Correspondencia completa

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by Rene Guenon
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Product Details

ISBN-13: 9788415968009
Publisher: Obelisco, Ediciones S.A.
Publication date: 02/28/2014
Series: Coleccion Textos Tradicionales
Edition description: Spanish-language Edition
Pages: 160
Product dimensions: 5.30(w) x 8.20(h) x 0.60(d)
Language: Spanish

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CORRESPONDENCIA COMPLETA ENTRE LOUIS CATTIAUX Y RENÉ GUÉNON (1947-1950)


By Pere Sánchez

EDICIONES OBELISCO

Copyright © 2013 Ediciones Obelisco, S. L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-15968-00-9



CHAPTER 1

Correspondencia completa entre Louis Cattiaux y René Guénon


Louis Cattiaux París, 19 de octubre de 1947

Señor:

El conocimiento único que parece usted poseer acerca de lo que se ha venido en llamar la tradición primordial (creo que es la ciencia de Adán), así como los ánimos de los señores Chauvet, Chacornac y Gaigneron –olvidaba el Dr. Rouhier–, me incitan a pedirle su parecer sobre el libro El Mensaje Reencontrado, en particular en lo que concierne a esta tradición primordial.

Esta obra ha sido completada posteriormente, añadiéndole un decimotercer capítulo. Si le interesa, hágamelo saber, pues será un placer enviarle un ejemplar corregido, que le permitirá emitir un juicio, al cual doy una gran importancia.

De todas formas, le doy las gracias por su atención siempre despierta y le envío mi buen pensamiento.


* * *

René Guénon El Cairo, 17 de noviembre de 1947

Señor:

Acabo de recibir su carta; habría debido agradecerle ya el amable envío de su libro, y me disculpo de no haberlo hecho hasta ahora. Por otra parte, tengo la intención de decir algo de él en Études Traditionnelles; sólo que será necesario, sin duda, esperar aún un poco para esto, no solamente porque no llego nunca a encontrar bastante tiempo para todo lo que querría hacer, sino también porque el espacio del que disponemos para las reseñas es muy limitado. Por lo demás, puesto que tiene a bien proponerme el envío de un ejemplar completo, acepto con mucho gusto y se lo agradezco de antemano; veo pues que vale más que espere a conocerlo para hacer esta reseña, y también para hacerle saber directamente mi impresión, tal como me pide. El señor Chauvet me ha hablado de usted varias veces, pero no sabía que estaba usted en relación con el señor Gaigneron.

Crea, se lo ruego, en mis mejores sentimientos.


* * *

Louis Cattiaux París, 5 de enero de 1948

Señor:

Me siento honrado de saber que tiene a bien interesarse lo suficiente por mi obra, El Mensaje Reencontrado, como para leer un ejemplar completado a toda prisa, que le envío junto con estas palabras. Le adjunto el capítulo XIII en hojas volantes, que aparecerá en la próxima edición, si es que se lleva a cabo.

Lo que usted tenga a bien decir sobre este libro en Études Traditionnelles me será de gran valor, sea cual sea su juicio, así como su parecer particular, que espero conocer directamente.

Me alegraría que no tuviera en cuenta mi persona, ni nuestras relaciones comunes para decir lo que le parece justo y necesario sobre la obra sometida a su juicio; esto puede parecer doloroso y duro, pero es el único medio de conservar una honestidad en el verbo humano que parece estar destinada a desaparecer cada día un poco más.

Le envío mi buen pensamiento.


* * *

René Guénon El Cairo, 31 de enero de 1948

Estimado señor:

Acabo de recibir su carta, así como el ejemplar completo de su libro, por el que le doy las gracias. Cuando hable de él en Études Traditionnelles, por supuesto que diré francamente lo que pienso, como usted me pide y como, por otra parte, hago siempre. De momento, permítame solamente hacerle una pregunta con respecto a la disposición de su texto en dos columnas paralelas: entre las cosas puestas así, una frente a otra, si bien hay en ellas algunas cuya relación es bien visible, hay muchas otras, en cambio, en las cuales no aparece claramente; ¿le sería posible explicarme un poco cuáles han sido sus intenciones al adoptar esta disposición?

Disculpe estas notas escritas deprisa; y crea, se lo ruego, estimado señor, en mis mejores sentimientos.


