eBookSpanish-language Edition (Spanish-language Edition)
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Overview
Product Details
BN ID: | 2940000227299 |
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Publisher: | Sant Jordi Asociados |
Publication date: | 05/08/2012 |
Sold by: | Sant Jordi Asociados Agencia |
Format: | eBook |
Sales rank: | 848,867 |
File size: | 763 KB |
Language: | Spanish |
About the Author
Hometown:
Rio de Janeiro, BrazilDate of Birth:
August 24, 1947Place of Birth:
Rio de Janeiro, BrazilEducation:
Left law school in second yearWebsite:
http://www.paulocoelho.comRead an Excerpt
El día 11 de noviembre de 1997, Veronika decidió que había Ilegado, por fin, el momento de matarse. Limpió cuidadosamente su cuarto alquilado en un convento de monjas, apagó la calefacción, se cepilló los dientes y se acostó.
De la mesita de noche sacó las cuatro cajas de pastillas para dormir. En vez de juntarlas y diluirlas en agua, resolvió tomarlas una por una, ya que existe gran distancia entre la intención y el acto y ella quería estar libre para arrepentirse a mitad de camino. Sin embargo, a cada comprimido que tragaba se sentía más convencida; al cabo de cinco minutos las cajas estaban vacías.
Como no sabía exactamente cuánto tiempo iba a tardar en perder la conciencia, había dejado encima de la cama una revista francesa, Homme, edición de aquel mes, recién Ilegada a la biblioteca donde trabajaba. Aun cuando no tuviese ningún interés especial por la informática, al hojear la revista había descubierto un artículo sobre un juegoordenador (CD-ROM) le llamaban creado por Paulo Coelho, un escritor brasileño al que había tenido la oportunidad de conocer en una conferencia
en el café del hotel Gran Unión. Ambos habían intercambiado algunas palabras, y ella había terminado siendo convidada por su editor a una cena que se celebraba esa noche. Pero el grupo era grande, y no hubo posibilidad de profundizar en ningún tema.
El hecho de haber conocido al autor, sin embargo, la llevaba a pensar que él formaba parte de su mundo, y leer algosobre su trabajo podía ayudarla a pasar el tiempo. Mientras esperaba la muerte, Veronika comenzó a leer sobre informatica, un tema que no le interesaba en absoluto, y esto armonizaba con todo lo que había hecho durante toda su vida, siempre buscando lo más facil o lo que se hallara. al alcance de la mano. Como aquella revista, por ejemplo.
Para su sorpresa, no obstante, la primera linea del texto la sacó de su pasividad natural (los somnífferos aún no se habían disuelto en el estómago, pero Veronika ya era pasiva por naturaleza) e hizo que, por primera vez en su vida, considerase como verdadera una frase que estaba muy de moda entre sus amigos: nada en este mundo sucede por casualidad.
¿Por qué qué aquella primera Iínea, justamente en un momento en que había comenzado a morir? ¿Cuál era el mensaje oculto que tenía ante sus ojos, si es que existen mensajes ocultos en vez de casualidades?
Debajo de una ilustración del tal juego de ordenador, el periodista comenzaba su escrito preguntando: ¿Dónde está Eslovenia? Nadie sabe dónde está Eslovenia pensó No tienen idea.
Pero aun así Eslovenia existía, y estaba allí afuera, allí dentro, en las montañas que la rodeaban y en la plaza delante de sus ojos: Eslovenia era su país.
Apartó la revista: no le interesaba ahora indignarse con un mundo que ignoraba por completo la existencia de los eslovenos el honor de su nación ya no le inspiraba respeto. Había Ilegado la hora de tener orgullo de sí misma, de saber que había sido capaz, que finalmente había tenido valor y estaba dejando esta vida. ¡Qué alegría! Y estaba haciendo eso tal como siempre lo había soñado: mediante comprimidos, que no dejan marcas.
Veronika había estado buscándolos durante casi seis meses. Pensando que nunca lograría conseguirlos, había Ilegado a pensar en la posibilidad de cortarse las venas, a pesar de saber que terminana Ilenando el cuarto de sangre, dejando a las monjas confusas y preocupadas. Un suicidio exige que las personas piensen primero en sí mismas, y después en los demás. Estaba dispuesta a hacer todo lo posible para que su muerte no causara mucho trastorno, pero si cortarse las venas era la única posibilidad, entonces, lo siento, las hermanas que limpiaran el cuarto y se olvidaran pronto del asunto, o si no tendrían dificultades para alquilarlo de nuevo; al fin y al cabo, incluso a fines del siglo xx, las personas adn creían en fantasmas.
Es verdad que ella también podía tirarse desde uno de los pocos edificios altos de Ljubljana pero ¿ y el sufrimiento enorme que tal actitud terminaría causando a sus padres? Además del impacto de descubrir que la hija había muerto, estarían obligados a identificar un cuerpo desfigurado: no, ésta era una solución peor que la de sangrar hasta morir, pues dejaría marcas indelebles en personas que sólo querían su bien.
Terminarán admitiendo la muerte de la hija. Pero un cráneo reventado debe de ser imposible de olvidar.
Dispararse un tiro, lanzarse al vacío, ahorcarse, nada de eso estaba en consonancia con su naturaleza femenina. Las muieres, cuando se suicidan, eligen medios mucho menos truculentos, como cortarse las venas o ingerir una sobredosis de somnfferos. Las princesas abandonadas y las actrices de Hollywood habían dado diversos ejemplos a este respecto.