El Carácter Irreprochable de Dios

“¿Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres?” (Jeremías 2:5)

¡Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres! ¡Pero qué tono de profundo dolor expresa esta sincera pregunta del Señor! Pues Dios nunca le había hecho mal a Su pueblo, y su corazón siempre estuvo dispuesto a ayudarlo y bendecirlo en todo, muy a pesar de que pecaba contra Él, se alejaba e iba siempre tras la vanidad como dice nuestro texto. Dios siempre le tuvo gran misericordia, perdón y paciencia como si se tratara de su hijo, y cuánto más cuando este se humillaba en Su Santa Presencia. Nunca vino algo de parte de Dios que fuera en perjuicio suyo. Del mismo modo, los pensamientos de Dios siempre serán de bien para nosotros, así como lo han sido para el pueblo de Israel (Jeremías 29:11), por eso, con justa razón el Señor pregunta:

“¿Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres?”

En Dios, como usted lo sabe, amado lector, no hay ninguna clase de maldad, sin embargo, como hemos venido puntualizado insistentemente, nuestra antigua naturaleza carnal siempre tendrá la inclinación a proferir graves reproches contra Él, como si Dios hubiera hecho algo malo en nuestra vida, lo cual definitivamente no es cierto; pues aunque las cosas que nos ocurren, en medio de las cuales nos parece que Dios se olvida de nosotros, son circunstancias que provienen de Él mismo, cada una de ellas tiene un sabio propósito para nuestro bien y, principalmente, para beneficio del Reino de los Cielos.

(Fragmento)

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El Carácter Irreprochable de Dios

“¿Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres?” (Jeremías 2:5)

¡Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres! ¡Pero qué tono de profundo dolor expresa esta sincera pregunta del Señor! Pues Dios nunca le había hecho mal a Su pueblo, y su corazón siempre estuvo dispuesto a ayudarlo y bendecirlo en todo, muy a pesar de que pecaba contra Él, se alejaba e iba siempre tras la vanidad como dice nuestro texto. Dios siempre le tuvo gran misericordia, perdón y paciencia como si se tratara de su hijo, y cuánto más cuando este se humillaba en Su Santa Presencia. Nunca vino algo de parte de Dios que fuera en perjuicio suyo. Del mismo modo, los pensamientos de Dios siempre serán de bien para nosotros, así como lo han sido para el pueblo de Israel (Jeremías 29:11), por eso, con justa razón el Señor pregunta:

“¿Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres?”

En Dios, como usted lo sabe, amado lector, no hay ninguna clase de maldad, sin embargo, como hemos venido puntualizado insistentemente, nuestra antigua naturaleza carnal siempre tendrá la inclinación a proferir graves reproches contra Él, como si Dios hubiera hecho algo malo en nuestra vida, lo cual definitivamente no es cierto; pues aunque las cosas que nos ocurren, en medio de las cuales nos parece que Dios se olvida de nosotros, son circunstancias que provienen de Él mismo, cada una de ellas tiene un sabio propósito para nuestro bien y, principalmente, para beneficio del Reino de los Cielos.

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by Erik Torres
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“¿Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres?” (Jeremías 2:5)

¡Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres! ¡Pero qué tono de profundo dolor expresa esta sincera pregunta del Señor! Pues Dios nunca le había hecho mal a Su pueblo, y su corazón siempre estuvo dispuesto a ayudarlo y bendecirlo en todo, muy a pesar de que pecaba contra Él, se alejaba e iba siempre tras la vanidad como dice nuestro texto. Dios siempre le tuvo gran misericordia, perdón y paciencia como si se tratara de su hijo, y cuánto más cuando este se humillaba en Su Santa Presencia. Nunca vino algo de parte de Dios que fuera en perjuicio suyo. Del mismo modo, los pensamientos de Dios siempre serán de bien para nosotros, así como lo han sido para el pueblo de Israel (Jeremías 29:11), por eso, con justa razón el Señor pregunta:

“¿Qué maldad hallaron en Mí vuestros padres?”

En Dios, como usted lo sabe, amado lector, no hay ninguna clase de maldad, sin embargo, como hemos venido puntualizado insistentemente, nuestra antigua naturaleza carnal siempre tendrá la inclinación a proferir graves reproches contra Él, como si Dios hubiera hecho algo malo en nuestra vida, lo cual definitivamente no es cierto; pues aunque las cosas que nos ocurren, en medio de las cuales nos parece que Dios se olvida de nosotros, son circunstancias que provienen de Él mismo, cada una de ellas tiene un sabio propósito para nuestro bien y, principalmente, para beneficio del Reino de los Cielos.

(Fragmento)


Product Details

BN ID: 2940165797224
Publisher: Erik Torres
Publication date: 02/23/2022
Sold by: Smashwords
Format: eBook
File size: 175 KB
Language: Spanish

About the Author

Erik Torres es un pastor misionero nacido en Monterrey, N.L. México.
Actualmente predica en una iglesia bautista en el municipio de Juárez; Nuevo León.
Ha publicado algunas de sus predicaciones a manera de libros breves en la plataforma de Amazon, así como también artículos para la vida cristiana en su blog personal.
Como cantautor, cuenta con una producción musical de alabanza, y algunos temas de su autoría han sido grabados por otros cantantes.

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