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"Trinidad Hermenegildo Pardo de Tavera (1857-1925). Filipinas.
Fruto, de su actividad lingüística y etnológica son los textos aquí reunidos. En 1899 el gobierno revolucionario de Filipinas convocó un congreso en la ciudad de Malolos para redactar la primera constitución de la República; entre los presentes estaba Pardo de Tavera.
Tavera es conocido, además, por su vocación bibliográfica, y tuvo un papel relevante en la implantación del inglés en Filipinas a principio del siglo XX."
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"Trinidad Hermenegildo Pardo de Tavera (1857-1925). Filipinas.
Fruto, de su actividad lingüística y etnológica son los textos aquí reunidos. En 1899 el gobierno revolucionario de Filipinas convocó un congreso en la ciudad de Malolos para redactar la primera constitución de la República; entre los presentes estaba Pardo de Tavera.
Tavera es conocido, además, por su vocación bibliográfica, y tuvo un papel relevante en la implantación del inglés en Filipinas a principio del siglo XX."
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"Trinidad Hermenegildo Pardo de Tavera (1857-1925). Filipinas.
Fruto, de su actividad lingüística y etnológica son los textos aquí reunidos. En 1899 el gobierno revolucionario de Filipinas convocó un congreso en la ciudad de Malolos para redactar la primera constitución de la República; entre los presentes estaba Pardo de Tavera.
Tavera es conocido, además, por su vocación bibliográfica, y tuvo un papel relevante en la implantación del inglés en Filipinas a principio del siglo XX."

Product Details

ISBN-13: 9788498160116
Publisher: Linkgua
Publication date: 08/31/2010
Series: Historia-Viajes , #300
Sold by: Bookwire
Format: eBook
Pages: 62
File size: 538 KB
Language: Spanish

About the Author

Trinidad Hermenegildo Pardo de Tavera (1857-1925). Filipinas. Fruto, de su actividad lingüística y etnológica son los textos aquí reunidos. En 1899 el gobierno revolucionario de Filipinas convocó un congreso en la ciudad de Malolos para redactar la primera constitución de la República; entre los presentes estaba Pardo de Tavera. Tavera es conocido, además, por su vocación bibliográfica, y tuvo un papel relevante en la implantación del inglés en Filipinas a principio del siglo XX.

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Antología. Sobre Las Lenguas Filipinas


By Trinidad Hermenegildo Pardo De Tavera

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9816-011-6



CHAPTER 1

ETIMOLOGÍA DE LOS NOMBRES DE RAZAS DE FILIPINAS


Al profesor Dean C. Worcester le dedica este trabajo, el autor.

Después de la fábula de las mil y quinientas islas que componen el Archipiélago Filipino, viene la de las «centenares de razas que en babilónica confusión pueblan las islas», como dice un autor lírico geográfico que escribió sobre este país. Haciendo omisión de las rocas, peñas, islotes insignificantes, muchos sin vegetación, otros con solo una especie de aves y algunos insectos como fauna, y la mayoría sin un ser humano que le habite, quedan, como islas habitadas y que solo cuentan, al tratarse de Filipinas, unas cuantas desde la de Luzón, que es la mayor, hasta la de Cagayancillo, que es una de las más diminutas. Así ocurre con las famosas «razas», nombre pomposo cuyo significado se ha confundido aplicándolo a agrupaciones políticas que en nada se diferencian unas de otras. Los estudios etnográficos más recientes han demostrado que las razas que habitan nuestro archipiélago son tres, a saber: negritos, indonesianos y malayos. Pero de estas razas resultan no solo varios mestizajes sino una gran variedad de tribus caracterizadas principalmente por las lenguas o, mejor dicho, dialectos filipinos que hablan. Si nos fundáramos en razones lingüísticas para dar nombres a las diferentes agrupaciones de hombres, el número de las llamadas «razas filipinas», con ser bastante crecido, no llegaría sin embargo a la cifra que hoy alcanza y que el profesor Blumentritt ha tenido la paciente labor de reunir en un folleto por orden alfabético, publicado en español, con el título de «Las razas del archipiélago filipino». Como los estudios lingüísticos aclaran poderosamente las cuestiones antropológicas, he creído que sería útil hacer una información que permita establecer la etimología de los nombres que hoy se aplican a las diferentes tribus que, con el nombre de razas, pueblan Filipinas. Las divisiones políticas de las islas responden casi siempre a divisiones fundadas en la lengua, de manera que, principiando por hacernos cargo de los nombres que caracterizan las provincias cuando estas se aplican a agrupaciones que hablan la misma lengua, hallamos en la isla de Luzón los siguientes: Tagalog, Pampango, Bicol, Pangasinan, Sambál, Ilocano, Ibanag o Cagayan. Después veremos que dentro de cada una de estas provincias existen diferentes tribus, muchas con lengua distinta que llevan, por esta razón o por otra desconocida, un nombre diferente. Bisayas se aplica a tres dialectos hablados en Cebú, Iloilo y Negros: Calamian o Cuyo es también nombre de agrupación lingüista y al llegar a Mindanao vemos que la división territorial no es ya del carácter que en Luzón. Muchas tribus tienen por denominación, un nombre geográfico: en otra se descubre una razón topográfica, o de costumbres locales, o de relación con otras tribus vecinas. Algunas veces los nombres son sencillamente de la localidad aplicados a los habitantes, otras veces el origen del nombre no aparece tan claro y para descubrir su etimología hay que empezar por descomponerlo para descubrir la raíz como veremos más adelante. Para mayor facilidad dividiremos los nombres que vamos a estudiar en las agrupaciones siguientes: Compuestos con el prefijo «Taga» con el prefijo «I» con el prefijo «A» con el prefijo «Ma» con el prefijo «Non» con el prefijo «Ka» y sufijo «An» en otras formas.

