En esta segunda novela Valentín Mendoza pone en juego nuevos recursos de sus naturales dotes de narrador de largo aliento. Esta vez el autor nos conduce de la mano a través de una galería de tipos humanos y de eventos cargados de fuerte trascendencia social. Sin embargo, el dibujo de los personajes y de sus circunstancias es tan delicado y sutil que en ningún momento percibe el lector el asomo de la ideología en que se apoya la tesis que justifi ca la construcción del relato. Vale destacar el papel que juegan las mujeres en la confi guración de la historia y muy en particular, la fe en la nobleza del espíritu humano.
