Relación de las cosas de Yucatán

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Overview

Landa encontró similitudes entre el cristianismo y la religión maya en lo concerniente a los sacrificios humanos y ofrendas de sangre. Asociando dichas ofrendas con el carácter sacrificial de la figura de Cristo que había dado su vida por la humanidad.
En su madurez Landa se dedicó al estudio de la cultura Maya. La presente Relación apareció hacia 1566. Es una obra de referencia para entender el mundo maya.

Product Details

ISBN-13: 9788498976533
Publisher: Linkgua
Publication date: 08/31/2010
Series: Historia , #201
Sold by: Bookwire
Format: eBook
Pages: 120
File size: 947 KB
Language: Spanish

About the Author

Diego de Landa (Cifuentes, 1524-Yucatán, 1579). España. Ingresó en al monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo a los diecisiete años y fue uno de los primeros frailes franciscanos que viajó a Yucatán para evangelizar a los mayas. Durante su primera etapa en el Nuevo mundo incineró numerosos documentos de la antigua civilización maya. Tuvo que responder ante sus superiores de algunos desafueros.

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Relación de las Cosas de Yucatán


By Diego de Landa

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9897-653-3



CHAPTER 1

LA TIERRA DE YUCATÁN


Que Yucatán no es isla ni punta que entra en la mar como algunos pensaron, sino tierra firme, y que se engañaron por la punta de Cotoch que hace la mar entrando por la bahía de la Ascensión hacia Golfo Dulce, y por la punta que por esta otra parte, hacia México, hace la Desconocida antes de llegar a Campeche, o por el extendimiento de las lagunas que hace la mar entrando por Puerto Real y Dos Bocas.

Que es tierra muy llana y limpia de sierras, y que por esto no se descubre desde los navíos hasta muy cerca salvo entre Campeche y Champotón donde se miran unas serrezetas y un Morro de ellas que llaman de los diablos.

Que viniendo de Veracruz por parte de la punta de Cotoch, está en menos de 20 grados, y por la boca de Puerto Real en más de 23, y que bien tiene de un cabo al otro 130 leguas de largo camino derecho.

Que su costa es baja, y por esto los navíos grandes van algo apartados de tierra.

Que la costa es muy sucia de peñas y pizarrales ásperos que gastan mucho los cables de los navíos, y que tienen mucha lama, por lo cual aunque los navíos den a la costa, se pierde poca gente.

Que es tan grande la menguante de la mar, en especial en la bahía de Campeche, que muchas veces queda medía legua en seco por algunas partes.

Que con estas grandes menguantes se quedan en las ovas, y lama y charcos, muchos pescados pequeños de que se mantiene mucha gente.

Que atraviesa a Yucatán de esquina a esquina una sierra pequeña que comienza cerca de Champotón y va hasta la villa de Salamanca que es el cornijal contrario al de Champotón.

Que esta sierra divide a Yucatán en dos partes, y que la parte de mediodía, hacia Lacandón y Taiza, está despoblada por falta de agua, que no la hay sino cuando llueve. La otra que es al norte, está poblada.

Que esta tierra es muy caliente y el Sol quema mucho aunque no faltan aires frescos como brisa o solano que allí reina mucho, y por las tardes la virazón de la mar.

Que en esta tierra vive mucho la gente, y que se ha hallado hombre de ciento cuarenta años.

Que comienza el invierno desde San Francisco y dura hasta fin de marzo, porque en este tiempo corren los nortes y causan catarros recios y calenturas por estar la gente mal vestida.

Que por fin de enero y febrero hay un veranillo de recios soles y no llueve en ese tiempo sino a las entradas de las lunas.

Que las aguas comienzan desde abril hasta fin de septiembre, y que en este tiempo siembran todas sus cosas y vienen a maduración aunque siempre llueva; y que siembran cierto género de maíz por San Francisco que se coge brevemente.

Que esta provincia se llama en lengua de los indios Ulumil cutz yetelceh que quiere decir tierra de pavos y venados, y que también la llamaron Petén que quiere decir isla, engañados por las ensenadas y bahías dichas.

