Como Alfa de mi manada de licántropos tengo muy claras las leyes: proteger a la manada y matar a todo Real que se atreva poner un pie en nuestro territorio. Sin excepciones.
Da igual si se trata de la real más bella del mundo que me corta la respiración cada vez que sonríe; yo debo odiarla.
Pero en el corazón no se manda, y este decidió tomar partido cuando ella huyó de su destino y terminó en mi territorio.
Así que aquí andamos los dos, enfrentados entre nosotros y metidos de lleno en una guerra contra toda una manada de licántropos y el más sanguinario de todos los dioses: Esus.
Con semejante panorama, ¿qué probabilidades tenemos de ganar? ¿Merece la pena el castigo que sufriremos por transgredir las normas? Mi corazón sabe la respuesta, pese a que no puede haber un nosotros, pues todo el mundo sabe que licántropos y reales son enemigos ancestrales.
¿O no?
