El enigma de la deidad con siete rostros es una novela histórica-arqueológica que transportará al lector hacia un mágico y legendario pasado prehispánico, lleno de grandeza, por ser un relato fabuloso y pleno de increíbles aventuras en un viaje de exploración para descubrir la realidad histórica de La Ruta Divina, que realizó el gran avatar Quetzalcóatl, según la leyenda de la legendaria Serpiente Emplumada.
La trama comienza cuando los nativos de la zona encuentran un antiguo y destruido códice, que regalan al culto y prestigiado profesionista y chamán, Jess Minn, narrador de esta historia (su nombre en maya es Aka Huan Ceh Ken, que significa "Sabio Ocelote Blanco").
Él invita a sus mejores amigos, "Los Tres Grandes" (don Félix Dávila Zúñiga, quien es un millonario magnate, dueño del Corporativo Quetzalcóatl dedicado a la construcción de ciudades ecológicas futuristas; a su heredera, la bella, alocada y enigmática Itzamná Ixchelle y a su prometido Guy Ives) a vivir una intensa, tórrida y desenfrenada relación.
Todos ellos, emocionados, aceptan acompañarlo en un viaje de exploración para descubrir la realidad histórica del pasado prehispánico, lleno de grandeza, durante el cual sufren conflictos internos, peripecias, problemas económicos, traiciones, accidentes y muertes ocasionadas por el malvado "Espejo Ahumado", hermanastro de don Félix, al que odia y envidia.
En este viaje, se narran las zonas arqueológicas que van encontrando, descritas con exquisita precisión y detalle que te hacen sentir que estás viendo la magnificencia de esas maravillas, desde los materiales con los que fueron construidos, hasta muchas pistas que van encontrando para conocer más acerca de la gran deidad civilizadora con sus siete rostros.
Estos son los desdoblamientos o representaciones que dejó como legado a sus herederos y descendientes, que son: el cultivo del maíz, la astronomía, la escritura jeroglífica, la numeración vigesimal, un calendario preciso, los códices y el pacifismo como doctrina fundamental, cuya base fue el culto único al sol.
La antigua leyenda cuenta que aquel sencillo sacerdote tolteca, un simple mortal llamado Ce-Acatl-Topiltzin Quetzalcóatl, se transforma en el caudillo del renacimiento cultural, un héroe inmortal capaz de trascender los umbrales del mundo Nahuatlaco para llegar al Mayab como el Dios Kukulcán y será el representante de la civilización maya-tolteca y, tras su muerte, se convierte en la figura más importante de toda una época, el símbolo perfecto de la perpetua lucha del bien contra el mal y avatar del universo mesoamericano como figura protagónica de la mayor epopeya de la era precolombina.