La predicación: Cómo predicar bíblicamente

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by John MacArthur
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Overview

Si está tratando de condensar la predicación bíblica en un volumen, ¡aquí lo tiene!
John MacArthur y otros distinguidos maestros de predicadores responden al mandato apostólico en este tratado completo de la predicación expositiva. La reconocida pasión que tiene el doctor MacArthur por las Escrituras se combinó con la visión y destreza de otros miembros de la facultad de The Master’s Seminary para producir una declaración definitiva de cómo dar a conocer el significado de la Palabra de Dios con eficacia a la congregación de hoy en día.

Otros colaboradores incluyen a: James F. Stitzinger, James E. Rosscup, Robert L. Thomas, George J. Zemek, Donald G. McDougall, Richard L. Mayhue, Irvin A. Busenitz y David C. Deuel.


Product Details

ISBN-13: 9781418581572
Publisher: Grupo Nelson
Publication date: 09/28/2009
Sold by: HarperCollins Publishing
Format: eBook
Pages: 400
File size: 1 MB
Language: Spanish

About the Author

Dr. John MacArthur es un reconocido líder cristiano a nivel internacional. Es pastor y maestro de Grace Community Church en Sun Valley, California. Siguiendo los pasos de su padre, el doctor Jack MacArthur, John representa cinco generaciones consecutivas de pastores en su familia. El doctor MacArthur también es presidente de The Master’s College and Seminary y se le escucha diariamente en «Gracia a Vosotros», una transmisión radial distribuida a nivel internacional. Él ha escrito y editado muchos libros, incluyendo el ganador del premio Medallón de Oro, La Biblia de Estudio MacArthur. Una de sus obras recientes es Jesús al descubierto.

Read an Excerpt

La Predicación

Cómo Predicar Bíblicamente
By John MacArthur

Grupo Nelson

Copyright © 2009 Grupo Nelson
All right reserved.

ISBN: 978-1-4185-8157-2


Chapter One

El redescubrimiento de la predicación expositiva

Richard L. Mayhue

La autenticidad de la predicación bíblica se empaña de modo signifi cativo debido a que los comunicadores contemporáneos están más preocupados de la relevancia personal que de la revelación de Dios. La Escritura inequívocamente requiere una proclamación centrada en la voluntad de Dios y en la obligación que tiene la humanidad de obedecer. El patrón expositivo se recomienda a sí mismo, mediante hombres totalmente comprometidos con la Palabra de Dios, como predicación que es fiel a la Biblia. La exposición presupone un proceso exegético que extrae el significado que Dios le dio a la Escritura y una explicación de ese significado en una manera contemporánea. Es necesario recapturar la esencia bíblica y el espíritu apostólico de la predicación expositiva en el entrenamiento y la predicación de hombres que están dedicados a «predicar la Palabra».

The Master's Seminary [El Seminario de Maestros], se une a otros en aceptar la urgente responsabilidad de trasmitir el legado paulino de «predicar la Palabra» (2 Ti 4.2). Este volumen señala un esfuerzo por inspirar en los predicadores del siglo veintiuno un patrón de predicación bíblica hereda do de sus predecesores.

Cada generación sufre las críticas circunstancias que Amós le profetizó a Israel: «He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová» (Am 8.11). Los siglos recientes han probado nueva mente esta necesidad.

UN REPASO DE LAS TENDENCIAS RECIENTES

En una explicación de Hebreos 8.10, el comentarista puritano William Gouge (1575-1653) destacaba:

Los ministros han de imitar a Dios y realizar su mejor esfuerzo para instruir al pueblo en los misterios de la santidad y enseñarles qué creer y practicar, para entonces conducirlos a obrar, de que practiquen lo que se les enseñó. De otra manera es posible que su labor sea en vano. El no hacer esto es una de las razones principales por las cuales muchos hombres caen en tantos errores como lo hacen en estos días.

A este editorial de Gouge, Charles Spurgeon (1834-1892) añade una palabra acerca de la Inglaterra del siglo diecinueve:

Podría añadir que esta última declaración ha adquirido más fuerza en nuestros tiempos; es entre los rebaños no instruidos que los lobos del papismo crean caos; la enseñanza sólida es la mejor protección contra estas herejías que causan desolación a diestra y siniestra entre nosotros.

Juan Broadus (1827-1895) también lamentaba la muerte de la buena predicación en los EE.UU.,5 y G. Campbell Morgan (1863-1945) notó:

La obra suprema del ministro cristiano es la obra de la predicación. Este es un día en el cual uno de nuestros mayores peligros es hacer un millar de cositas mientras ignoramos una cosa, la predicación.

Los siguientes lamentos, típicos de la época, muestran que las cosas habían mejorado muy poco para la mitad de siglo:

Excepto por la creciente mundanalidad de sus miembros, el púlpito es punto débil de la iglesia.

