Eclesiología: La Iglesia como communion y misión
En el marco de la espiritualidad y misión de la Iglesia, esta obra nos presenta la visión que la Iglesia tiene de sí misma y cómo esta se va formando en su relación con Dios y con los demás en el correr de los años.
 
Fundamentos de la fe católica: es una serie pastoral que ofrece una explicación profunda pero accesible de los fundamentos de la fe católica para adultos, para aquellos que están ya laborando en el ministerio pastoral así como los que se están preparando. La serie ayuda al lector a explorar la tradición católica y aplicar lo que han aprendido a las situaciones de su vida y ministerios. Incluye preguntas de estudio y sugerencias para lecturas adicionales.
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Eclesiología: La Iglesia como communion y misión
En el marco de la espiritualidad y misión de la Iglesia, esta obra nos presenta la visión que la Iglesia tiene de sí misma y cómo esta se va formando en su relación con Dios y con los demás en el correr de los años.
 
Fundamentos de la fe católica: es una serie pastoral que ofrece una explicación profunda pero accesible de los fundamentos de la fe católica para adultos, para aquellos que están ya laborando en el ministerio pastoral así como los que se están preparando. La serie ayuda al lector a explorar la tradición católica y aplicar lo que han aprendido a las situaciones de su vida y ministerios. Incluye preguntas de estudio y sugerencias para lecturas adicionales.
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Overview

En el marco de la espiritualidad y misión de la Iglesia, esta obra nos presenta la visión que la Iglesia tiene de sí misma y cómo esta se va formando en su relación con Dios y con los demás en el correr de los años.
 
Fundamentos de la fe católica: es una serie pastoral que ofrece una explicación profunda pero accesible de los fundamentos de la fe católica para adultos, para aquellos que están ya laborando en el ministerio pastoral así como los que se están preparando. La serie ayuda al lector a explorar la tradición católica y aplicar lo que han aprendido a las situaciones de su vida y ministerios. Incluye preguntas de estudio y sugerencias para lecturas adicionales.

Product Details

ISBN-13: 9780829423754
Publisher: Loyola Press
Publication date: 01/01/2006
Series: Catholic Basics: A Pastoral Ministry Series
Edition description: First Edition
Pages: 144
Product dimensions: 5.40(w) x 8.40(h) x 0.50(d)
Language: Spanish
Age Range: 3 Months to 18 Years

About the Author

Morris Pelzel es profesor asistente de teología sistemática de Saint Meinrad School of Theology, en San Meinard, Indiana. Obtuvo su doctorado en teología en Catholic University of America en 1994. Enseña diversos cursos en Saint Meinrad, incluyendo Teología fundamental, Antropología teológica, Trinidad, Teología ecuménica, y Eclesiología. Su curso en ciencias y teología fue seleccionado como ganador en 1977 al premio Templeton Foundation Course Design Program in Science and Religion.

Read an Excerpt

Eclesiologia

La Iglesia como communion y mision
By Morris Pelzel

Loyola Press

Copyright © 2006 Morris Pelzel
All right reserved.

