Devocional en un año -- Camina con Dios: 365 lecturas diarias de la Biblia para renovar tu mente

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Overview

Pablo nos dice que «dejemos que Dios nos transforme en personas nuevas al cambiarnos la manera de pensar». ¿Qué significa eso para el cristiano medio? Significa dejar el razonamiento humano incorrecto y adoptar una manera radicalmente diferente de pensar, de sentir y de tomar decisiones. Aplicando las numerosas referencias de la Biblia al pensamiento del hombre caído, y la sabiduría y voluntad perfectas de Dios, estas 365 lecturas cambiarán cómo piensan los lectores sobre sí mismos y acerca de Dios.

Paul tells us to “be transformed by the renewing of our minds.” What does that mean for the average Christian? It means a departure from faulty human reasoning, a radically different way to think, feel, and make decisions. Drawing on the Bible’s numerous references to the fallen mind of man and the perfect wisdom and will of God, these 365 readings will change how readers think about themselves and about God.


Product Details

ISBN-13: 9781414396743
Publisher: Tyndale House Publishers
Publication date: 11/01/2014
Pages: 384
Product dimensions: 6.00(w) x 8.90(h) x 1.10(d)
Language: Spanish

Read an Excerpt

Devocional En Un Año â" Camina Con Dios

365 Lecturas Diarias De La Biblia Para Renovar Tu Mente


By CHRIS TIEGREEN

Tyndale House Publishers, Inc.

Copyright © 2014 Walk Thru the Bible
All rights reserved.
ISBN: 978-1-4143-9674-3


CHAPTER 1

Dónde comienza la sabiduría

El temor del Señor es la base de la sabiduría. PROVERBIOS 9:10


1 DE ENERO Proverbios 9:10-12

La verdadera sabiduría consiste en contemplar a Dios.

Isaac de Siria


EN PALABRAS Nos incomoda la idea de temer a Dios. Lo defendemos como el Único que tiene un amor tan grande que no hay que temerlo. Como dice 1 Juan 4:18: «En esa clase de amor no hay temor». Por lo que redefinimos temor como «asombro» y «reverencia». Aun así, las Escrituras usan el término «temor de Dios» con tanta frecuencia como para darnos la impresión de que algo más que asombro es apropiado. Es la clase de temor que aterrorizó a los discípulos cuando oyeron la voz de Dios en la Transfiguración (Mateo 17:6); que abrumó a Isaías cuando clamó: «¡Todo se ha acabado para mí! Estoy condenado» en la presencia de Dios (Isaías 6:5); y que hizo que Juan se postrara boca abajo ante la visión del Hijo glorificado (Apocalipsis 1:17).

¿Por qué un Dios de amor nos dice que la sabiduría comienza cuando lo tememos? Porque cuando nos acercamos al Santo con una familiaridad informal, no vivimos la realidad. No lo tomamos con la seriedad que deberíamos, y no consideramos nuestro pecado con la seriedad que merece. El temor, no del castigo sino de la grandeza abrumadora de Dios, lo ve de manera correcta. Cuando estamos a la orilla del enorme vacío sin fondo que nos separa de él, y comprendemos el precio inconmensurable que pagó para tender un puente sobre ese abismo, experimentamos temor. Temor de lo que habría sido si nunca hubiéramos conocido el evangelio. Temor de nuestra indignidad. Temor de la dedicación absoluta a él que ahora se requiere de nosotros. Cuando ese temor se apodera de nosotros, comenzamos a entender la magnitud del evangelio y de nuestro Dios. Ese entendimiento comienza a reorganizar nuestra vida. Y de eso es de lo que trata la sabiduría.


EN HECHOS Es vital que conozcamos el amor de Dios y que descansemos confiadamente en él. No obstante, un genuino entendimiento del amor de Dios comienza con una consciencia abrumadora de su grandeza, santidad y poder, en contraste con nuestra propia naturaleza pecaminosa. No hay nada que induzca más al temor que eso. Sin embargo, es allí donde debemos comenzar. Eso transformará a nuestra propia consciencia, a nuestras relaciones, a nuestro trabajo, a nuestras oraciones; a todo lo que pensamos y hacemos. Eso nos hará sabios.


Adoración sabia

Amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.

ROMANOS 12:1


2 DE ENERO Romanos 12:1-2

La adoración [...] no es parte de la vida cristiana; es la vida cristiana.

