Estoy casado con una mujer maravillosa y soy padre de una niña y de un niño preciosos. Como adolescente, nunca fui el típico alumno aplicado ni jamás saqué buenas notas. Movido por una profunda crisis existencial, a los 19 años decidí romper con mi burbuja social e inicié una búsqueda para encontrar el sentido de mi vida. Me pasé unos cuantos años leyendo a psicólogos y filósofos occidentales, así como viajando en solitario y con ONG por diferentes países del mundo. A los 24 años conocí la herramienta del Eneagrama, que significó un punto de inflexión en mi búsqueda. A partir de entonces comenzó mi verdadero viaje espiritual, adentrándome en la "Filosofía Perenne". Me sumergí en la esencia que comparten todos los sabios de la historia. De la mano de la psicología y filosofía oriental, a los 25 años experimenté un “despertar”. Fue entonces cuando descubrí quién soy y cuál es el propósito de mi existencia: democratizar la sabiduría para inspirar un nuevo paradigma en la sociedad.