ISBN: 9780829423754

Acerca de la Serie Fundamentos de la fe católica: serie ministerio pastoral ofrece una comprensión profunda y accesible de los fundamentos de la fe católica a los adultos que se preparan para un ministerio laico y a quienes se interesan en su propio crecimiento personal. La Serie ayuda a los lectores a explorar la Tradición católica y aplicar lo aprendido a su propia vida y situaciones ministeriales. Cada título ofrece una confiable introducción a un tema específico y proporciona una comprensión fundamental de los conceptos.
Cada ejemplar de la serie presenta una comprensión católica de sus temas respectivos, tal como se encuentran en la Escritura y en la enseñanza de la Iglesia. Los autores han puesto atención especial a los documentos del Concilio Vaticano II y al Catecismo de la Iglesia Católica, de manera que por medio de estas fuentes esenciales puede emprenderse un estudio ulterior.
Los capítulos concluyen con preguntas de estudio que pueden usarse en grupos pequeños o en la reflexión personal.
La iniciativa de la National Conference for Catechetical Leadership (NCCL) llevó al desarrollo de la versión anterior de esta serie. La indispensable contribución del editor de la serie, Dr. Thomas Walters, ayudó a asegurar que los conceptos e ideas presentadas aquí fuesen fácilmente accesibles a una mayor audiencia. Normas para certificación: materiales para el ministerio eclesial Cada libro en esta serie de teología hace referencia a las normas para certificación identificadas en los documentos que se mencionan más abajo. Tres organizaciones nacionales para el ministerio eclesial han aunado su experiencia profesional para ofrecer en un sólo documento las normas que deberán observarse en la preparación de ministros capacitados para dirigir la catequesis parroquial, la pastoral juvenil y los coordinadores de la pastoral parroquial. Un segundo documento presenta las normas para la certificación de los demás ministros pastorales. Ambos documentos también incluyen las aptitudes personales, teológicas y profesionales que deberán cultivar los que participan en todos los ministerios eclesiales.Normas Nacionales para Certificación de Ministros Eclesiales Laicos para los Dirigentes de la Catequesis Parroquial, Dirigentes de la Pastoral Juvenil, Asociados Pastorales, Coordinadores de Vida Parroquial. National Conference for Catechetical Leadership, Washington, D.C., 2003.
Normas Nacionales para Certificación de Ministros Pastorales: National Association for Lay Ministry, Inc. (NALM), 2005.
Ambos documentos presentan la amplia gama de conocimientos y aptitudes que exigen los ministerios catequéticos y pastorales de la Iglesia y establecen las pautas necesarias para desarrollar programas de capacitación que incluyan todos los aspectos que las organizaciones responsables de su desarrollo han considerado importantes para esas tareas. Esta Serie para el ministerio pastoral se ofrece como complemento a los ministros pastorales para facilitar el logro de estas metas.
La constatación de que existen objetivos comunes permite identificar un fundamento unificador para quienes preparan líderes para el ministerio. Se pueden obtener copias de este documento llamando directamente a estas organizaciones o visitando sus páginas digitales: NALM
6896 Laurel St. NW
Washington DC 20012
202-291-4100
202-291-8550 (fax)
nalm@nalm.org/ www.nalm.orgNCCL
125 Michigan Ave. NE
Washington DC 20017
202-884-9753
202-884-9756 (fax)
ccl@nccl.org / www.nccl.orgNFCYM
415 Michigan Ave. NE
Washington DC 20017
202-636-3825
202-526-7544 (fax)
info@nfcym.org / www.nfcym.org Introducción Este libro trata acerca de la Iglesia. Lo que equivale a decir, que trata acerca de nosotros, porque nosotros somos la Iglesia. Sin embargo, en primer lugar este libro trata acerca de Dios porque nosotros, la Iglesia, estamos constituidos y sostenidos en nuestra vida por la presencia y la acción de Jesús y el Espíritu Santo, enviados a nosotros por Dios Padre. Al igual que la Iglesia, también este libro, trata realmente acerca de las relaciones, las conexiones y la mutua donación y acogida entre las personas divinas y humanas.
Eclesiología: la Iglesia como comunión y misión es un estudio teológico de la Iglesia. Por tanto éste presenta una eclesiología, es decir, una teología de la Iglesia. Lo que aquí se ofrece refleja tanto nuestra experiencia de ser Iglesia como nuestra esperanza de lo que quisiéramos llegar a ser como Iglesia. Es una visión que nos llama a la acción.
