Gerardo es hijo de padres modestos de la clase media, vio Ia luz primera en Monterrey, NL, allá por el año de 1938, cuando esta ciudad recibía los azotes de las inundaciones. Sus estudios los culminó en La Universidad Autónoma de Nuevo León con el titulo de Arquitecto y es precisamente cuando al estar por cumplir su aniversario de plata de profesionista. Al no estar satisfecho con una fecunda vida profesional en sus especialidades, amén de haber sido maestro y funcionario universitario, incansable hombre de negocios y pequeñas empresas, que largo sería describir, ahora canaliza su carácter inquieto hacia otras actividades más serias todavía: "Servir a través de la comunicación". No se conforma servir eventualmente y como pasatiempo. Tampoco con hacerlo a través de asociaciones o colegios profesionales en los que siempre ha estado activo. Considera como imperativo e impostergable servir ahora a su comunidad y a su patria, como deber de conciencia y de una manera decisiva y constante. Comunicando, en cuanta tribuna tiene a su alcance, el mensaje que para él es su pasión y prioritario: renovar el entusiasmo en y ante todas las cosas, sobre todo ahora en el momento de la prueba: La crisis. Gerardo ve en su familia la célula básica de una sociedad fuerte y sólida. En su compañera de senda (como él la define) sin cual no se concibe y en sus cuatro hijos que asoman a la madurez la razón de sus afanes, ante el futuro incierto que hoy se vislumbra. Del idealismo y el sacrificio del "yo" por los demás. Del amigo y del amor, la mejor siembra, el mejor seguro para esperar "tiempos mejores". De su trayectoria y de su vida se podría seguir hablando, Nos limita el espacio y nos frena la modestia. Sobre esto él afirma: "No es necesario hablar de los hombres, de ellos hablan sus obras". Él se siente satisfecho cuando se le dice que es el ciudadano que aprende a serlo. Cuando se le cataloga una persona sencilla y útil, bien intencionada, alegre siempre jóven de espíritu.