Pero la gloria del púlpito cristiano es un brillo prestado [...] La gloria se está marchando del púlpito del siglo veinte de forma alarmante [...] A la Palabra de Dios se le ha negado el trono y se le ha dado un lugar desmerecido.

Empero todavía es cierto que «cualesquiera sean las señales del púlpito contemporáneo, la centralidad de la predicación bíblica no es una de ellas».

En una tradición enfocada en la centralidad de la Palabra escrita, pocos temas son más importantes que la interpretación y la proclama ción de esa Palabra. Todo el mundo enfatiza la necesidad de una exégesis sólida del texto, pero pocos tienen la pericia para proveer tal exégesis y predicar efectivamente en base a la misma.

Para mediados de los años ochenta se reunió el Congreso Nacional sobre Exposición Bíblica para demandar el regreso a la verdadera exposición bíblica. El tema del congreso demandaba que la iglesia estadounidense volviera a la verdadera predicación bíblica o de otra manera, el mundo occidental continuaría su descenso hacia una cultura desvalorizada. Os Guiness, comentando acerca de la singularidad de los EE.UU. en la cultura contemporánea, declaró preocupado que: «En todos mis estudios todavía no he visto una sociedad occidental en donde los bancos de la iglesia estén tan llenos y los sermones tan vacíos».

El estudio de John MacArthur acerca de los patrones de predicación a finales de los años ochenta, le llevó a observar:

Específicamente, la predicación evangélica debe reflejar nuestra con vicción de que la Palabra de Dios es infalible. Con demasiada frecuencia no es así, Es más, hay una tendencia perceptible en el ambiente evan gélico contemporáneo a apartarse de la predicación bíblica y arrastrarse hacia un acercamiento temático en el púlpito basado en la experiencia y el pragmatismo.

En los albores de los noventa, parece surgir un ímpetu irresistible a enfocar el púlpito a lo relevante. Siegfried Meuer alertó a los cristianos en los años sesenta en cuanto al mismo «peligro contemporáneo». Él com paró la dirección de sus días a las tendencias anteriores de Harry Emerson Fosdick, quien en la década del veinte escribió: «El sermón es aburrido porque no tiene conexión con los verdaderos intereses del pueblo [...] El sermón debe ocuparse de un verdadero problema». Meuer aseveró que Fosdick abrió las puertas para que la filosofía y la psicología inundaran el púlpito moderno con incredulidad.

La filosofía de Fosdick suena alarmantemente parecida al consejo ofrecido en una reciente publicación acerca de la relevancia en la predica ción contemporánea:

Las personas que no asisten a la iglesia hoy en día son los consumidores definitivos. Quizás no nos guste, pero por cada sermón que predicamos, ellos preguntan: «¿Estoy interesado en ese tema o no?» Si no lo están, no importa cuán efectiva sea su exposición; sus mentes se marcharán.

La conclusión implicada es que los pastores deben predicar lo que el pueblo desee escuchar en lugar de lo que Dios ha proclamado. Ese consejo activa la alarma de 2 Timoteo 4.3, que advierte: «Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias».

¿Cuál es la respuesta adecuada? Declaramos que estriba en el redescubrimiento y la reafirmación de la predicación expositiva para la generación venidera de predicadores que enfrentarán todas las oportunidades espirituales y los obstáculos satánicos de un nuevo milenio. Concordamos con la evaluación de Walter Kaiser:

Independientemente de qué nuevas directrices y énfasis se ofrezcan con regularidad, lo que hace falta, sobre todo, para hacer que la Iglesia sea más práctica, auténtica y efectiva, es una declaración de las Escrituras con un nuevo propósito, pasión y poder.

Otra visita a la escritura

Cuando surgen advertencias contra el alejamiento de la predicación bíblica, la única respuesta razonable es un regreso a las raíces bíblicas de la predicación para reafirmar su naturaleza esencial. Al reevaluar la heren cia de la proclamación bíblica surgen dos elementos: los mandatos a predicar y la manera de predicar.

Mandatos a predicar

Los evangelios, Hechos, las epístolas y Apocalipsis proveen muchos ejemplos así como exhortaciones a predicar la verdad en cumplimiento de la voluntad de Dios. Cinco mandatos significativos representan la extensa cantidad de pasajes como recordatorio del legado apostólico y la reafirmación de la autoridad bíblica para la predicación basada en la Biblia.

Mateo 28.19-20: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».

1 Timoteo 4.13: «Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza».

2 Timoteo 2.2: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros».

2 Timoteo 4.2: «Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fue ra de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctri na».

Tito 2.1: «Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina».