CHAPTER 2

PREFIJO TAGA


Este prefijo, al juntarse con nombres de lugar, significa «nativo de él, natural». Usado solo, no tiene significación alguna y lo encontramos formando nombres de las siguientes agrupaciones étnicas: TAGALOG, TAGABALOY, TAGABAWA, TAGABULU, TAGABELI, TAGACAOLO, TAGABANUA o TAGBANUA, etc. etc. El significado de semejante prefijo nos lo dan las lenguas polinesianas: en Samoa se llama «taga-ta» el hombre; en Tahití, perdiendo la «g» encontramos la palabra «taa-ta». Es, pues, indudable que «taga», hoy prefijo sin sentido propio como voz aislada, significó primitivamente «hombre». Ahora, veamos la etimología de las otras voces a que lo hallamos unido, para denominar tribus más o menos importantes. Una de las mayores agrupaciones lingüistas de Filipinas está formada por los «tagalog» con cuyo nombre se denominan los habitantes de las provincias de Manila, Bulakan, Nueva-Ecija, Batáan, parte de Tarlac, Laguna, Tayabas y el distrito de Morong, contando con alrededor de 1.250.000 individuos. Es indudable que, en lo antiguo, todos estos hombres no se llamaron tagalog: este fue nombre de una fracción que habitaba Manila y, por extensión, se aplicó por los españoles a todos los que hablaban igual lengua. Dicha fracción era la que habitaba Tondo, Manila y los pueblos de la cuenca del Pásig, por lo cual, algunos autores antiguos, haciendo etimología de «como suena», explicaron la formación de la palabra como contracción de «taga-ilog» «habitante del río»; pero esto no es posible, porque de ser así no habría desaparecido la letra «í», y aún en caso de que tal hubiera ocurrido, tampoco podría haber quedado la forma «tagálog» acentuada en la segunda «a» sino «tagalóg» por exigirlo así la fonética de la palabra con semejante origen. Algún autor ha supuesto que este nombre era una composición de «alog» que significa «vadear» de donde «tagalog» significaría «hombres o habitantes del vado». Tampoco nos satisface la explicación, y más lógico es aceptar que proviene de la raíz «alog» que, en Pangasinán, significa «tierra baja que se llena de agua al llover», porque precisamente los indígenas que a la llegada de los españoles se llamaban «tagalog» en la región de Manila, habitaban, lo mismo que hoy, tierras bajas y anegadizas. Probablemente en aquellos días se llamaron «alog» aquellas tierras, y que el nombre, anticuado y en desuso hoy en el tagalog, haya quedado solamente en Pangasinán. Los indígenas que habitaban las tierras altas se llamaban como hoy «taga-bukít, (bukit», «tierras altas») y los de las montañas «taga-bundok («bundok», «monte»). En la Laguna misma, a los habitantes de sus riberas se les conocía por el nombre de «taga-doongan», llamándose también así los habitantes de la planicie. «Doongan» quiere decir, «embarcadero, lugar u orilla en donde arriman embarcaciones». Mientras que en Manila se llamaba «taga-bundok» a los montañeses, en la Laguna se les conocía por «tinguianes». Me había chocado leer en algunos autores la palabra «tingues», haciendo notar la diferencia de la lengua que existía