Miguel Hoffmann nos presenta una forma de contemplar la vida como la organización biopsicosocial que logra un ser viviente que se va constituyendo en persona. En ese proceso -el desarrollo humano- la espontaneidad es un componente esencial. El reiterado bloqueo de lo espontáneo por el medio ambiente, inicialmente provoca oposición, protestas y conflictos. Si se impone el medio ambiente, el desarrollo del Ser debe realizarse en una clandestinidad. En casos extremos, puede quedar asfixiado hasta el punto de ser irrecuperable.
Hoffmann no excluye las diferencias existentes en la negociación necesaria con aquellos otros que forman nuestro medio ambiente. Significa que hay sujetos con una mayor vitalidad de fábrica, o que han logrado una alianza con una parte del medio ambiente, sea esta una abuela o abuelo, una cuidadora o una empleada doméstica, una tía, hermana o hermano y a veces tan sólo el perro.
Se habla de diferenciar los usos coloquiales del Yo, de conceptos como Identidad, Autoimagen y Autoestima, de 'Ser uno mismo' como opuesto a 'siempre hago lo que esperan de mí'. Expone un desarrollo humano que culmina en la constitución del modo de ser que caracteriza a la persona, distinta de los Otros. Persigue comprender la individuación como proceso del desarrollo humano, diferente a la individualidad, patología del no-Ser-suficientemente-Uno Mismo. El modo de ser abarca la integridad, explica la creatividad y diferencia el coraje del sinsentido.
Un psicoanalista y escritor nos habla del SER, porque además de ser tema técnico, es de interés general saber para qué sirve el SER.