Este libro fue compuesto haciendo una referencia especial al Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) y al recientemente publicado Directorio General para la Catequesis (DGC). Ambas fuentes están saturadas de citas y de referencias tomadas de los documentos oficiales de la Iglesia, especialmente de los documentos del Concilio Vaticano II y de declaraciones posteriores. Los lectores se darán cuenta de que en este libro existen referencias frecuentes a dichos documentos, lo mismo que a otras fuentes teológicas. La intención es presentar un estudio de la Iglesia que refleje los temas y las perspectivas principales, presentes en esas enseñanzas autoritativas. Al mismo tiempo, el libro quiere ofrecer una presentación de temas e ideas, de alguna manera originales, en su ordenamiento y expresión. Animamos a los lectores a que vayan a los documentos en su fuente original, lo mismo a que consulten otros estudios de eclesiología.
Quisiera agradecer al Dr. Thomas Walters, un colega de la Facultad de teología en Saint Meinrad School of Theology. El aliento y los consejos de Tom me ayudaron a mantener la confianza durante la composición de este libro. Agradezco a Tom, a su esposa Rita y a Paul Kaiser, por la lectura del manuscrito y por sus observaciones sinceras y profundas. Espero que al haber seguido sus sugerencias haya logrado que la lectura del libro resulte más clara y dinámica. No obstante, los defectos son solamente míos.
Deseo dedicar el libro a mi familia: a mis padres, Albert y Clara Pelzel; a mis hermanos y hermanas y a sus familias, a mi esposa Pamela y a nuestra hija Madelein Rose. He sido enormemente bendecido al ser parte de esta “Iglesia doméstica”. Capítulo 1Una vision de Iglesia, comunión y misión
Para la mayoría de los católicos la celebración de la Misa es la experiencia más completa de lo que significa ser cristiano y de lo que significa ser Iglesia. Al reunirnos en la presencia de Dios y de los demás, al escuchar los relatos de la salvación, al compartir el pan de la Eucaristía y el cáliz en la mesa del Señor, estamos reafirmando nuestra identidad como cristianos. Luego de haber celebrado la liturgia eucarística, somos enviados al mundo para vivir la vida cristiana y para proclamar el mensaje cristiano en nuestra vida diaria.
“Comunión” y “misión” como estructura para la eclesiología
Este libro es un estudio teológico de la Iglesia, es decir, una eclesiología. En la liturgia eucarística y en toda la vida cristiana, existe un dinamismo tal que nos proporciona una clave profunda para comprender la Iglesia. En este movimiento dinámico de reunirse y despedirse, simbolizado en los ritos de acogida y despedida que estructuran la Misa, tenemos los elementos básicos para una teología de la Iglesia. En categorías teológicas, esos elementos básicos pueden designarse como “comunión” y “misión”. La reflexión sobre nuestra continua experiencia de comunión y misión puede proporcionarnos una visión precisa de lo que significa ser Iglesia.
Al concentrarnos en la comunión y misión como categorías para comprender la Iglesia, estaremos siguiendo la perspectiva del Concilio Vaticano II. La Iglesia como tal fue el principal centro de atención en las deliberaciones y documentos del Concilio Vaticano II. Los concilios ecuménicos anteriores realizados en la historia de la Iglesia habían concentrado su atención en diferentes temáticas. Por ejemplo, los primeros concilios ecuménicos que se celebraron en las antiguas ciudades de Nicea (325 d.C.), Constantinopla (381) y Calcedonia (451), se concentraron en la cuestión de cómo podrían los cristianos comprender y hablar adecuadamente de Dios y de Jesucristo. Estos concilios produjeron las formulaciones básicas de nuestra fe en relación a la Trinidad y a la plena humanidad y divinidad de Jesucristo. Estableciendo una comparación, podemos decir que en el Concilio Vaticano II, el principal tema a analizar no fue la doctrina de Dios o la persona de Cristo, sino la naturaleza e identidad de la Iglesia.
El Concilio Vaticano II produjo dieciséis documentos, los cuales en cierta medida están relacionados con la renovación de la vida de la Iglesia. Dos documentos en particular reflexionan explícitamente sobre la Iglesia: la Constitución dogmática sobre la Iglesia (Lumen gentium, LG) y la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo (Gaudium et spes, GS). Al promulgar estos dos documentos, el Concilio decidió abordar el tema de la Iglesia desde dos perspectivas interrelacionadas y complementarias: la vida interna de la Iglesia (ecclesia ad intra) y la vida de la Iglesia en el mundo (ecclesia ad extra).