entre los habitantes de los «tingues» y de los valles. Indudablemente quería decir antiguamente «montaña», y tal significado, perdido hoy en tagalog, existe todavía en malayo. Buscando referencias sobre esta voz, hallé la siguiente en el Vocabulario de fray Santos: «los Tingues son desde los montes de San Pablo por Nagcarlan hasta Calaylayan, donde estaba antiguamente la Cabecera de Tayabas, y de allí corre los montes de Cabinti, hasta Ulinguling, que es por cima de Mabitac». Unas líneas antes decía: «propio de los tingues o montes» lo cual no deja duda respecto a la significación que atribuyo a esta voz. De «tingui» salió «tinguian» formado con el su fijo «an» que sirve aquí para hacer nombre de personas. Los habitantes de la provincia que hoy llamamos Batangas no se llamaron al principio tagalog. El padre San Agustín, en su Historia, dice (pág. 424): «Hablan lengua tagala, que llama Comintana, por llamarse toda aquella tierra Provincia Comintan». No podemos descubrir la etimología de Comintan, pero veamos la de los otros nombres que hemos enunciado con el prefijo «taga». «Tagabawa» es el nombre con que se designa a los mestizos de «bagobos», «manobos» y «tagakaolos» que, según Montano, se hallan esparcidos a ambos lados del seno de Davao (Mindanao) en las cercanías del río Hijo. «Bawa» significa «abajo, la parte baja», que se refiere, indudablemente, a río, porque los que habitan río arriba de la misma región reciben el nombre de «taga-kaolo», siendo el significado de «ka-olo», «la parte hacia la cabeza, o el origen del río». En Mindanao, se conocen, además, los «tagabaloy», nombre que quizás sea una variante de «tagabeli» y «tagabulu», originado probablemente del nombre de la Laguna de Bulu-an, pero aquí entraríamos en el terreno de las hipótesis, porque carecemos, (y hablo personalmente por mi), de noticias topográficas y lingüistas suficientes para hablar en firme sobre cosas de Mindanao. Sabemos que en la lengua de muchas de aquellas tribus, en la de los bagobos, por ejemplo, el prefijo «taga» tiene la misma acepción que en tagalog y más amplia aún, porque allá tiene la significación de hombre que posee o lleva tal o cual objeto, precedido por dicho prefijo. En la Isla de Paragua, o Palawan habitan en la costa «moros» venidos de Jólo y Mindanao y en el interior unos indígenas idólatras, considerados aborígenes en lucha con los de la costa y que se llaman ellos mismos «tagbanuas. Banua», voz de origen polinesiano, («fenua», «tierra») significa en la mayoría de las lenguas bisayas «tierra, país y también población». Claramente se comprende que «tagbanua» quiere decir «hombre del país» o en otros términos, «aborígenes». En la isla de Panay se llamaba antiguamente «tagubanua» y también «banuanon» y «tagolabon» a un díos que, según decían, vivía en los campos y en el monte. Debemos notar que en este nombre observamos dos procedimientos lingüistas: en el primero se usa la forma del tagalog, empleando el afijo «taga», y en el segundo una forma bikol con el sufijo «non» que tiene la misma significación.