Que cuando Francisco Hernández de Córdoba llegó a esta tierra saltando en la punta que él llamó cabo de Cotoch, halló ciertos pescadores indios y les preguntó qué tierra era aquella y que le respondieron Cotoch, que quiere decir nuestras casas y nuestra patria, y que por esto se puso este nombre a aquella punta, y que preguntándoles más por señas que cómo era suya aquella tierra, respondieron ciuthan que quiere decir, dícenlo; y que los españoles la llamaron Yucatán, y que esto se entendió de uno de los conquistadores viejos llamado Blas Hernández que fue con el Adelantado la primera vez.

Que Yucatán, a la parte del mediodía, tiene los ríos de Taiza y las sierras de Lacandón, y que entre mediodía y poniente cae la provincia de Chiapa, y que para pasar a ella se habían de atravesar los cuatro ríos que descienden de las sierras que con otros se viene a hacer San Pedro y San Pablo, río que descubrió en Tabasco Grijalva; que al poniente está Xicalango y Tabasco, que son una misma provincia.

Que entre esta provincia de Tabasco y Yucatán están las dos bocas que rompe la mar, y que la mayor de éstas tiene una legua grande de abertura y que la otra no es muy grande.

Que entra la mar por estas bocas con tanta furia que se hace una gran laguna abundante de todos pescados y tan llena de isletas, que los indios ponen señales en los árboles para acertar el camino para ir o venir navegando de Tabasco a Yucatán; y que estas islas y sus playas y arenales están llenos de tanta diversidad de aves marinas que es cosa de admiración y hermosura; y que también hay infinita caza de venados, conejos, puercos de los de aquella tierra, y monos, que no los hay en Yucatán.

Que hay muchas iguanas que espanta, y en una de [las isletas] está un pueblo que llaman Tixchel.

Que al norte tiene la isla de Cuba, y a 60 leguas muy enfrente La Habana, y algo adelante una islilla de Cuba, que dicen de Pinos.

Que al oriente tiene a Honduras y que entre Honduras y Yucatán se hace una muy gran ensenada de mar la cual llamó Grijalva Bahía de la Ascensión, y que está tan llena de isletas y que se pierden en ellas navíos, principalmente los de la contratación de Yucatán a Honduras; y que hará quince años que se perdió una barca con mucha gente y ropa, y al zozobrar el navío se ahogaron todos salvo un [tal] Majuelas y otros cuatro que se abrazaron a un gran pedazo de árbol del navío y anduvieron así tres o cuatro días sin poder llegar a ninguna de las islillas, y que se ahogaron faltándoles las fuerzas, menos Majuelas que salió medio muerto y tornó en sí comiendo caracolejos y almejas; y que desde la islilla pasó a tierra en una balsa que hizo de ramas como mejor pudo; y pasado a tierra firme, buscando de comer en la ribera, topó con un cangrejo que le cortó el dedo pulgar por la primera coyuntura con gravísimo dolor. Y tomó a tiento la derrota por un áspero monte para la villa de Salamanca, y que anochecido se subió a un árbol y que desde allí vio un gran tigre que se puso en acechanza de una cierva, y se la vio matar y que la mañana [siguiente] él comió de lo que había quedado.

Que Yucatán tiene algo más abajo y enfrente de la Punta de Cotoch a Cuzmil, 5 leguas de una canal de muy grande corriente, que hace la mar entre ella y la Isla.

Que Cuzmil es isla de 15 leguas de largo y 5 de ancho, en que hay pocos indios y son de la lengua y costumbres de los de Yucatán, y está en 20 grados a esta parte de la equinoccial.

Que la isla de las Mujeres está a 13 leguas abajo de la punta de Cotoch y a 2 leguas de tierra enfrente de Ekab.