Aunque estas dos perspectivas pueden distinguirse de manera conceptual, en la realidad concreta no pueden separarse. Aun en aquellas situaciones en que la Iglesia parece estar demasiado enfocada en su propia vida interna (por ejemplo en la liturgia o la catequesis), está presente en el mundo, y sus miembros vienen a la liturgia y a la catequesis desde el contexto de su vida en el mundo. De la misma manera, en aquellos momentos cuando la Iglesia parece demasiado concentrada en su compromiso en el mundo (por ejemplo, al ofrecer ayuda humanitaria o al intentar influir en el rumbo de la política social), solamente puede ser eficaz en la medida en que esa actividad brote de una comunidad que tenga una vida interior vibrante y llena de vida.
Podemos comprender estas perspectivas complementarias de Lumen gentium (la vida “interna” de la Iglesia) y Gaudium et spes (la vida “externa” de la Iglesia) como equivalentes a nuestras categorías de comunión y misión. La vida interna de la Iglesia se realiza en la comunión de sus miembros con Dios y con el prójimo. La vida externa de la Iglesia es la misión, que realiza de muchas maneras, en el mundo. Ambas son necesarias para una comprensión global de la Iglesia. Más precisamente, la comunión y la misión no pueden entenderse al separar una de la otra. En palabras del Papa Juan Pablo II:
La comunión y la misión están profundamente unidas entre sí, se compenetran y se implican mutuamente hasta tal punto que la comunión representa a la vez la fuente y el fruto de la misma: la comunión es misionera y la misión es para la comunión. Siempre es el único e idéntico Espíritu el que convoca y une a la Iglesia y el que la envía a predicar el Evangelio “hasta los confines de la tierra”. (Hechos 1: 8)
(Sobre la comunión y la misión de los fieles laicos y la Iglesia en el mundo. [Christifideles laici, CL], 32)
De esta manera, la comunión, vínculo de relación con Dios y con los demás, que los cristianos experimentan en su vida diaria, y más intensamente en la liturgia eucarística, no los “encierra en sí mismos”. Nuestra vida “interna” como Iglesia no es una vida aislada de los no cristianos ni del mundo secular del exterior; más bien, es la experiencia a la cual invitamos al mundo entero a que participe. Como cristianos no debemos permanecer simplemente en la Iglesia como en un refugio cómodo de amigos de mentalidad parecida; tenemos como imperativo ampliar siempre los círculos de inclusión en nuestra vida comunitaria, hasta llegar finalmente a “los últimos rincones de la tierra”. El rito de despedida al final de la misa no significa simplemente: “La alegría del Señor es nuestra fuerza, pueden ir en paz”. Esto no significa que todo acaba ahí y que se nos permite regresar a casa, más bien significa: “vayan ahora al mundo y vivan allá lo que aquí han celebrado”. Precisamente la palabra “misa” proviene de la fórmula latina para el rito de despedida —Ite, missa est— que significa: “Vayan, la misa ha terminado, sigan adelante”. De este modo, “misa” y “misión” provienen de la misma fuente; así, no podemos realmente comprender la misa sin considerarla como algo que nos conduce a asumir nuestra misión como cristianos en el mundo. Este es el verdadero significado que se nos trasmite al ser “des-pedidos” de la liturgia eucarística.
Pero, ¿cuál es esta misión? Aunque incluye diversas formas, en definitiva el objetivo de la misión cristiana es ampliar y enriquecer la comunión de la familia humana, para hacerla completamente inclusiva. El objetivo es ampliar la asamblea eucarística. Desde una perspectiva cristiana, así como toda reunión (comunión) conduce en algún momento a un envío (misión), así también el propósito del envío es fomentar y ampliar la experiencia de la comunión.