Gerald Vann


EN PALABRAS La sabiduría comienza al cimentar nuestra vida en la realidad. «El temor del Señor es la base de la sabiduría» (Proverbios 9:10). ¿Por qué? Debido a que el temor del Señor se basa en una verdadera comprensión de quiénes somos en realidad y de quién es Dios en realidad. No obstante, hay otro paso. La sabiduría no termina con el temor; sigue hacia la adoración. Cuando entendemos en realidad quién es Dios, la respuesta natural es ofrecerle cualquier cosa al alcance de nuestras manos ... y lo único que tenemos somos nosotros mismos.

Todos los que en la Biblia se encontraron con el Dios vivo en su gloria cayeron postrados sobre sus rostros en adoración. Al igual que Isaías, ellos se ofrecían a sí mismos (Isaías 6:8). Si aún no hemos llegado a ese punto de ponernos sobre el altar ante él, sin reservas, todavía no nos hemos encontrado con el Dios vivo. Su gloria incita al sacrificio. Es la única respuesta sabia, inteligente y razonable a la magnitud de su bondad.


EN HECHOS Frecuentemente pensamos en la adoración como palabras e himnos que salen de nuestra boca. Es mucho más que eso. Es un estilo de vida, una forma sacrificial de vivir que reconoce, en todo momento de cada día, que hay Alguien mucho más digno de nuestra lealtad que nosotros mismos. Cuando sus intereses constantemente superan a los nuestros y actuamos de acuerdo a eso, estamos adorando.

Imagínate en el salón del trono de Dios. Mira el altar a sus pies. Súbete al altar. Échate delante de él y dile: «Soy tuyo. Haz conmigo lo que te plazca. Renuncio a mi derecho de gobernarme a mí mismo, porque tú eres mucho más digno de hacerlo y nunca me harás daño. Existo solamente para tus propósitos». Haz eso cada mañana y luego vive tu día teniendo en mente de quién eres. En vista de quién es él, esa es la verdadera adoración. Y la verdadera adoración es lo más sabio que podemos hacer.


Una mente superior

Tenemos la mente de Cristo. 1 CORINTIOS 2:16


3 DE ENERO 1 Corintios 2:6-16

Aquellos cuyas almas están en Cristo son los verdaderamente sabios.

Ambrosio


EN PALABRAS A primera vista, la afirmación de Pablo es jactanciosa. No sería bien recibida en nuestra cultura «políticamente correcta» de hoy en día. Probablemente no fue bien recibida en la cultura corintia de entonces, excepto dentro de la iglesia. Allí, habría sido una verdad atesorada y una revelación maravillosa.

Así es con nosotros. Es casi impensable: la mente de Aquel por la que todo el universo fue creado, la fuente de toda sabiduría, está disponible para nosotros. No estamos limitados a nuestro razonamiento humano. No estamos atados a las limitaciones de los pensadores más grandes del mundo, quienes, aunque frecuentemente sobrepasan los estándares humanos de inteligencia, se han quedado drásticamente cortos para descubrir la verdad eterna por medios naturales. No, nosotros tenemos un acceso sobrenatural a la realidad fundamental desde una perspectiva eterna. Conocemos la dirección de la historia y hacia dónde va; sabemos cómo escapar de este mundo caído; y sabemos quién tiene todo el poder en la palma de su mano derecha. Este tesoro enorme e incomprensible es nuestro, si lo aceptamos.

Ese es nuestro problema. Frecuentemente acudimos a medios inferiores de sabiduría porque no estamos conscientes de que la mente de Cristo es accesible, o no somos capaces de creer una promesa tan extravagante. No obstante, si no podemos creerla, no podemos tenerla. La mente de Cristo es nuestra a través del Espíritu de Dios, que llega a nosotros solamente por medio de la fe. El Espíritu explora las cosas profundas de Dios (v. 10) y se las revela a su pueblo. Esas cosas son absurdas para el mundo, pero, aun así, son verdad: verdad que podemos conocer y sobre la cual podemos fundamentar nuestra vida.


EN HECHOS Tú tienes tu propia mente. También tienes la mente de Cristo. ¿De cuál preferirías depender? Comienza cada día rechazando tu propia sabiduría. Debemos reconocer que no tenemos el entendimiento para tomar las decisiones que enfrentaremos cada día. No conocemos todos los detalles ni las implicaciones futuras de cualquier decisión. Sin embargo, Dios sí, y él pone a nuestra disposición su sabiduría. Reconoce tu dependencia total en la mente de Cristo, pídele su sabiduría y cree.


Impulsado por instinto

Ellos les advirtieron que en los últimos tiempos habría gente burlona cuyo objetivo en la vida es satisfacer sus malos deseos. JUDAS 1:18


4 DE ENERO Judas 1:17-21

Sírvete de las cosas temporales, pero aspira siempre a las eternas.