CHAPTER 2

LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES


Que los primeros españoles que llegaron a Yucatán, según se dice, fueron Gerónimo de Aguilar, natural de Écija, y sus compañeros, los cuales, el año de 1511, en el desbarato del Darien por las revueltas entre Diego de Nicuesa y Vasco Núñez de Balboa, siguieron a Valdivia que venía en una carabela a Santo Domingo, a dar cuenta al Almirante y al Gobernador de lo que pasaba, y a traer 20.000 ducados del rey; y que esta carabela, llegando a Jamaica, dio en los bajos que llaman de Víboras donde se perdió, no escapando sino veinte hombres que con Valdivia entraron en un batel sin velas y con unos ruines remos y sin mantenimiento alguno anduvieron trece días por la mar. Después de muertos de hambre casi la mitad, llegaron a la costa de Yucatán, a una provincia que llaman de la Maya, de la cual la lengua de Yucatán se llama mayathan, que quiere decir lengua de maya.

Que esta pobre gente vino a manos de un mal cacique, el cual sacrificó a Valdivia y a otros cuatro a sus ídolos y después hizo banquetes [con la carne] de ellos a la gente, y que dejó para engordar a Aguilar y a Guerrero y a otros cinco o seis, los cuales quebrantaron la prisión y huyeron por unos montes. Y que dieron con otro señor enemigo del primero y más piadoso, el cual se sirvió de ellos como de esclavos; y que el que sucedió a este señor los trató con buena gracia, pero que ellos, de dolencia, murieron quedando solos Gerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, de los cuales Aguilar era buen cristiano y tenía unas horas por las cuales sabía las fiestas. Y que éste se salvó con la ida del marqués Hernando Cortés, el año de 1519, que Guerrero, como entendía la lengua, se fue a Chectemal, que es la Salamanca de Yucatán, y que allí le recibió un señor llamado Nachancán, el cual le dio a cargo las cosas de la guerra en que [est]uvo muy bien, venciendo muchas veces a los enemigos de su señor, y que enseñó a los indios pelear mostrándoles [la manera de] hacer fuertes y bastiones, y que con esto y con tratarse como indio, ganó mucha reputación y le casaron con una muy principal mujer en que hubo hijos; y que por esto nunca procuró salvarse como hizo Aguilar, antes bien labraba su cuerpo, criaba cabello y harpaba las orejas para traer zarcillos como los indios y es creíble que fuese idólatra como ellos.

Que el año de 1517, por cuaresma, salió de Santiago de Cuba Francisco Hernández de Córdoba con tres navíos a rescatar esclavos para las minas, ya que en Cuba se iba apocando la gente. Otros dicen que salió a descubrir tierra y que llevó por piloto a Alaminos y que llegó a la Isla de Mujeres, que él puso este nombre por los ídolos que allí halló de las diosas de aquella tierra como Aixchel, Ixchebeliax, Ixbunic, Ixbunieta, y que estaban vestidas de la cintura abajo y cubiertos los pechos como usan las indias; y que el edificio era de piedra, de que se espantaron, y que hallaron algunas cosas de oro y las tomaron. Y que llegaron a la punta de Cotoch y que de allí dieron vuelta hasta la bahía de Campeche donde desembarcaron [el] domingo de Lázaro, y que por esto la llamaron Lázaro. Y que fueron bien recibidos por el señor, y que los indios se espantaban de ver los españoles y les tocaban las barbas y personas.

Que en Campeche hallaron un edificio dentro de la mar, cerca de tierra, cuadrado y gradado todo, y que en lo alto estaba un ídolo con dos fieros animales que le comían las ijadas, y una sierpe larga y gorda de piedra que se tragaba un león; y que los animales estaban llenos de sangre de los sacrificios.

Que desde Campeche entendieron que había cerca un pueblo grande que era Champotón, donde llegados hallaron que el señor se llamaba Mochcouoh, hombre belicoso que lanzó a su gente contra los españoles, lo cual pesó a Francisco Hernández viendo en lo que había de parar; y que por no mostrar poco ánimo, puso también su gente en orden e hizo soltar artillería de los navíos; y que aunque a los indios les fue nuevo el sonido, humo y fuego de los tiros, no dejaron de acometer con gran alarido; y los españoles resistieron dando muy fieras heridas y matando a muchos. Pero que el señor animó tanto [a los indios] que hicieron retirar a los españoles y que mataron a veinte, hirieron a cincuenta y prendieron dos vivos que después sacrificaron. Y que Francisco Hernández salió con treinta y tres heridas y que así volvió triste a Cuba, donde público que la tierra era muy buena y rica por el oro que halló en la Isla de Mujeres.