En los documentos oficiales y en la literatura teológica posterior al Concilio Vaticano II, ha existido un creciente acuerdo de que la “comunión” es la categoría que mejor explica la naturaleza esencial de la Iglesia. Ha existido un florecimiento de “las eclesiologías de comunión”. Tal vez ha sido menor la insistencia en la “misión”, aun cuando sea una categoría igualmente importante para comprender la Iglesia, y es que en realidad, uno no puede comprender plenamente la “comunión” en la Iglesia, sin comprender a la vez la “misión”. Con esto no se quiere decir que la “misión” no ha recibido la atención suficiente, sino más bien que no se ha reflexionado tanto entre, “comunión” y “misión” como en el concepto de la comunión. No es raro ver referencias a la naturaleza y misión de la Iglesia, las cuales, aunque no sean técnicamente incorrectas, podrían dar la impresión de que la misión de la Iglesia en el mundo no forma parte realmente de su naturaleza. Es más correcto decir que la naturaleza de la Iglesia es misionera, o también decir que la comunión y la misión forman juntas la naturaleza o la esencia de la Iglesia.La comunión y misión de la Trinidad, fuente de la comunión y misión de la Iglesia
Al afirmar que la dinámica entre comunión y misión es lo que define a la Iglesia, no solamente estamos diciendo algo acerca de la Iglesia. De hecho, la razón por la cual afirmamos que la vida eclesial es definida por la comunión y la misión es que estas mismas realidades, antes que nada, son características de la vida divina. Dios es una comunión de personas, cada una igual a la otra, que comparten una vida de mutua donación y acogida. Y en el plan amoroso y misericordioso de Dios, esta comunión divina está abierta al mundo creado por la misión del Hijo y del Espíritu en el mundo. En otras palabras, Dios Padre envía al Hijo y al Espíritu Santo al mundo con la intención de atraer a la familia humana a su propia comunión de vida familiar. Así, al comienzo de LG, en los artículos 2 al 4, presenta la base trinitaria de la unidad de la Iglesia (comunión) con la siguiente conclusión: “Así se manifiesta toda la Iglesia como una muchedumbre reunida por la verdad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. ( LG , 4, citando a Tomás de Aquino, Summa Teol. III, q. 63, a.2.) De la misma manera, al inicio del Concilio Vaticano II el Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia (Ad gentes divinitus, AGD), existe una cimentación equivalente a la misión eclesial en las misiones divinas:
La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre. (2)
En la reflexión teológica posterior al Concilio, ha habido una toma de conciencia, gradualmente más profunda, de la interrelación entre la vida eclesial y la vida divina. Si durante el tiempo del Concilio, al inicio de la década de los sesenta, el tema de la Iglesia fue el tema predominante en la reflexión teológica, hay que hacer notar que en las décadas de los ochenta y los noventa, el tema de la Trinidad ha sido el tema que más ha atraído la atención teológica en el mundo cristiano. Han aparecido numerosos estudios sobre la Trinidad, la mayoría de los cuales han argumentado en alguna medida, que la Trinidad pertenece al centro de la vida cristiana y de la reflexión teológica. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) es también muy directo sobre este particular:
El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la “jerarquía de las verdades de fe”.
(CIC, 234)
El volver a centrar nuestra atención sobre la Trinidad nos ha ayudado a recuperar el centro genuino de la teología cristiana y a situar los otros temas teológicos, como la Iglesia, en su contexto propio. Por tanto, lo que se dice acerca de la Iglesia está basado en lo que se dice acerca de Dios. Esto no equivale a decir que no existan diferencias entre Dios y la Iglesia con respecto a la comunión y la misión. Más bien, enfatizamos que la reflexión sobre la Iglesia tiene como último punto de referencia nuestra comprensión de Dios.
Ampliando la perspectiva, el plan de este libro
Este libro desarrollará una visión de la Iglesia de acuerdo a la dinámica de la comunión y la misión. Es claro que será necesario profundizar mucho más en lo que estos dos términos significan. ¿Qué es la comunión? ¿Cómo vivimos diferentes grados y niveles de comunión con otras personas? ¿Qué es la misión? ¿Cuáles son las diferentes formas en que ésta se realiza? ¿De qué manera los cristianos de un determinado tiempo, lugar y contexto cultural encarnan el llamado a la comunión y la misión en formas específicas de vida y de actividad? ¿Deberemos preguntarnos regularmente, cómo estamos respondiendo a la misión de hacer la comunión cristiana más rica, vibrante e incluyente?