CHAPTER 3

PREFIJO I


Casi todos los nombres compuestos con el afijo «I» pertenecen a tribus la mayor parte montañesas del Norte de Luzón y son: «Ibalibon, Ibilaw, Ifugaw, Igorrote» («Igolot»), «Ilongot, Isinay, Iraya, Italon, Itawe. Ilokanos e Ibanag», que habitan las llanuras, los «Ibalon» en el Sur de Luzón y los «Idan» en Paragua. Para buscar sus etimologías recurriremos a las lenguas habladas por los kagayanes, los ilokanos y los gaddanes que son las más importantes de aquella región. El prefijo I en ibanag, lengua hablada por los indígenas civilizados que habitan las comarcas llamadas Kagayan e Isabela, tiene la misma significación que en tagalog «taga». Dice el padre Fausto de Cuevas en su gramática ibanag que, «antepuesta a los nombres propios de provincias, reinos y pueblos, forma nombres patricios: v.g. Ilalloc, hombre de Lal-loc; I españa, hombre de España». Este mismo nombre «Ibanag», quiere decir «habitante de Banag», que es el nombre del río llamado Grande de Kagayan. En un principio se llamó «Ibanag» a los que habitaban en las orillas del mencionado río desde Aparry, que sea población más vecina al mar, hasta la comarca llamada el Difun, y más propiamente desde Aparri hasta Takalawa, que es un barrio de Lalo, hacia Gataran. Partiendo de este principio, veamos ahora la etimología de los otros nombres que hemos mencionado, advirtiendo que, como hoy día los conocemos en su forma españolizada, debemos principiar por privarlos de los elementos extraños que aparecen en su contextura, para examinar únicamente una forma indígena. Los «italones (italon)» habitaban en lo antiguo los montes que se extienden a la extremidad nordeste de la Pampanga, hallándose hoy en las montañas de la Nueva Vizcaya y del Príncipe. En lengua gaddan, «talon» significa «monte» con lo que se deduce que «italon» significa «montañés». Viene en apoyo de esta interpretación la de «itaues o itaves», en puridad «itaw», privándole de la terminación «es» que indica plural castellano, que es el nombre de unos infieles que viven en las llanuras vecinas a las anteriores. En gaddan, la voz «taw» significa «sementera». «Idaya», dice Blumentritt, que es el nombre de un dialecto de negritos de Kagayan; sin embargo, no es sino una variante de «Iraya» con que se denomina una tribu de salvajes, al parecer mestizos de negritos y malayos, que habitan al sur de los Kalataganes en el lado occidental de la cordillera de Palawan. «Daya, Raya o Saya» significa el «Este» y también el «Sur» en varias lenguas de la región N. de Luzón; pero, en este caso, se refiere al E. porque, aunque sabemos que se hallan al S. de los kalataganes, no es la relación topográfica con estos lo que les da el nombre sino su situación respecto a los «Itetapanes». Estos son unos montañeses que viven en el O. de la Isabela de Luzón, al occidente de los «Idayas» y su nombre lo indica así, porque, en ibanag, «Tatalapan» y «telapan» quiere decir el «Oeste». Los «Katalanganes» son los mismos hombres que los «irayas», hablan el idioma que estos y su nombre les viene del río en cuyas riberas habitan, nombre que, a su vez, es un derivado de «Talang», que es una especie de pino que en aquellos parajes crece con abundancia. Se llama comúnmente I «gorrotes» a los salvajes que pueblan las montañas de Luzón y aún de otras islas; pero, en las antiguas crónicas filipinas, se conocía únicamente con tal denominación o mejor «Igolot», en su verdadera forma indígena, los infieles que vivían en Benguet y las cercanías del monte Sto. Tomás. Hoy se entiende asimismo nombrar a los salvajes de carácter sanguinario del Norte de Luzón; pero el etnógrafo alemán Hans Meyer y luego el doctor Schadenberg, dicen que únicamente deben llamarse así los infieles que pueblan Benguet y Lepanto. El hecho es que, lo mismo que «Tinguian», la voz «igorrote» se usa en Filipinas como sinónimo de «montañés salvaje». Este nombre significa lo mismo que «tinguian», «montañés»: en tagalog la raíz «golot», que lo compone, significa «cordillera de montañas», y aunque esta voz no se halla en el único diccionario ibanag que impreso existe, no se puede por esto decir que no se conociera en dicha lengua, como se conoció en lo antiguo la voz «tingue» en el tagalog. Se llama «inibaloy» a un dialecto hablado por los igorrotes y esta voz, en ilocano, significa sencillamente «lengua de