Que estas nuevas movieron a Diego Velázquez, gobernador de Cuba, y a otros muchos, y que envió a su sobrino Juan de Grijalva con cuatro navíos y doscientos hombres; y que fue con él Francisco de Montejo cuyo era uno de los navíos, y que partieron el primero de mayo de 1518.

Que llevaron consigo al mismo piloto Alaminos, y llegaron a la isla de Cuzmil, desde la cual el piloto vio Yucatán; y como la otra vez, con Francisco Hernández, la había corrido a la mano derecha, quiso bojarla, [para comprobar] si fuere isla, y echó a mano izquierda siguiendo por la bahía que llamaron de la Ascensión porque en tal día entraron en ella; y que dieron la vuelta a toda la costa hasta llegar otra vez a Champotón donde sobre tomar agua les mataron un hombre y les hirieron cincuenta, entre ellos a Grijalva, de dos flechas, y le quebraron diente y medio. Y que así se fueron y nombraron a este puerto el Puerto de la Mala Pelea; y en este viaje descubrieron la Nueva España, y Pánuco y Tabasco, y que con esto gastaron cinco meses, y quisieron saltar a tierra en Champotón, lo cual les estorbaron los indios con tanto coraje que en sus canoas entraban hasta cerca de las carabelas a flecharlos, y que así se hicieron a la vela y los dejaron.

Que cuando Grijalva tornó a su descubrimiento y rescate de Tabasco y Ulúa, estaba en Cuba el gran capitán Hernando Cortés y que oyendo la nueva de tanta tierra y tantas riquezas deseó verlas y aun ganarlas para Dios y para su rey, para sí y para sus amigos.

Que Hernando Cortés salió de Cuba con once navíos de los cuales el mayor era de cien toneladas y que puso en ellos once capitanes siendo él uno de ellos; y que llevaba quinientos hombres y algunos caballos, y mercancías para rescatar, y a Francisco de Montejo por capitán y al dicho piloto Alaminos, piloto mayor de la armada; y que puso en su nao capitana una bandera de fuegos blancos y azules en reverencia a Nuestra Señora, cuya imagen, con la cruz, ponía siempre donde quitaba ídolos; y que en la bandera había una cruz colorada con un letrero en torno que decía: amici sequamur crucem, & si nos habuerimus fidem in hoc signo vincemus.

Que con esta flota y no más aparato partió y que llegó a Cuzmil con diez navíos porque el otro se le apartó con una refriega, y que después le recobró en la costa. Que la llegada a Cuzmil fue por la parte del norte y halló buenos edificios de piedra para los ídolos y un buen pueblo, y que la gente viendo tanto navío y salir los soldados a tierra, huyó a los montes.

Que llegados los españoles al pueblo lo saquearon y se aposentaron en él, y que buscando gente por el monte toparon con la mujer del señor y con sus hijos, de los cuales, con Melchor, intérprete indio que había ido con Francisco Hernández y con Grijalva entendieron que era la mujer del señor, a la cual y a sus hijos regaló mucho Cortés e hizo enviasen a llamar al señor, al cual venido trató muy bien y le dió algunos donecillos y le entregó su mujer e hijos y todas las cosas que por el pueblo se habían tomado; y que le rogó que hiciese venir los indios a sus casas, y que venidos les hizo restituir a cada uno lo que era suyo; y que después de asegurados les predicó la vanidad de los ídolos y les persuadió que adorasen la cruz, y que la puso en sus templos con una imagen de Nuestra Señora, y que con esto cesaba la idolatría pública.