Los siguientes capítulos intentarán explicar esta perspectiva. En el capítulo dos nos enfocaremos sobre el tema de la Iglesia como una comunión de discípulos. Consideraremos de forma más detallada el concepto de comunión, tanto en el nivel de relación de los cristianos con Dios, como al nivel de la relación de unos cristianos con otros. Describiremos a la Iglesia no sólo como una comunión de personas, sino como una comunión de discípulos. Este término enfatizará que nuestra comunión con los demás, no significa que todos seamos parecidos o idénticos. Más bien, mientras una persona entra o participa más profundamente en la comunión de la Iglesia, más profundamente él o ella descubre y se experimenta a sí misma como una identidad única y distinta, como persona y como cristiano. En realidad, podemos conocernos más profundamente por nuestras relaciones con los demás. Así, aunque todos los cristianos seamos iguales por virtud del Bautismo y por haber sido creados a imagen y semejanza de Dios, cada uno de nosotros realiza su identidad cristiana de una manera relativamente única. Este capítulo también explorará los niveles de comunión entre los miembros de la Iglesia, partiendo desde nuestra familia particular en la fe hasta la comunidad parroquial local y la diócesis, y finalmente hasta la Iglesia universal.
En el capítulo tercero asumiremos el ordenamiento o la estructura de la comunión eclesial. Habiendo establecido la igualdad básica del bautismo entre las personas que formamos la Iglesia, nos preguntamos: ¿De qué manera esta comunidad logra diferenciar a sus miembros en relación a los carismas y talentos, necesidades y tareas, ministerios y estados de vida? Se necesita cierto tipo de organización para el funcionamiento de una comunidad. De esa manera, en ese capítulo consideramos cómo la diversidad de dones y tareas en la Iglesia suscita las diferentes maneras de ser cristiano. Por los estados de vida en la Iglesia nos referimos al laicado, a los ministros ordenados, y a los consagrados (miembros de comunidades religiosas).
El concepto de las órdenes en la Iglesia se usa ahora fundamentalmente para referirse a los grados del ministerio ordenado, diaconal (diáconos), presbiteral (sacerdotes) y episcopal (obispos). El significado básico de ser “ordenado” equivale a decir que la relación de una persona con la comunidad entera está “ordenada” por un ministerio de servicio particular. Aunque, históricamente el término “orden” ha sido usado de una manera más general para referirse a las distintas agrupaciones de personas en la Iglesia, como sería el orden de los catecúmenos, el orden de los penitentes y muchas órdenes religiosas. Todos los cristianos pertenecen al orden de los bautizados, y sobre esta base todos estamos llamados al ministerio y a la misión. Algunas veces la Iglesia es descrita como una “comunión jerárquica”, enfatizando así la estructura conferida a la Iglesia por el oficio de los ministros ordenados, especialmente de los obispos. La perspectiva del capítulo tres, aunque respeta la dimensión jerárquica de la comunión eclesial, subrayará la presencia de dones para el servicio en todos los miembros de la comunidad y destacará la tarea de orquestar estos dones para el bien común.
En el capítulo cuatro nos referiremos a dos de los principales medios para la formación de la Iglesia como comunión de discípulos, el ministerio de la Palabra y del sacramento. La Iglesia es la reunión de cuantos escuchan la Palabra de Dios, el Evangelio, y responden con fe. Al mismo tiempo consideraremos y expondremos el significado del mensaje cristiano para nuestra vida. De acuerdo a la Constitución dogmática sobre la divina revelación (Dei verbum, DV) del Concilio Vaticano II, “es decir, la Iglesia en el decurso de los siglos, tiende constantemente a la plenitud de la verdad misma, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios” (DV, 8). En otras palabras, tal como la historia lo revela, la Iglesia está llamada a profundizar continuamente en la comprensión del mensaje revelado en el Evangelio, reconociendo que siempre existe espacio para una comprensión más profunda. Descubriremos cómo toda la Iglesia es una comunidad que aprende y enseña, y cómo cada uno de nosotros está llamado a desempeñar un papel en este continuo descubrimiento de la verdad.