Tomás de Kempis


EN PALABRAS La guía es siempre un asunto apremiante para el cristiano. Elige un momento de tu vida, cualquier momento, y es probable que hubieras necesitado guía en algún área crucial en ese momento en particular. Siempre necesitamos orientación y la mayoría de nosotros está intensamente consciente de esa necesidad.

El incrédulo, como dice este pasaje, es esclavo del instinto y del ego. Los que no siguen a Dios deben seguir su propia lógica interna. Esa lógica es un desorden de perspectivas distorsionadas, muy frecuentemente impulsadas por el ego. La persona que se guía a sí misma tomará decisiones en base a las necesidades emocionales, al anhelo de autoestima, a los impulsos físicos y a la planificación de la vida presente. No hay nada eterno en cuanto a sus decisiones, ningún deseo de someterse a su Creador, ninguna disposición constante de anteponer las necesidades de otros a los deseos propios. Incluso en su comportamiento moral más alto, esa persona está impulsada instintivamente, donde no mora el Espíritu.

Nosotros también caemos frecuentemente en la toma de decisiones por instinto. Aunque queremos la guía de Dios y la pedimos, a menudo no la esperamos. Tomamos decisiones en base a lo que nos dicta nuestra lógica interna. ¿Tiene la guía del Espíritu esta lógica? ¿O satisfacemos nuestras propias necesidades emocionales, el anhelo de autoestima, los impulsos físicos e intereses de la vida actual? El sabio y eterno Espíritu de Dios mora en nosotros, pero ¿permitimos que sea él quien nos guíe?


EN HECHOS Cuando nuestros propios impulsos y razonamiento nos guían, nos conformamos con algo de segunda clase. Incluso cuando esos instintos se han formado por años de discipulado, todavía están sujetos al pecado y al engaño. Podemos usarlos para la gloria de Dios, pero no podemos confiar en ellos. Deben estar sometidos siempre a la mente orientadora de Dios.

No tenemos que seguir los patrones de este mundo. No se nos deja para que resolvamos las cosas por nuestra cuenta. Nuestros deseos perversos no nos gobiernan; ni siquiera nos gobiernan los deseos nobles. No hemos sido abandonados a nuestros propios códigos morales y filosofías supremas. Se nos llama a seguir a nuestro Líder. Debemos someter nuestros instintos a él y seguirlo diligentemente.


Guiado por Dios

¡Oh, si mi pueblo me escuchara! [...] ¡Qué rápido sometería a sus adversarios! ¡Qué pronto pondría mis manos sobre sus enemigos! SALMO 81:13-14


5 DE ENERO Salmo 81:11-16

Si la voluntad de Dios es tu voluntad y si él siempre consigue lo que quiere [contigo], entonces tú también conseguirás siempre lo que quieres.

Hannah Whitall Smith


EN PALABRAS El aspecto más difícil de la vida cristiana es aprender a someterse a Dios en todas las cosas. Su yugo es fácil, pero recordar estar sujetos a él es difícil. Lo adoramos a él por su bondad, le agradecemos su amor, prometemos ser sus discípulos y le pedimos su sabiduría. Mientras tanto, los aspectos prácticos de seguirlo son difíciles de captar. Cuando se trata de tomar decisiones, todavía nos gusta nuestra independencia.

¿Qué es lo que tiene nuestra independencia que nos intriga tanto? ¿Por qué estamos tan cautivados por nuestro poder de tomar decisiones? ¿Por qué, incluso cuando sabemos que el sentido de autonomía es la especialidad de Satanás y la raíz de nuestro pecado, todavía insistimos en mantener pequeñas partes de ella en distintas esquinas de nuestra vida? ¿Por qué, cuando Dios nos dice una cosa y nuestros impulsos internos nos dicen otra, frecuentemente elegimos los impulsos? ¿Qué dice eso en cuanto a nuestra confianza en Dios?

De eso trata la caída del hombre en el jardín de Edén: de no confiar en Dios y de buscar nuestros propios intereses. Y todavía de eso se trata el pecado. Cuando elegimos nuestra propia voluntad y no la de Dios, no confiamos en él sino en nosotros mismos. ¡Qué cosa más absurda! Olvidamos la enseñanza bíblica más básica de todas: la voluntad de Dios es lo mejor para nosotros.