* * *

Louis Cattiaux París, 17 de febrero de 1948

Estimado señor Guénon:

Estoy muy honrado por la atención que tiene a bien prestar a mi obra, y estoy agradablemente sorprendido por su pregunta sobre la relación que existe entre las dos columnas, pregunta absolutamente original, que hasta ahora ninguno de mis correspondientes había pensado en hacerme, tanto Patrice de la Tour du Pin, Georges Duhamel, Georges Barbarin, Daniel Rops, Jules Supervielle, Raoul Auclair, François Mauriac, los R. P. Régamey, Bruckberger, d'Ouince, de Romefort, Henri Sérouya, o los teólogos de las diferentes órdenes benedictinas y dominicanas, que me quieren quemar en las sacrosantas hogueras de la Inquisición felizmente difunta. (Respecto a los otros sectarios, creo que queda el procedimiento del tiro en la nuca).

En cuanto al señor Paul le Cour, J. Marcireau, el cardenal Suhard, R. Aron y algunos otros como Paul Claudel y Masal, de Témoignage Chrétien, no se han molestado en responder, excepto el señor Le Cour, que confunde el antiguo gorro frigio de los esclavos con el gorro de los iniciados; pero creo saber, por medio del señor Chauvet, el cuidado perfectamente inútil que usted se toma en poner de manifiesto las fantasías de este género. (Inútil en cuanto a su autor, por supuesto).

Volviendo a El Mensaje, es una obra que, en cierta forma, me ha sido impuesta, y de la cual ya había perdido un manuscrito, llamado lamentablemente El Mensaje Extraviado, robado en Douchy (Loiret) por las hordas de civiles franceses cuando huían, en 1940.

Las dos columnas han aparecido, naturalmente, como la réplica de la tierra y del cielo y de su necesaria unión, en lo cual consiste todo el misterio de la encarnación de la vida y de la toma de conciencia de aquel que la habita. Así, la columna de la derecha es un equivalente, pero no una explicación, de la columna de la izquierda; y examinando los catorce sentidos de estos versículos dobles, se les puede unir por medio de la síntesis del misterio primero de la creación, siempre más o menos presente por la virtud del sentido "alquímico".

Mi amigo Lanza del Vasto, que tiene a bien leer este libro desde hace un año y medio, me dice que tiene la impresión de que jamás lo reconoce, y yo mismo, cuando lo abro, me quedo sorprendido y siempre descubro algo nuevo, ¡lo cual es el colmo del asombro, confiéselo!

No obstante, ya no pienso mucho en este trabajo, persuadido de su inutilidad actual, y desanimado por el pequeño número de individuos dispuestos a leerlo el tiempo suficiente para que lo que es evidente se vuelva luminoso.

Es cierto que la forma condensada en extremo exige una digestión larga y secreta, de la que pocos hombres son capaces en la actualidad, sea porque la vida agitada del mundo se lo impide, o porque el sectarismo de las religiones dormidas se lo prohíbe.

También es necesario admitir que, hasta el momento, me ha sido imposible llegar al público especializado en este tipo de obras, y las escasas reseñas inconsistentes que han sido hechas no han servido de mucho para su difusión, y yo mismo no me he ocupado de hacerlo distribuir como hubiera sido necesario, por lo que, en definitiva, nada tengo que añadir a lo dicho.

Le señalo que los trece títulos de la columna de la izquierda son anagramas del primer título, lo cual es muy curioso como hallazgo. VERITÉ NUE.

Como la tradición le interesa por encima de todo (por otra parte, con razón), me permito señalarle el sentido último de esta obra, que es el sentido "alquímico", el de lo BAJO y el de lo ALTO que se unen en el silencio del blanco del medio.

Su amor por la calidad, en un mundo abocado a la devoción de la cantidad, su búsqueda de la profundidad sintética en medio mismo de la locura del análisis superficial desencadenado en el mundo, le harán penetrar fácilmente en la habitación de la Reina y del Rey, donde encontrará al niño recién nacido de todas las tradiciones verdaderas, el hijo verdadero de la Luna y del Sol alquímicos, el único que puede regenerar el mundo y volverlo a situar en su estado primero de pureza, de paz y de perennidad. Es algo muy grande que muchos de los grandes santos no han conocido, y que por consiguiente no han enseñado, como por ejemplo todos esos que se han vuelto "sociales", organizando mejor la prisión de los hombres, en lugar de indicar el medio para salir de ella.

Excúseme por esta extensa carta, y crea en mi gran alegría por encontrar, en un día próximo, a uno de los pocos seres vivos que han permanecido curiosos acerca del secreto de la vida.

Le envío mi buen pensamiento.


P. D.: He aquí, a título de indicación del todo provisional, algunos de los sentidos que, en términos generales, se pueden atribuir a las dos columnas:

Moral-Social Ascético-Individual Poético-Simbólico

Cosmogónico-Universal Religioso-Místico Filosófico-Iniciático


Gnóstico-Alquímico

Ejemplos tomados al azar:

Página 79, versículos 25 y 25': Columna de la izquierda; sentido moral, social, ascético, individual, etc. Columna de la derecha: sentido cosmogónico, místico, gnóstico, alquímico, etc.

