La presente obra, refiere hechos que ocurrieron durante los últimos seis siglos. Lo narrado en tan extenso periodo concuerda, en parte, con la historia que nos han contado durante siglos. En otra parte todo deviene en pura ficción. Historia o ficción, lo cierto es que, Oranyán, El Africano, novela compuesta por cinco libros integrados, constituye una obra aleccionadora que hurga profundamente en el alma humana en procura de descifrar las raíces del mal que el hombre, enemigo del hombre, lleva dentro.

Confieso no haber conseguido la síntesis adecuada para la presente obra. Y, como tampoco encuentro nada bueno en el indomable sapiens, me remito a la oda compuesta por Akacora, el pariente más elevado de Oranyán que, reducido a esclavitud por los musulmanes, escribió desde su cautiverio en Mali:

NO HAY SALVACIÓN
-1- «Desde la cúpula de la montaña arrasada, en una noche obscura y sin fin, un hombre ciego al mundo imaginaba arrebozados sus suelos de caudalosos ríos y repletos sus cielos de blancas palomas, luces de colores y pájaros cantores.
-2- ... Pero no. De lo imaginado, nada quedaba, cordilleras y valles: vírgenes pudorosas del pasado, en miasmas mal olientes y columnas de fuego convertidas. ¡Dios ido! ¡Ríos secos! ¡Luces apagadas! Soledad reinaba. Y, en lugar del hombre y su enemigo el hombre, bestias, reptiles y fantasmas siniestros en la tierra señoreaban.
-3- Un millón de años transcurridos. Sin rey ni ley, naturaleza de nuevo en la tierra regía: Flores en los valles, vida nueva en los ríos. Cordilleras arboleadas. Mundo en paz: vida renacida.
-4- Mutó el simio y el hombre volvió. Mundo en vilo: el mal reencarnado. Pandora a la carga. Prometeo en fuga. Enfermedades, locura y muerte por el mundo extendidas: ¡Lloran los árboles! ¡ríos sedientos! ¡Dioses cansados! ¡No hay salvación!».