extranjeros». Los llamados «Isinays» son unos infieles que habitan la parte occidental de la Nueva Vizcaya, conocidos también por el nombre de «Ituyes» por llamarse antiguamente provincia de Ituy la comarca que habitan. Su etimología no me parece muy clara: «sina», en ilocano significa «segregación, separación de personas», voz que me parece aceptable como radical de este nombre de tribu, cuando se considera que otra de ellas llamada «ilongot» está formada de la palabra «longot», que en ilocano quiere decir «reunión, conjunto, agregación de personas». Estos mismos «ilongotes», de costumbres sanguinarias y salvajes, que habitan las comarcas lindantes con las provincias de Nueva Vizcaya, Isabela y Príncipe, reciben también el nombre de «ibilaos», (forma indígena es «ibilaw») cuya etimología, por más esfuerzos que he hecho, queda para mí en la más completa oscuridad. Los «italones» de que antes hicimos mención, son tribu de esta misma raza: al menos los misioneros dominicos dicen que los «italones» de los pueblos altos de Nueva Écija, pertenecen a los «ibilaos» y que estos se conocen también por el nombre de «ilongot». Otra tribu numerosa de raza malaya que vivía en las montañas de Nueva Vizcaya e Isabela, es la llamada «Ifugaw», que parece ser una de las más antiguas de Luzón y cuya etimología la explica el ibanag en donde vemos que «iafugw» significa «isleño». Hoy, todos los individuos de esa raza, que formaban las agrupaciones llamadas silipanes, quianganes, mayoyaos, y bungianes (nombres topográficos), han sido reconcentrados para constituir las rancherías y pueblos de la comandancia de Quiangan. Se conoce con el nombre de «yogades (yogad)» o «gaddañes» a unos montañeces que en la actualidad habitan en las vertientes de la cordillera central, límite occidental de la provincia de la Isabela, desde la orilla izquierda del río Magat, término del río Mercedes, hasta la jurisdicción de los pueblos cristianos de Itawes. La etimología de ambos nombres nos la da la lengua ibanag que tanto se parece al gaddan, resultando que «gaddan» y «yogad» tienen la misma significación y origen, solo que el primero es nombre de «lugar» y el segundo de «tribu». Ambos derivan del radical «gad» cuya forma más antigua «ugad», existe también en ibanag y significa «sementera alta». Esta raíz, seguida del sufijo «an», quiere decir «lugar de la sementera alta» como «payaw» vimos que quería decir «sementera baja o de regadío». Los habitantes del «gaddan», llamados hoy así con este nombre de «lugar», se conocieron en lo antiguo por el nombre propio de personas, que es «yogad» formado con el prefijo «i» cuyo significado conocemos y el radical «ugad» igual a «gad» que hemos examinado. Han sido infructuosas mis investigaciones relativas a la etimología de otros nombres tales como «iloko» que algunos suponen, sugestionados por la analogía, derivar de «ilog» «habitante del río», sin observar que el radical a que se refieren termina con la g, y la voz examinada por k: además la i de la palabra «ilog», río, no es, como en la «iloko», un prefijo, sino parte integral del radical. Tampoco puedo decir nada respecto a «ibalon», nombre que en lo antiguo se daba a los habitantes de Camarines. «Ilamut», tribu de igorrotes que radica en la cordillera situada entre Nueva Vizcaya y Benguet, parece formado del radical gaddan «lamut», «mezcla», significando quizás mestizo: es etimología solamente probable. «Idaya» es variable de «yraya» que ya examinamos. «Ilanos, illanos, lanos, lanaos, malanao» son nombres que se dan a ciertos habitantes piratas de la costa de Mindanao. Son diferentes formas de composición del radical «lanao o lanun» nombre geográfico de una parte de aquella isla.


(Continues...)

Excerpted from Antología. Sobre Las Lenguas Filipinas by Trinidad Hermenegildo Pardo De Tavera. Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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Table of Contents

Contents

Créditos, 4,
Presentación, 7,
ETIMOLOGÍA DE LOS NOMBRES DE RAZAS DE FILIPINAS, 9,
Prefijo TAGA, 10,
Prefijo I, 12,
Prefijo «Ma», 15,
Afijo «Ka» y sufijo «An», 17,
Otras Formas, 17,
CONTRIBUCIÓN PARA EL ESTUDIO DE LOS ANTIGUOS ALFABETOS FILIPINOS, 21,
CONSIDERACIONES SOBRE EL ORIGEN DEL NOMBRE DE LOS NÚMEROS EN TAGALOG, 39,
Libros a la carta, 61,

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