Cecilia Madrigal, Laura Santillana y Julio Alcedo dicen que están casados. Los tres. En realidad, sólo Laura y Julio lo están oficialmente, pero ellos están locamente enamorados y viven juntos. Aunque la palabra “poliamor” no existía en la España de 1979, eso es lo que practican en su trío. Don Fernando Santillana, un rico arquitecto padre de Laura, ha llegado a aceptar esa situación porque hace feliz a su hija. Su mujer, Adela, no tanto. Don Francisco Madrigal, ex-funcionario franquista de extrema derecha, planea la forma de poner fin a la deshonra en la que lo ha puesto su hija Cecilia. Y es que Cecilia, encima, trabaja de cajera en Angelique, una barra americana regentada por Yi-Shen, alias “el Chino”, desertor de la guerra de Vietnam, monje budista y profesor de artes marciales, a quien ella considera su maestro. Para Cecilia el erotismo es una forma de vivir, una manera de transformase a sí misma y a la sociedad que ella llama su “revolución erótica”. Nadie puede hacerla cambiar. Su hermano Luis lo intentó una vez y eso le costó las dos piernas. Cecilia es también la amante de otra pareja formada por Lorenzo, un mecánico comunista, y Malena, una chilena que huye de las torturas de la dictadura de Pinochet. Esta compleja red de relaciones amorosas se va desarrollando en una serie de “Escenas de poliamor”, cada vez más intensas, cada vez más peligrosas.

El poliamor consiste en relaciones sexuales y románticas entre más de dos personas, con el conocimiento y el consentimiento de todas las personas implicadas. Por lo tanto es distinto de la infidelidad conyugal, en la que el compromiso de exclusividad de la monogamia se rompe de forma unilateral y en secreto. Tampoco no debe confundirse con la poligamia, que es una estructura patriarcal en la que un hombre controla sexualmente a varias mujeres. El poliamor surge de los movimientos de liberación sexual, feminista y gay de los años 60 y 70, y se basa en que mujeres y hombres gozan de la misma libertad para relacionarse con personas del mismo o distinto sexo.

La formación del trío entre Cecilia, Laura y Julio fue un proceso largo y difícil, a veces doloroso, que describo en las tres novelas anteriores de la saga “La revolución erótica de Cecilia Madrigal”. Pero en el poliamor no existe el “y fueron felices y comieron perdices”. La vida diaria es un reto continuo debido a la falta de aceptación por la sociedad y los problemas que presentan la comunicación y la toma de decisiones entre tres personas.