Al mismo tiempo, esta comunidad reunida por la Palabra de Dios, expresa y realiza su identidad de manera más profunda cuando celebra los sacramentos. Veremos cómo los sacramentos, de manera especial la Eucaristía, “hacen la Iglesia”. Así, en el capítulo cuatro descubriremos, aún más claramente, cómo la entera celebración de la Misa, el rito de entrada, la liturgia de la Palabra, la liturgia de la Eucaristía y el rito de despedida, es la experiencia básica dentro de la cual descubrimos lo que significa ser Iglesia. Además analizaremos por qué la Iglesia misma es llamada el “sacramento universal de salvación” para el mundo. Esta idea de la Iglesia como “sacramento para el mundo” también sirve como una transición o puente a los siguientes capítulos, los cuales se ocuparán de la misión de la Iglesia en el mundo.
Así, mientras que en los capítulos dos, tres y cuatro desarrollamos principalmente el tema de la comunión o de la vida “interna” de la Iglesia, en los capítulos cinco y seis dirigiremos nuestra atención a enfatizar el tema de la misión, es decir, la vida “externa” de la Iglesia. En el capítulo cinco, examinaremos la misión de la Iglesia como “evangelizadora de las culturas”. En esta perspectiva, todos los ministerios y actividades de la Iglesia en el mundo, serán comprendidos como parte del proceso de la evangelización. El término “evangelización”, que de alguna manera es un término recién llegado al vocabulario católico, adquiere una importancia decisiva para comprender la Iglesia. El Papa Pablo VI en su exhortación apostólica sobre la Evangelización en el mundo contemporáneo (Evangelii nuntiandi, EN) enseñó que la tarea de evangelizar de todos los pueblos constituye la misión esencial de la Iglesia: “Evangelizar, constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda”. (EN, 14)
El Papa Juan Pablo II profundizó en la identidad de la Iglesia como una comunidad evangelizadora y ha subrayado cómo la evangelización de las culturas es siempre y al mismo tiempo, la “inculturación” del Evangelio.
En el capítulo seis nos ocuparemos de un elemento más específico de la actividad evangelizadora de la Iglesia en el mundo: la transformación de la sociedad humana a la luz del Evangelio. Aquí consideraremos el papel de la Iglesia en los diferentes terrenos de la vida en el mundo, tales como la familia, la economía, la política, los medios de comunicación, las artes y las ciencias y otros más. La Iglesia, inspirada por la enseñanza de la GS, ha declarado que la “acción a favor de la justicia... se nos presenta claramente como una dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio” (Justicia en el mundo) [JM]. Nos veremos en la necesidad de descubrir cómo la Iglesia ha desarrollado un cuerpo de doctrina social que nos inspira para trabajar por un mundo ordenado de manera más justa. Al mismo tiempo, los cristianos, al igual que la Iglesia, estamos llamados a estar en el mundo, sin ser del mundo. La reflexión sobre la misión social de la Iglesia se llevará a cabo teniendo en cuenta claramente que el pleno cumplimiento de la misión se extiende más allá de las cosas de este mundo y prescinde de la expectativa utópica de que podremos crear una sociedad perfecta sobre la tierra.
Finalmente, en el capítulo siete, vincularemos esta visión de la Iglesia como comunión y misión con nuestra profesión de fe del Credo niceno de que la Iglesia es “una, santa, católica y apostólica”. Estas características tradicionales de la Iglesia han servido frecuentemente como los temas fundamentales para organizar el estudio de la Iglesia, o eclesiología. Descubriremos que, al hablar ampliamente de la comunión y la misión, haremos un estudio completo de la Iglesia como una y apostólica. Así, en el capítulo siete, ofreceremos algunos comentarios finales sobre la Iglesia como santa y católica. Estos atributos definitorios de la Iglesia son a la vez don y tarea. Es decir, ser una, santa, católica y apostólica es algo que la Iglesia es y a la vez está llamada a ser.Resumen
El objetivo de este libro es inspirar una visión teológica que incorpore las tendencias más importantes en la teología de la Iglesia, a partir del Concilio Vaticano II. Estoy convencido que la dinámica entre comunión y misión, acogida y envío, enraizada en la misma vida de Dios, celebrada en la liturgia y vivida en nuestro mundo, ofrece la única estructura adecuada para alcanzar una visión integral de la Iglesia. Esta es la visión que intentaremos poner en práctica mientras caminemos juntos en la vida cristiana.Para reflexionar
1. ¿Cómo describirías la visión actual que tienes de la Iglesia?
2. ¿Experimentas en tu comunidad creyente y en su liturgia el ritmo de acogida y envío, de reunión y despedida, de comunión y misión?
3. ¿Qué significa decir que la Trinidad es la fuente de la comunión y la misión de la Iglesia? 