Que Cortés supo allí que unos hombres barbados estaban camino de seis soles en poder de un señor y que persuadió a los indios que los fuesen a llamar, y que halló quien fuese, aunque con dificultad, porque tenían miedo al señor de los barbados. Y escribioles esta carta:

«Nobles señores: yo partí de Cuba con once navíos de armada y quinientos españoles, y llegué aquí, a Cuzmil, de donde os escribo esta carta. Los de esta isla me han certificado que hay en esa tierra cinco o seis hombres barbados y en todo a nosotros muy semejables. No me saben decir otras señas, mas por éstas conjeturo y tengo por cierto que sois españoles. Yo y estos hidalgos que conmigo vienen a poblar y descubrir estas tierras, os rogamos mucho que dentro de seis días que recibiereis ésta, os vengáis para nosotros sin poner otra dilación ni excusa. Si viniereis, conoceremos y gratificaremos la buena obra que de vosotros recibirá esta armada. Un bergantín envío para que vengais en él, y dos naos para seguridad.»

Que los indios llevaron esta carta envuelta en el cabello y la dieron a Aguilar, y que los navíos, porque tardaban los indios más del tiempo del plazo, creyeron que los habrían muerto y se volvieron al puerto de Cuzmil; y que Cortés, sabiendo que ni los indios ni los barbados tornaban, se hizo al otro día a la vela. Mas aquel día se les abrió un navío y les fue necesario tornar al puerto; y que estando aderezando [el navío], Aguilar, recibida la carta, atravesó en una canoa el canal entre Yucatán y Cuzmil y que viéndole los de la armada fueron a ver quién era; y que Aguilar les preguntó si eran cristianos y respondiéndole que sí, y españoles, lloró de placer y puestas las rodillas en tierra dió gracias a Dios y preguntó a los españoles si era miércoles.

Que los españoles lo llevaron a Cortés así desnudo como venía, el cual le vistió y mostró mucho amor; y que Aguilar contó allí su pérdida y trabajos y la muerte de sus compañeros y cómo fue imposible avisar a Guerrero, en tan poco tiempo por estar más de 80 leguas de allí.

Que con este Aguilar que era muy buen intérprete, tornó Cortés a predicar la adoración de la cruz y quitó los ídolos de los templos y dicen que hizo esta predicación de Cortés tanta impresión en los de Cuzmil, que salían a la playa diciendo a los españoles que por allí pasaban: María, María; Cortés, Cortés.

Que partió Cortés de allí y que tocó de paso en Campeche y no paró hasta Tabasco, donde entre otras cosas e indias que le presentaron los de Tabasco, le dieron una india que después se llamó Marina, la cual era de Xalisco, hija de padres nobles y hurtada de pequeña y vendida en Tabasco; y que de ahí la vendieron también en Xicalango y Champotón donde aprendió la lengua de Yucatán, con la cual se vino a entender Aguilar, y que así proveyó Dios a Cortés de buenos y fieles intérpretes, por donde vino a tener noticia y entrada en las cosas de México, de las cuales la Marina sabía mucho por haber tratado con mercaderes indios y gente principal que hablaban de esto cada día.


(Continues...)

Excerpted from Relación de las Cosas de Yucatán by Diego de Landa. Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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Table of Contents

Contents

CRÉDITOS, 4,
PRESENTACIÓN, 7,
CAPÍTULO I. LA TIERRA DE YUCATÁN, 9,
CAPÍTULO II. LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES, 11,
CAPÍTULO III. LOS ANTIGUOS POBLADORES, 16,
CAPÍTULO IV. CONQUISTADORES Y CLÉRIGOS, 24,
CAPÍTULO V. VIDA Y CREENCIAS DE LOS MAYAS, 36,
CAPÍTULO VI. CALENDARIO, RITOS Y ESCRITURA, 60,
CAPÍTULO VII. EDIFICIOS DE YUCATÁN, 81,
CAPÍTULO VIII. POR QUÉ COSAS HACÍAN OTROS SACRIFICIOS LOS INDIOS, 87,
CAPÍTULO IX. EL MEDIO NATURAL, 89,
CAPÍTULO X. CONCLUSIÓN, 108,
LIBROS A LA CARTA, 113,

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