EN HECHOS ¿Estás convencido de eso? La vida cristiana será una batalla hasta que sepamos profundamente en nuestro corazón que sus mandamientos —incluso los más difíciles— son, en última instancia, para nuestro beneficio. Podemos estar seguros de que la mejor manera de velar por nuestros propios intereses es estar totalmente centrados en Dios. En esta paradoja se juntan la piedad y la vida que busca sus propios intereses. O, como dijo Jesús: «Si dejan de aferrarse a su vida, la salvarán» (Lucas 17:33). Nuestra felicidad es más profunda y más abundante cuando lo escuchamos a él.

En ese sentido, es una acción muy gratificante renunciar a nuestra propia voluntad y someternos a la de Dios. La sumisión parece muy noble, pero tenemos mucho en juego con ella. Cuando lo servimos a él, nos servimos a nosotros mismos. Cree eso de todo corazón y observa qué pasa.


No te perteneces

Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio.

1 CORINTIOS 6:19-20


6 DE ENERO 1 Corintios 6:18-20

La condición para obtener las bendiciones completas de Dios es la rendición absoluta a él.

Andrew Murray


EN PALABRAS La vida es una serie de decisiones. Algunas de ellas son relativamente secundarias y otras tienen un impacto duradero. Frecuentemente actuamos de acuerdo a las decisiones secundarias, como qué comer, qué usar y con quién hablar, en base a nuestros patrones naturales de comportamiento y sin pensarlo mucho. Con las decisiones serias —qué trabajo aceptar, dónde vivir y cosas similares—, sopesamos las ventajas y desventajas y tratamos de determinar el curso de acción correcto. En cualquier caso, es probable que olvidemos una perspectiva importante para nuestra toma de decisiones: no nos pertenecemos. Le pertenecemos a Dios.

¿No es esto fácil de olvidar? Tendemos a abordar la vida con cierta autonomía, como si fuéramos personas independientes con la responsabilidad de reconocer a Dios en adoración y sacrificio. Sin embargo, Dios requiere una adoración más profunda en nuestra vida. En lugar de vivir independientemente de él, aunque le demos nuestro respeto, lo honramos al vivir dependientemente de él, conscientes de que cada acción, cada pensamiento, cada impulso debe encajar en sus propósitos. No debemos actuar, ni siquiera respirar, sin estar conscientes de eso. Hemos sido comprados. Somos suyos.

Algunos podrían considerar esto como el equivalente de esclavitud o de servidumbre. Pablo siempre lo hizo (Romanos 1:1; Gálatas 1:10; Filipenses 1:1; Tito 1:1), sin importar si estaba libre o preso. No obstante, es un servicio gozoso que no conlleva un sentido de opresión. ¿Cómo podría tenerlo? Nuestro Amo es el epítome de la benevolencia. Él conoce nuestro ser más profundo y está celosamente decidido a desarrollarnos. La clave para nosotros es vivir con el conocimiento de que el Dueño más amoroso y apto nos posee y nos hace funcionar.


EN HECHOS El cristiano que vive con esta sabiduría, de que otra Persona nos posee, es un cristiano profundamente transformado. Nuestras decisiones se ven afectadas, nuestro carácter se reforma y nuestra carga se aligera. Perdemos el derecho a nosotros mismos, pero también perdemos la carga del autogobierno. Es una verdad maravillosamente liberadora. Todo lo que nos concierne está en función de Alguien más.


La mente asequible de Dios

Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla. SANTIAGO 1:5


7 DE ENERO Santiago 1:2-7

Hay una sabiduría profunda, inaccesible para el sabio y el prudente, pero revelada a los bebés.

Christopher Bryant


EN PALABRAS ¿Por qué establecería Dios un proceso para que obtengamos sabiduría? ¿Por qué no simplemente nos la da? Debido a que pedir su sabiduría y recibirla nos lleva a una relación con él. La sabiduría que recibimos no es una información que se imparte, sino un carácter que se modela. Observamos quién es él y aprendemos a comportarnos como él. Llegamos a conocerlo mejor en el proceso. Su sabiduría es fácil de conseguir, pero debemos pedirla.

¿Te has encontrado con la necesidad de orientación en determinada situación? Nuestra tendencia natural es orar por dirección, pero Dios tiene una mejor manera. Ora por sabiduría y su orientación llegará a ser clara. Si oráramos por orientación, Dios podría responder solo dándonos información, pero si oramos por sabiduría, Dios responde al darnos su propia mentalidad.


(Continues...)

Excerpted from Devocional En Un Año â" Camina Con Dios by CHRIS TIEGREEN. Copyright © 2014 Walk Thru the Bible. Excerpted by permission of Tyndale House Publishers, Inc..
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