La manera de predicar

En su discusión de [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (kerysso, que significa «yo predico» o «yo proclamo»), Friedrich señala al menos treinta tres diferentes verbos empleados por los escritores neotestamentarios para representar la riqueza de la predicación bíblica. En la siguiente discusión, se examinan brevemen te las cuatro más prominentes.

Kerysso se usa generalmente a través de los evangelios, Hechos y las epístolas. Juan el Bautista (Mt 3.1), Jesús (Mt 4.17) y Pablo (Hch 28.31) se involucraron en la acción de predicar tal y como lo indica este verbo. Pablo le encomendó esta misma actividad a Timoteo, al decirle que predicara la Palabra (2 Ti 4.2).

[TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (euaggelizo, que significa «yo predico el evangelio») es prácticamente intercambiable con kerysso (Lc 8.1; Hch 8.4-5). Pablo y Bernabé predicaron las buenas nuevas de la Palabra del Señor (Hch 15.35).

[TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII], (martyreo, que significa «yo testifico» o «yo doy testimonio ») es un término legal que representa la comunicación de la verdad de parte de alguien que tiene conocimiento de primera mano. Juan el Bautista testificó acerca de la Luz (Jn 1.7-8) y Juan el apóstol acerca de la Palabra de Dios (Ap 1.2).

[TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII], (didasko, que significa «yo enseño») se concentra en el propósito y el contenido del mensaje trasmitido, sin excluir elementos de los tres verbos anteriores. Jesús les mandó, como parte de la Gran Comisión, a sus discípulos a que enseñaran (Mt 28.20). Pablo le recomendó la enseñanza a Timoteo (1 Ti 6.2 Y 2 Ti 2.2). A veces la enseñanza es asociada con kryss (Mt 11.1) y euaggeliz (Hch 5.42). El contenido de lo que se enseña se concentra en el camino de Dios (Mt 22.16) y la Palabra de Dios (Hch 18.11).

Además de estos cuatro prominentes términos, hay muchos otros que mejoran significativamente la forma bíblica de comunicar la Palabra de Dios. Por ejemplo, en Hechos 8.31 el eunuco etíope invitó a Felipe a «guiar(lo)» o «dirigir(lo)» ([TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] [hodegeo]) a través de Isaías 53. Pablo «explicó» o «aclaró» ([TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] [ektithemi]) el Reino de Dios (Hch 28.23; cf. 18.26). Pablo le dijo a Timoteo que él debía «confiar» o «entregar» ([TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] [paratithemi]) lo que había escuchado de parte de Pablo a hombres fieles para que ellos también pudieran enseñárselo a otros (2 Ti 2.2).

El diálogo de Jesús con los dos discípulos en el camino a Emaús añade otras dimensiones a la predicación bíblica. Él «explicó» o «interpretó» ([TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] [diermeneuo]) las cosas acerca de sí en el Antiguo Testamento, desde Moisés hasta los profetas (Lc 24.27). Ellos, a su vez, se maravillaron de la manera en la cual Él había «abierto» o «explicado» ([TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] [dianoigo]) las Escrituras (Lc 24.32; cf. 24.45).

Seria provechoso estudiar otras palabras como [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (anaggello, que significa «yo anuncio» o «yo declaro») en Hechos 20.27; [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (anaginosko, que significa «yo leo») en 1 Timoteo 4.13; [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (parakaleo, que significa «yo exhorto, consuelo» en 1 Timoteo 4.13; [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (exegeomai, «yo declaro») en Hechos 15.12; [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (laleo, «yo hablo») en Juan 3.34; [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (dialegomai, «yo discuto, debato») en Hechos 17.17; y [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] (phtheggomai, «yo expreso») en Hechos 4.18. Empero este breve resumen basta para concluir que un vínculo común en todos los términos bíblicos en sus contextos es un enfoque en las cosas de Dios y la Escritura como algo exclusivamente central en el mensaje del predicador. Indudablemente, esta característica señala la singularidad de la predica ción bíblica. Un contenido bíblico y teológico es el sine qua non, o calidad indispensable, de la proclamación neotestamentaria.

Con este fundamento bíblico, es posible una identificación del modo contemporáneo de la predicación neotestamentaria.

Cómo definir la predicación expositiva

Las discusiones acerca de la predicación la dividen en tres tipos: temática, textual y expositiva. Los mensajes temáticos casi siempre combinan una serie de versículos bíblicos que están vagamente conectados con un asunto. La predicación textual usa un texto breve o pasaje que por lo general sirve como portal hacia el tema que el predicador decide enfrentar. Ninguno de estos métodos representa un esfuerzo serio para interpretar, entender, explicar o aplicar la verdad de Dios en el contexto de la Escritura utilizada.

En contraste con esto, la predicación expositiva se concentra primordialmente en el texto bajo consideración junto con su contexto(s). La exposición normalmente se concentra en un texto de la Escritura, pero algunas veces es posible que un mensaje temático-teológico o históricobio gráfico sea de naturaleza expositiva. Una exposición puede ocuparse de cualquier texto independientemente de cuán extenso sea.

