Cuando cumplí veintiséis años conocí a Lucca, quien me propuso matrimonio la misma noche en que me conoció. Le prometí casarme con él apenas me hubiera titulado de la universidad. Pasaron cuatro años y nos casamos para ir a vivir a Roma, Italia, donde mi fallido matrimonio y mi incapacidad para adaptarme, me llevaron a encontrarme por el camino de lo esotérico, los símbolos escondidos, el Yoga Kundalini y la meditación que compartí en cartas con Darinka, quien fue mi psicóloga por siete años antes de partir a Roma. Tras su muerte, recibí las cartas y, a través de leerlas, revisitando el pasado y sus lecciones, volví a encontrarme con la mujer valiente, amante de la vida y capaz de salir de la crisis provocada por la llegada de la menopausia. Querida Darinka es una historia de amor por la vida y de conexión con Dios a través de sus múltiples formas de manifestarse y de responder a nuestras preguntas. Una invitación al autoconocimiento y un recordatorio de que la vida sucede para nosotros.