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David, Te escribo para pedir tu opinión en mi danza con la ilusión de ser una buena-mala madre. Este parece ser mi agudo aprendizaje del momento, que me saltó a la vista cuando estuviste aquí. Aprecio la sincronicidad en la vuelta de mi hija de 22 años, quien llega para permanecer con nosotros por seis semanas, para terminar su carrera, ahorrar algo de dinero y así mudarse a un apartamento con una amiga. Ésta es mi oportunidad de enfrentar la culpa/miedo diariamente y traer a la luz algunas creencias profundamente retenidas, para ser luego liberadas.
Algunos de mis pensamientos son: Ella es muy barullera (canta muy bien, pero muy alto y lo hace aún cuando la gente está durmiendo), es descuidada (se ducha en mi baño y deja un tendal de ropa tirada). Necesita dinero (y yo se lo quiero dar, pero después, cuando no podemos pagar la tarjeta de crédito ese mes, yo me siento como una estúpida) y es descuidada con el dinero (comprándose ropa cuando todavía no ha podido pagar su teléfono móvil, lo que me obliga a pagárselo y sentirme estúpida nuevamente).
Reconozco que éstas son proyecciones de mi miedo de molestar a la gente, de no ser independiente, de necesitar cosas de otras personas, etc. Me vendrían bien unas palabras de sabiduría de tu parte. ¡Gracias y nos vemos este verano!
RE: Amada de Dios:
Gracias por tu correo. Sí, tú estás logrando mirar francamente tus creencias y los pensamientos de los que te has encariñado y que necesitas soltar. Tú eres más que una “madre” -buena o mala- y durante las siguientes seis semanas eso es lo que te será mostrado. Tu responsabilidad ahora es estar en Paz y poder extender la paz. Tienes la oportunidad de experimentar el des-aprender durante seis semanas, y esto te puede ofrecer una gran profundización y libertad. Piensa y trata a tu hija y a ti misma como si no tuvieses ninguna memoria de un pasado juntas, como si fueras la anfitriona de una queridísima huésped a la que adoras y respetas. Ofrécele sólo aquello que experimentas en tu corazón como Alegría; sólo aquello que no requiere intercambio ni ataduras.
No pienses ni actúes como si debieras complacer a tu huésped. En lugar de eso, siente la verdad de no tener ninguna demanda que recaiga sobre ti, a menos que sea tu propia decisión. Imagina que Jesús se está quedando contigo en tu casa, a lo largo de seis semanas, y que lo único que te pide es que seas feliz y estés en paz. Jesús no te pide dinero, ni que vayas detrás de él, ni que observes ninguna mente fuera de la tuya. La forma que tomarán las próximas semanas no está bajo tu control, pero momento a momento debes ser completamente responsable de tu propio estado mental. Habrás decidido “aceptar al extraño” y verás que no puedes ser el “guardián” de “nadie más”, ya que, literalmente, no hay nadie “más” a quien cuidar. Observar tu mente es tu “trabajo” de tiempo completo; entonces, hablar y juzgar no es parte de la “descripción del trabajo” de un obrador de milagros.
Todo aquello que pareces rechazar, es porque ya has juzgado en su contra con anterioridad. Si tú ves un comportamiento o un aspecto que te disgusta, estás intentando proyectar ese pensamiento al mundo, como si no estuviese en tu propia mente. Pero como las ideas nunca dejan su fuente, tú debes reconocer que siempre te juzgas a ti mismo cuando juzgas a cualquiera. El juzgar no es una habilidad que Dios le dio a nuestra Santa Mente. Los roles de madre e hija fueron asignados por el ego, y no importa si se le agregaron atributos positivos o negativos a esos roles. Cristo es lo que verdaderamente quieres ver Ahora, pero te va a parecer imposible ver con esta Visión hasta que reconozcas que el Amor no hace demandas. Si la paz es tu única meta Ahora, tú pensarás, sentirás y percibirás desde la Integridad Divina del Amor interno. Fluirás fácilmente. No harás demandas ni aceptarás demandas que se te quieran imponer.
Cada momento es un limpio, claro y fresco comienzo, sin ser mancillado por el pasado. Es una nueva oportunidad para elegir conscientemente lo que REALMENTE quieres. Cada mañana, cuando despiertas y te levantas, recuerda cuál es tu meta. Recuerda cuál es el tipo de experiencia que REALMENTE quieres y que REALMENTE te mereces. Y no te olvides de que tu mente es muy poderosa.
Yo estaré por allí pronto de visita, como ya sabes, y ofreciendo un Intensivo en tu zona. Déjame saber cómo te va con este experimento y te invito a que te sientas libre de traer “al observador” a nuestro encuentro de Propósito. Yo me uno a ti en este Propósito del Perdón. Tener completa conciencia del Propósito es inevitable. ¡Te Amo!
Amor eterno, David.