Página 101, –versículo 49: sentido filosófico, iniciático; –versículo 49': sentido ascético y alquímico.

Así, las combinaciones son múltiples y a menudo existen también de un versículo al siguiente, abajo o cruzados.


René Guénon El Cairo, 24 de marzo de 1948

Estimado señor:

Acabo de recibir su carta del 17 de febrero, y le agradezco las explicaciones que ha tenido a bien darme acerca de su libro. No me extraña en absoluto que ninguna de las personas que me cita haya pensado en hacerle ciertas preguntas, puesto que la mayoría no son más que escritores del todo "profanos", y en cuanto a mí, nunca he tenido la menor confianza en las posibilidades de comprensión por parte de los literatos.

Ya que me habla de P. Le Cour, le diré que jamás me hubiera ocupado de él si él mismo no hubiera tenido deseos de perseguirme constantemente con sus necedades y si no me hubiera dado cuenta de que su desequilibrio evidente lo predisponía, en ciertas circunstancias, a servir de instrumento de influencias más peligrosas.

En cuanto a J. Marcireau, cuyas iniciativas tienen todas un objetivo "comercial", estoy muy molesto de servir, a mi pesar, para dar publicidad a este poco interesante personaje; pero, desgraciadamente, hasta el momento no he encontrado ningún medio eficaz para obligarle a acabar con esta situación ...

Volviendo a su libro, enseguida me di cuenta de que los títulos de las columnas de la izquierda eran una serie de anagramas y que todos estaban compuestos de las mismas letras; pero creí que esto era algo hecho ex profeso, y debo decirle con franqueza que vi en ello una de esas "singularidades" que se encuentran casi siempre en las obras sobre el esoterismo occidental, y que causan una impresión algo embarazosa a quienes, como es mi caso, están más habituados a las formas orientales. También he percibido, en otras partes del libro, algunas cosas del mismo tipo, como, por ejemplo, el versículo 46 ter. de la columna derecha de la p. 29.

¿Puedo preguntarle por qué escribe Krist, lo cual no está de acuerdo con la forma griega original Christos, y no Kristos?

En cambio, hay ciertos versículos que me han recordado algunos aforismos taoístas; ¿es indiscreto preguntarle si ha tenido la ocasión de estudiar el Tao Te King?

En el fondo, no me sorprende que usted pueda descubrir siempre alguna cosa nueva en lo que ha escrito, pues además del sentido general, que necesariamente debe ser completamente consciente, en la formulación pueden introducirse muchas cosas secundarias que primero pasan desapercibidas. Pero lo que me parece más importante es saber si la pluralidad de sentidos de la que me habla ha sido intencionada, o bien si se dio cuenta de ello con posterioridad ... Por otra parte, cuando dice que el sentido último es el sentido "alquímico", ¿cómo lo entiende exactamente?; ¿considera usted que este sentido es superior a los otros, o únicamente es, de alguna manera, el vínculo entre ellos?

Discúlpeme por hacerle tantas preguntas, y solamente me lamento de no poder examinar tan extensamente y con la atención que sería necesario, no por las preocupaciones de orden exterior, sino simplemente porque no tengo el tiempo suficiente para todo el trabajo que debería hacer.

Pienso que, entre los personajes que en Occidente son considerados "grandes santos", hay en realidad categorías diferentes, y no creo que los que se han vuelto "sociales", como dice usted, puedan representar algo muy elevado desde el punto de vista de la verdadera espiritualidad, que seguramente nada tiene que ver con la "filantropía".

Crea, se lo ruego, estimado señor, en mis mejores sentimientos.


* * *

Louis Cattiaux París, 7 de abril de 1948

Estimado señor Guénon:

Hasta ahora no he recibido su carta del 24 de marzo, y estoy sorprendido por la lentitud del servicio de correos con una distancia tan pequeña. Por lo tanto, he decidido probar la vía aérea a fin de que le llegue con más rapidez.

Me siento honrado por las informaciones que me pide acerca de mi libro, e intentaré satisfacerle en la medida de mis medios, que son muy humanos, es decir, muy imperfectos.


(Continues...)

Excerpted from CORRESPONDENCIA COMPLETA ENTRE LOUIS CATTIAUX Y RENÉ GUÉNON (1947-1950) by Pere Sánchez. Copyright © 2013 Ediciones Obelisco, S. L.. Excerpted by permission of EDICIONES OBELISCO.
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Table of Contents

Contents


Presentación, 7,

Correspondencia completa entre Louis Cattiaux y René Guénon, 17,

Anexos, 145,

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