finalmente terminé de escribir "Niño."

Sigo sentado en mi terraza, viendo pasar a la gente. Algún día elegiré un nuevo personaje para mi próximo libro.

Dedicado a mi fiel mascota llamado Niño.

Product Details

BN ID: 2940160832845
Publisher: Luis Herrera
Publication date: 05/05/2022
Sold by: Barnes & Noble
Format: eBook
File size: 211 KB
Language: Spanish

About the Author

Soy el quinto de una familia de nueve hermanos, hijos de padres muy humildes que vivieron en extrema pobreza. Viví la mitad de mi vida en mi ciudad natal Lima Perú, gracias a un giro del destino, pude emigrar a los Estados Unidos. En mis años de juventud, aprendí e hice uso de mi habilidad como carpintero, pero siempre en constante lucha para superar la pobreza. Empecé muchos pequeños negocios, fracasando en la mayoría de ellos. En mi lucha contra la pobreza, siempre busqué información y me volví amante del conocimiento. Me sumergí en documentales y libros, y mientras permanecía sumergido en ellos, aprendí muchas cosas. Descubrí que la historia no esta escrita como sucedió. Toda la información que había reunido se convertiría en historia años después. Aun me faltaba material para mi historia y necesitaba encontrar a los personajes para aquello, a mediados de diciembre de 2012, mis pasos me llevaron a una instalación llena de una gran cantidad de personajes, allí pensé que los había encontrado.

Después de una profunda investigación, sentí una sensación de claridad de lo que necesitaba hacer para llevar a buen término mi proyecto. Empecé a tener mas sentido de pertenencia en esta cultura y entendí sus necesidades. Escogí a todos ellos y les di un puesto en mi tribu imaginaria, fue entonces cuando un amigo me dijo que esa gente dependía de mí. Le dije que eso veía y que creía que puedo hacer de ellos buenos guerreros, respondí. Me preguntó cómo llamaría a mis guerreros. Le dije: “El último de los incas.” Perdón, le aclaré que yo sería el último Inca y ellos serían mis guerreros. Y así fue que aquella tarde del verano de 2012, comencé a escribir esta historia en las notas de mi Apple iPhone.

A partir de ese día, tomaba el autobús y escribía mi historia mientras viajaba a la ciudad hacia mi centro de trabajo. Me tomó treinta meses, y finalmente pude terminar de escribir mi historia a fines de diciembre de 2014.

Mis amigos fueron la chispa que encendieron mi ánimo a escribir esta larga historia. Gracias a ellos y gracias al autobús de la ciudad, que me inspiraba cada mañana mientras viajaba de casa al taller. Espero que esta obra de ficción sirva como herramienta para que todos recuerden el pasado y miren hacia el futuro.
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