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Excerpted from Eclesiologia by Morris Pelzel Copyright © 2006 by Morris Pelzel. Excerpted by permission.
All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.
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Table of Contents

Indice



Acerca de la serie viii
Normas para certificación: recursos nacionales para
el ministerio eclesial ix
Introducción xi

Capítulo 1: Una visión de Iglesia,
comunión y misión 1
“Comunión” y “misión” como estructuras
para la eclesiología 2
La comunión y misión de la Trinidad, fuente
de la comunión y misión de la Iglesia 5
Ampliando la perspectiva, el plan de este libro 7
Resumen 11
Para reflexionar 12

Capítulo 2: La Iglesia, comunión
de discípulos 13
La comunión, vínculo de vida en la Iglesia 16
Padre, Hijo y Espíritu Santo, una vida
de comunión perfecta 18
Estamos invitados a compartir la vida de Dios 20
La comunión entre los miembros de la Iglesia 22
La parroquia, comunión de familias 23
La diócesis, comunión de parroquias 25
La Iglesia universal, comunión de Iglesias locales 26
Comunión más allá de la Iglesia visible 28
La Iglesia, comunión de discípulos 29
Resumen 31
Para reflexionar 31

Capítulo 3: Carismas, ministerios
y estados de vida en la Iglesia 32
El estado común del pueblo de Dios 33
La Iglesia evoluciona en el curso de la historia 38
La correspondencia de carismas, tareas y oficios 39
Estados de vida en la Iglesia, laicado, clero y vida consagrada 42
Resumen 55
Para reflexionar 56

Capítulo 4: La Iglesia, constituida por
la Palabra y el sacramento 57
La Palabra de Dios, en la Iglesia, por encima de la Iglesia 59
Avanzando hacia la plenitud de la verdad divina 60
El “sentido de la fe” (Sensus Fidei) 62
Toda la Iglesia aprende y enseña 65
Los sacramentos, significan y santifican 68
La Iglesia, sacramento universal de salvación 69
Los sacramentos, por la Iglesia, para la Iglesia 71
Eclesiología eucarística 72
Resumen 75
Para reflexionar 76

Capítulo 5: La misión de la Iglesia,
la evangelización de las culturas 77
La evangelización, identidad más profunda de la Iglesia 80
Los momentos esenciales de la evangelización 82
La nueva evangelización 84
La evangelización de las culturas 86
¿Qué son las culturas? 87
Trasformando las culturas
de Estados Unidos de América 90
La inculturación del Evangelio y la Iglesia 92
Resumen 94
Para reflexionar 95

Capítulo 6: La misión de la Iglesia,
la transformación del mundo 96
La Iglesia, en el mundo pero, sin ser del mundo 98
La Iglesia “en” el mundo moderno, Gaudium et spes
y algo más 100
¿Qué es el “mundo”? 104
El mundo, creado para la Iglesia 106
La Doctrina Social de la Iglesia, nuestro secreto
mejor guardado 107
Resumen 112
Para reflexionar 113

Capítulo 7: La Iglesia: una, santa,
católica y apostólica 114
La Iglesia, santa, al punto que nunca puede fallar 116
La santidad de la Iglesia, genuina aunque imperfecta 118
La unidad católica de la Iglesia 120
Catolicidad, la plenitud del dar y recibir 123
Resumen 125
Para reflexionar 125

Conclusión 126
Abreviaturas 127
Reconocimientos 129
Acerca del autor 130


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