Una forma de aclarar la predicación expositiva es identificar lo que no es:

1. No es un comentario de palabra en palabra ni versículo en versículo sin unidad, bosquejo o dirección dominante.

2. No son comentarios erráticos ni declaraciones casuales acerca de un pasaje sin el trasfondo de una exégesis exhaustiva y un orden lógico.

3. No es una masa de sugerencias desconectadas e inferencias basadas en el significado superficial de un pasaje que no se apoyan en un estudio profundo del texto.

4. No es pura exégesis, independientemente de cuán erudita sea, si le falta un tema, una tesis, un bosquejo o un desarrollo.

5. No es un mero bosquejo estructural de un pasaje con varios comentarios de apoyo pero sin otros elementos retóricos y homiléticos.

6. No es una homilía temática que utiliza algunas secciones del pasaje, pero que omite la discusión de otras partes de igual importancia.

7. No una colección desmenuzada de hallazgos gramaticales y citas de comentarios sin la fusión de estos elementos en un mensaje suave, fluido, interesante y motivador.

8. No una discusión de Escuela Dominical que tiene un bosquejo del contenido, que es informal y ferviente, pero que le falta estructura homilética e ingredientes retóricos.

9. No una lectura bíblica que vincula varios pasajes esparcidos que tratan un tema común, pero que no logra manejar ninguno de ellos de manera completa, gramática y contextual.

10. No es la común charla devocional que se da en una reunión de oración que combina comentarios generales, declaraciones erráticas sugerencias desconectadas y reacciones personales en una discusión parcialmente inspiradora pero que no tiene el beneficio del estudio exegético-con textual básico ni los elementos de persuasión.

Antes de continuar adelante, considere el grupo de palabras «exponer, exposición, expositor, expositivo». Según el diccionario, una exposición es un discurso para presentar información o explicar lo que es difícil de entender. Aplicar esta idea a la predicación requiere que un expositor sea alguien que detalle la Escritura exponiendo el texto a la luz pública para establecer su significado, explicar lo que resulta difícil de entender y emplearlo de manera apropiada.

El entendimiento de Juan Calvino, que tiene muchos siglos de edad, de la exposición es muy parecido:

Primero que todo, Calvino entendió la predicación como una explicación de la Escritura. Las palabras de la Escritura son la fuente y el contenido de la predicación. Como expositor, Calvino introdujo a la tarea de la predicación toda la capacidad de un erudito humanista. Como intérprete, Calvino explicó el texto buscando su significado natural, auténtico y bíblico [...] La predicación no sólo es la explicación de la Escritura, sino que también es la aplicación de la Escritura. Así como Calvino explicó la Escritura palabra por palabra, así mismo aplicó la Escritura oración por oración a la vida y la experiencia de su congre gación.

(Continues...)



Excerpted from La Predicación by John MacArthur Copyright © 2009 by Grupo Nelson. Excerpted by permission of Grupo Nelson. All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.
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Table of Contents

Contents

Prefacio....................7
Introducción....................11
1. El redescubrimiento de la predicación expositiva Richard L. Mayhue....................19
2. El mandato de la infalibilidad bíblica: la predicación expositiva John MacArthur, Jr....................39
3. Historia de la predicación expositiva James F. Stitzinger....................53
4. La prioridad de la oración y la predicación expositiva James E. Rosscup....................81
5. El hombre de Dios y la predicación expositiva John MacArthur....................105
6. El Espíritu de Dios y la predicación expositiva John MacArthur, Jr....................123
7. La hermenéutica y la predicación expositiva James E. Rosscup....................141
8. La exégesis y la predicación expositiva Robert L. Thomas....................161
9. El análisis gramatical y la predicación expositiva George J. Zemek....................179
10. Herramientas de estudio para la predicación expositiva James F. Stitzinger....................203
11. Un método de estudio para la predicación expositiva John MacArthur, Jr....................235
12. Ideas centrales, bosquejos y títulos Donald G. McDougall....................253
13. Introducciones, ilustraciones y conclusiones Richard L. Mayhue....................271
14. Mensajes expositivos temáticos, teológicos, históricos y biográficos Irvin A. Busenitz....................285
15. La predicación expositiva en base a la narración del Antiguo Testamento David C. Deuel....................305
16. De la exégesis a la exposición John MacArthur, Jr....................323
17. Las traducciones bíblicas y la predicación expositiva Robert L. Thomas....................339
18. Presentación de la exposición John MacArthur, Jr....................353
19. Preguntas frecuentes acerca de la predicación expositiva John MacArthur, Jr....................367
Epílogo: La responsabilidad del oyente....................383
Lectura adicional....................391
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